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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Ángel Víctor, calienta que sales

A la espera de que lo demuestre, el comisionista asegura que el ministro –«Rudolph» para los compinches– le reclamó cuando era presidente canario, y a través de Koldo García, una mordida de 50.000 euros por la adjudicación de material sanitario a la mercantil Soluciones de Gestión

El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, estaba el domingo riendo a mandíbula batiente en los actos de la Fiesta Nacional. Reía quizá por no llorar. Porque la UCO le pisa los talones por una actuación altamente comprometida de cuando era presidente de Canarias. Es evidente que, si el exbarón cae, a Moncloa le surge otro problema gordo que añadir a los escándalos de sus dos últimos secretarios de Organización, uno ya en la trena y otro que hoy sabrá si sigue sus pasos, una vez que el Supremo no ha tragado con la maniobra de dilación de cambiar de letrado. Estamos hablando de un ministro en activo. Porque este licenciado en Filología Hispánica y profesor de instituto hasta que con 33 años entró en política como concejal de su pueblo grancanario, Arucas, y alcalde después, tiene una espada de Damocles llamada Ábalos. Y Sánchez otra llamado Torres.

Cuando la red corrupta intentó ampliar su radio de acción lo hizo en aquellos territorios donde el presidente autonómico era sanchista. Por eso negoció con las Islas Baleares de Francina Armengol y con las Canarias de Torres. Allí los acólitos del presidente fueron sensibles a los intereses espurios de los corruptos, porque sabían que detrás de las peticiones de Koldo estaba la mano derecha y ministro plenipotenciario de Sánchez. Cuando a Torres le preguntaron en la comisión del Congreso sobre sus contratos de mascarillas con Koldo dijo que no recordaba relaciones con los empresarios salpicados. Luego tuvo que desdecirse en el Senado; no había hablado con el guardaespaldas del titular de Transportes de mascarillas, pero sí de PCR. De hecho, bajo su mandato, el servicio insular de Salud pagó 6,8 millones por mascarillas y la mayoría no cumplió con los requisitos sanitarios, como denunció la Audiencia de Cuentas canaria. El hoy ministro no rescindió el contrato, sino que negoció una rebaja. El magistrado de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, tiene la lupa sobre él y va a estudiar el trabajo de la Guardia Civil por ver si hay suficientes indicios delictivos contra el todavía ministro, lo que le obligaría a solicitar con una exposición razonada su imputación al Supremo, previa concesión del suplicatorio por el Congreso de los Diputados.

El retrato que Víctor de Aldama lleva haciendo desde hace meses de su tocayo Torres es abracadabrante. A la espera de que lo demuestre, el comisionista asegura que el ministro –«Rudolph» para los compinches– le reclamó cuando era presidente canario, y a través de Koldo García, una mordida de 50.000 euros por la adjudicación de material sanitario a la mercantil Soluciones de Gestión. Además de un segundo contrato sanitario con otra empresa implicada para surtir de test PCR a los hospitales públicos. En las conversaciones de Aldama y Koldo, volcadas por la UCO, el primero le dice al hombre para todo de Ábalos que Torres «es muy importante y nos debe una grandísima». El intermediario se refiere a las gestiones que habría realizado con anterioridad facilitando pisos para encuentros de diversa naturaleza en los que participaba Torres junto a otras personas. Citas que se desarrollaban recurrentemente en un piso de la calle Atocha, según Aldama. En la mejor senda de su amigo Ábalos, lo que sería otro golpe a la línea de flotación del «feminismo» impostado del PSOE. Todo ello ha sido negado por el ministro canario.

Torres, que jugó en el equipo de fútbol del Arucas, lo ha sido todo en la política canaria. Concejal, alcalde, jefe de la oposición, vicepresidente primero y presidente en 2019 hasta que, en las elecciones de 2023, un acuerdo entre la Coalición Canaria de Fernando Clavijo y el PP le desalojaron del poder, tras haber ganado las autonómicas. Cuando perdió la Presidencia, Sánchez quiso recompensarlo incluyéndolo en las listas nacionales del 23 de julio, pero Torres prefirió quedarse unos meses en la oposición canaria y desde allí rindió servicios cruciales a su jefe. Él fue el que negoció y consiguió el voto del diputado de CC en la investidura de Sánchez y el apoyo en el Congreso de este partido a todas sus leyes, excepto a la de amnistía. Así que, en la conformación del nuevo Ejecutivo, el presidente no dudó en nombrarlo ministro.

Cuentan que Torres quiere volver a ser jefe insular después de los comicios generales, sean cuando sean. Todo ello, claro, si la UCO y el juez Moreno no le sacan al campo.