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18 de mayo de 2024

LiberalidadesJuan Carlos Girauta

Pseudopresidente

El intento de presentar a El Debate como un pseudomedio constituye prueba principal de la grosería, estupidez y autoritarismo de Sánchez y su banda

Actualizada 01:30

A las majorettes de Sánchez no les deseo censuras ni cierres. ¿Con que íbamos a divertirnos? Y una vez reídos, ¿cómo íbamos a seguir el curso de la desintegración de valores milenarios y de principios centenarios? Solo un pseudopresidente de un pseudogobierno se puede sentir tan inseguro como para pisotear a la vez tres ingredientes definitorios de un Estado democrático de Derecho: jueces independientes, prensa libre y oposición.
Hay élites silentes, altos y altísimos dignatarios paralizados, lo que resulta bastante deprimente. A otros no les cuesta tanto describir lo que sucede en sus justos términos. Así el fiscal del Supremo sobre el Pseudofiscal General del Estado, García Ortiz, en la memorable alocución del «no le tenemos ningún respeto». Un fiscal de verdad no puede respetar a un pseudofiscal. ¿Cómo se distinguen? Fácil: el de verdad solo atiende al principio de legalidad, no a los intereses políticos del Ejecutivo ni a los personales del su presidente.
Más que el periodismo, practico el género literario del columnismo en el principal diario de ese gran espacio que es la intersección del liberalismo y el humanismo cristiano. Así que no es por corporativismo que deploro el ataque del triste sanchismo a El Debate, a su director, y a otros medios dedicados a practicar el periodismo, es decir, a controlar al poder ejerciendo las libertades de información y de opinión, sin las cuales la democracia es palabra vacía. Es por la defensa de tales libertades y derechos, por supuesto, pero sobre todo porque soy libre, y basta que me quieran callar para que hable el doble. A cada componente de la tripulación de este barco le mueve el mismo espíritu. El intento de presentar a El Debate como un pseudomedio constituye prueba principal de la grosería, estupidez y autoritarismo de Sánchez y su banda. ¿Creen que nos van a arredrar? ¿Creen que algún lector de diarios desconoce el prestigio de Bieito Rubido? Hasta la banda de Sánchez sabe que con El Debate pinchan en hueso. Lo que sí pueden hacer es sembrar la mentira y el odio entre sus hooligans.
Pero, para desgracia del autócrata, sus hooligans son pocos, muchos menos de los que él creía. De ahí la inverosimilitud del relato que anda contando por los medios del régimen sobre su última pájara, sobre el último capítulo del autogolpe, sobre el parto de los montes que fue su amago de dimisión. Su relato es inverosímil desde el momento en que sostiene que iba a renunciar pero al final lo descartó por las movilizaciones sociales de adhesión. No las hubo. Lo sabe él, lo sabe la parienta, a la que ha colocado bajo la sombra de la corrupción en todos los medios del mundo (qué jugada maestra), lo saben sus majorettes mediáticas. A las excursiones de autocar, pantalla y bocadillo no fue ni el Tato. Se le ha visto el farol, se ha puesto en ridículo. Para disimular, nos enemista con un país hermano vía gañán. ¿Callarnos? Espera que lo pienso… No. Cállate tú.
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