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HorizonteRamón Pérez-Maura

Marginar a España en el mundo

Parece evidente que cuando se hace una mención al «genocidio» se está buscando provocar una reacción del Consejo de Seguridad. Pero también es muy probable que se consiga garantizar la oposición de Estados Unidos, que jamás aceptará una condena así a Israel

Sánchez está consiguiendo que España se convierta en un actor marginal en la escena internacional. En primer lugar, marginando el papel del Rey al que ¡al fin! van a permitir recibir una visita de Estado. Será la próxima semana el Sultán de Omán, país por el que tengo devoción, pero no es exactamente una gran potencia.

Lo cierto es que España no cuenta hoy en las grandes reuniones europeas en que se intenta fijar posiciones en Ucrania, frente a los aranceles o ante China. Ante China España está ya del otro lado gracias a las eficaces gestiones de José Luis Rodríguez Zapatero. Y en el resto del mundo, nuestros mejores aliados son Cuba y Venezuela. Estamos que nos salimos.

El pasado miércoles Sánchez agravó nuestra situación al declarar en las Cortes que Israel es un Estado genocida. Y dos huevos duros. Si el señor presidente del Gobierno cree que Israel está practicando un genocidio, lo menos que puede hacer es atribuírselo al Gobierno de Israel y no a todos los israelíes que forman el Estado de Israel. Pero para Sánchez eso debe de ser una minucia.

En este contexto tiene mucho interés el informe que presentó el británico Tom Fletcher, que es el coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, ante el Consejo de Seguridad el 13 de mayo de 2025, sobre la situación humanitaria en Gaza y Cisjordania. Fletcher describe con precisión la magnitud de la crisis, pero su narrativa carece de un análisis equilibrado de las responsabilidades compartidas. Hamás, como grupo terrorista, no solo inició el conflicto actual, sino que su estrategia de operar desde áreas civiles agrava el sufrimiento de la población. La omisión de este contexto reduce la credibilidad del informe ante quienes buscan una evaluación objetiva. Pero no parece que lo reduzca para Sánchez.

La referencia de Fletcher a un «posible genocidio» está políticamente cargada y se basa en un fallo preliminar en el año 2024 de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que ordenó a Israel prevenir actos genocidas. Pero no hay un veredicto final de la CIJ que confirme genocidio, y la acusación depende de probar la intención de perpetrarlo, lo que, cuando menos es jurídicamente complejo. Fletcher no proporciona evidencia específica de intención genocida, lo que debilita su argumento.

Parece evidente que cuando se hace una mención al «genocidio» se está buscando provocar una reacción del Consejo de Seguridad. Pero también es muy probable que se consiga garantizar la oposición de Estados Unidos, que jamás aceptará una condena así a Israel. Por otra parte, Fletcher parece ignorar las reiteradas violaciones de Hamás, como los ataques del 7 de octubre o el lanzamiento de cohetes indiscriminados contra Israel, que también violan el derecho internacional. Y con omisiones así, la parcialidad del informe Fletcher es más que evidente.

Para quienes quieran avalar la acusación de genocidio lanzada por Sánchez con el informe presentado por Fletcher ante el Consejo de Seguridad permítanme decir que la destrucción de infraestructura civil es innegable, pero la narrativa de Fletcher ignora la complejidad operativa de combatir a un grupo terrorista atrincherado en áreas urbanas. Y ésa es la realidad a la que tiene que hacer frente Israel desde los ataques de Hamas del 7 de octubre. Unos hechos frente a los que nuestro Gobierno también consigue marginarnos ante el mundo.