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Desde la almenaAna Samboal

Castillo de naipes

Santos Cerdán, uno de los suyos, acaba de admitir en sede parlamentaria que no descarta la financiación ilegal del PSOE. El mismo día en que un juez de la Audiencia Nacional confirma que hay sólidos indicios de delito. Koldo y Ábalos advierten desde la celda, en entrevistas grabadas, que pueden hablar el día menos pensado

Koldo fue la primera pieza que saltó. Muchos meses después, Ábalos. Hubo que esperar menos tiempo para ver a Santos Cerdán entrar en prisión. Y, en estas dos últimas semanas, en cuestión de días, han caído el expresidente de la SEPI, la inefable Leire Díez y los supuestos empresarios que colocan en el centro de la diana de los investigadores bajo mandato judicial a José Luis Rodríguez Zapatero. Con la Guardia Civil tirando de los hilos que van saltando, la tela de araña tejida de intereses personales y económicos, ambiciones de poder y avaricia en torno al Gobierno del PSOE, tiene ya tantos agujeros que amenaza con colapsar en el momento menos pensado. A los más entusiastas antisanchistas –que ya son legión– se les está haciendo larga la espera, pero las tareas de desmantelamiento se aceleran a ojos vista y ya nadie descarta que pueden desmoronarse estrepitosamente, a la velocidad a la que cae un castillo de naipes.

Aunque acostumbra a dominar el escenario con soltura, el presidente se traba al leer los discursos, se sorprende desagradablemente ante las preguntas de algunos periodistas. No está acostumbrado al contacto con la realidad. Y las gracietas o los bostezos preparados para impactar solo son un apunte a pie de página, ya no copan titulares ni ocupan horas de tertulia. A Pedro, los suyos, ya no le ríen las supuestas gracias en los mítines. Sabe, porque son ya muchos años con carné de afiliado al partido, que los propios son los primeros en huir del barco cuando amenaza con irse a pique. No es maldad, solo se trata de asegurar el sustento. El día que se certifique su final político, hará tiempo que no quede nadie a su vera. O a lo mejor ya han elegido bando. ¿Se mantienen Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero alineados o han comenzado a divergir sus intereses? El hombre que disfrazado de Bambi nos engañó a todos, trata de borrar las huellas que afloran en El Debate. Y un animal que se sabe acorralado es peligroso.

Están nerviosos. Cualquier organización criminal, y esta lo es, a tenor de los autos judiciales, acaba por descubrirse cuando sospecha que hay traidores o topos entre sus filas. Santos Cerdán, uno de los suyos, acaba de admitir en sede parlamentaria que no descarta la financiación ilegal del PSOE. El mismo día en que un juez de la Audiencia Nacional confirma que hay sólidos indicios de delito. Koldo y Ábalos advierten desde la celda, en entrevistas grabadas, que pueden hablar el día menos pensado. Nadie ha tirado de la manta todavía. Al menos, no tenemos noticia de ello. Pero el cerco se estrecha y el día en el que jefe caiga todo puede saltar por los aires. Solo queda por saber si el jefe, la viga que sostiene el castillo de poder, es Pedro Sánchez o José Luis Rodríguez Zapatero.