Fundado en 1910

30 de abril de 2024

Chuck Feeney

Pascal Perich / Getty Images

'Chuck' Feeney (1931-2023)

El magnate que financiaba al Ira y al castrismo

Multimillonario gracias a un excepcional olfato que le permitió detectar antes que otros el potencial de las tiendas libres de impuestos

chuck feeney
Nació en Elizabeth (New Jersey) el 23 de abril de 1931 y falleció en San Francisco el 9 de octubre de 2023

Charles Francis Feeney

Amasó una de las principales fortunas contemporáneas de Estados Unidos, cuya práctica totalidad fue destinada a la filantropía.

La aventura empresarial de Charles «Chuck» Feeney comenzó a mediados de los cincuenta cuando, junto con su compañero de promoción de la Universidad Cornell, Robert Warren Miller –padre de la Princesa Marie-Chantal de Grecia–, empezó a vender licor libre de impuestos a los militares norteamericanos desplegados en varios países de Asia. Era, además, la época en que el prometedor negocio de las tiendas «duty free» en los aeropuertos se encontraba en su fase embrionaria. Feeney y Miller apostaron por la tendencia; primero, diversificando la oferta mediante el tabaco y los automóviles y, más adelante –otro acierto– haciendo de Hong Kong la base de sus operaciones.
Así nació Duty Free Shoppers Group, cuya constante expansión por los cinco continentes generó unos beneficios que Feeney y Miller invirtieron en hoteles, inversiones inmobiliarias, comercio minorista y sectores emergentes, como el tecnológico. El infalible olfato que ambos afinaron les permitió amasar colosales fortunas. Baste decir que, a mediados de los ochenta, Feeney disponía de residencias en Nueva York, Aspen –la más lujosa de las estaciones de esquí estadounidenses, sita en Colorado–, Londres, París y la Costa Azul.
Sin embargo, se dio cuenta que no era ese el sentido que pretendía dar al resto de su existencia. Mientras Miller y los suyos optaron por brillar en sociedad –lograron el objetivo con creces–, Feeney se decantó por la filantropía. En la más pura tradición norteamericana. Pero a gran escala: se calcula que en tres décadas se desprendió de alrededor de 8.000 millones de dólares. «Más allá de todas las expectativas. Más allá de todo merecimiento, por así decirlo. Simplemente llegué a la conclusión conmigo mismo de que el dinero, la compra de barcos y demás florituras no me atraían», llegó a declarar en una entrevista incluida en una biografía.
Si bien una importante porción de su generosidad fue a parar –de nuevo la tradición norteamericana– a las instituciones en las que se formó –la Cornell recibió en torno a mil millones de dólares en sucesivas donaciones–, otras vertientes de su filantropía son más criticables. Feeney, de ascendencia católica irlandesa, dedicó ingentes cantidades a la causa del IRA y ejerció la suficiente influencia como para que, en 1994, la Administración Clinton diese su brazo a torcer y terminase otorgando un visado a Gerry Adams, a la sazón líder de un Sinn Fein que seguía sin condenar el terrorismo.
No se detuvo ahí su fascinación con los enemigos de Estados Unidos: además de impulsar varios proyectos en Vietnam, colaboró estrechamente con la dictadura comunista cubana para «potenciar su sistema de salud», lo cual equivalía a reconocer que el castrismo no lo estaba haciendo bien en uno de los ámbitos en los que más presumía, y «para mejorar las relaciones entre ambos países». Esas intenciones se plasmaron, por ejemplo, en un chorro que duró 15 años y que ascendió a 68 millones de dólares. Uno de sus principales destinatarios, según el medio opositor ADN Cuba, fue el centro de salud sexual dirigido por Mariela, una de las hijas de Raúl Castro.
Feeney, en lo tocante a su vida personal, fue coherente con el compromiso adquirido y terminó sus días en un sencillo apartamento de dos habitaciones en San Francisco, con dos millones de dólares y tras haber repartido una pequeña parte de su riqueza entre sus hijos. El resto, para lo que él entendía por bien común.
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