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Al bate y sin guanteZoé Valdés

¿Quién detrás?

Lo que hay detrás de Pedro Sánchez es el antisemitismo que llevan los comunistas en la sangre y en las tripas, como también lo llevan inscrito en 'leur peau' (en su piel) los comunistas franceses, liderados por Jean-Luc Mélénchon

Actualizada 01:30

Pueden estar convencidos de que Pedro Sánchez no actúa en solitario y que la mayoría de las veces lo hace bajo órdenes siniestras de la izquierda internacional (profundamente antisemita) y sus manejadores.

No, Sánchez no actúa por sí mismo, y mucho menos vigilando por los intereses de España.

Sánchez es un comunista, lo fue siempre, y como todos los comunistas es un psicópata, como bien lo ha descrito Rosa Díez en su libro. Pero no es al revés, lo primero en Sánchez es el comunismo, secundado muy bien y muy acompasado por su psicopatía.

Mientras la mayoría de los más importantes líderes mundiales han ido a reunirse con Benjamín Netanyahu en Israel, tras la masacre cometida en ese país por Hamas, organización terrorista que lidera en Gaza, Pedro Sánchez ha ido al Cairo a reunirse con Mahmud Abbas, presidente de la autoridad Palestina, como podrán ver en ese vídeo, en el que el lenguaje corporal del autócrata español lo dice todo.

El que no sepa a estas alturas quién es verdaderamente Mahmud Abbas, mejor que se abstenga de seguir leyendo, pero entre Netanyahu y Abbas no hay retrato que valga: Netanyahu. Aunque no sea de su aprecio; para mí lo es, inclusive si discrepo en algunas cosas socialistoides de esa derecha israelí.

Pudiera suceder que a las autoridades israelíes no les interese ni un rábano reunirse con el presidente de un Gobierno abiertamente hostil a Israel, como se ha podido observar recientemente; o, también, lo segundo, que es lo que presiento, que al único presidente europeo al que saben que le pueden ordenar esa tarea desde las élites comunistas, en nombre del pueblo español, de entregarse con las patas encarranchadas a los palestinos, sea ni más ni menos Sánchez, tal como ha sucedido.

El sujeto, un inútil redomado, ha echado mano de un nivel de ignorancia histórica que da, vergüenza no, lo siguiente. Ha exigido por ahí por donde llega y se arrellana, la existencia del Estado palestino.

Ignorancia reafirmo, porque Israel no es culpable de la no existencia del Estado palestino; al contrario. Sólo estudien, verifiquen, viajen, y lleguen a la verdad por las vías tradicionales de la sabiduría.

Los culpables son los mismos palestinos que se negaron a ser Estado con tal de no reconocer al otro Estado, el de Israel; y así llevamos el retongonal de años de inconsciencia y ausencia de compasión. Pero, el autor de la Ley de Memoria Democrática no sólo es un déspota analfaburro, por no llamarlo indecente totalitario, que ni se entera ni le interesa enterarse, además es un aguerrido malvado del género de Fidel Castro, que en lugar de barba luce un cutis barroso y unas mandíbulas apretadas, las que sólo se aflojan y se relajan frente a los terroristas y los golpistas.

A fuerza de reunirse con golpistas y terroristas, el energúmeno traidor se convierte en uno de ellos. Aunque pudiera no me refiero aquí a Sánchez, pero a punto está de transformarse en lo que fuere, con tal de amasar el poder y de no levantar el nalgatorio del Falcon.

Varios periodistas han señalado en las redes sociales que el absolutista debiera andar ahora con pies de plomo frente a Israel, porque Pegasus es un sistema de espionaje inventado y manejado por el Mossad, el móvil de Begoña Gómez, Marruecos, etcétera… Pero al tipo no lo detiene ni eso, con tal de que le vuelvan a facilitar el poder; es muy probable que se haya blindado con relación a cualquier cosa que pudieran atribuirle y hasta probarle, como es el caso con sus repetitivos «cambios de opinión» en la política de su propio país.

Entonces, la pregunta es: ¿quién está detrás de Pedro Sánchez y de su gobierno antisemita? No se trata de Georges Soros, como algunos piensan. De ninguna manera y de todos modos el dinero ya lo tendrá de su parte. Lo que hay detrás de Pedro Sánchez es el antisemitismo que llevan los comunistas en la sangre y en las tripas, como también lo llevan inscrito en leur peau (en su piel) los comunistas franceses, liderados por Jean-Luc Mélénchon.

¿Vergüenza, honte, shame? Ninguna, nada de eso, como bien ha descrito en su soberbio artículo publicado Michel Onfray, en Le Figaro Magazine, publicado el domingo pasado, el comunismo y ahora el islamoizquierdismo, con su fuerza devastadora, los ampara y los encumbra frente al mal de toda suerte.

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