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10 de mayo de 2024

Cartas al director

La incapacidad para dimitir. Enfermedad política

En la política, española en especial, existe un defecto o enfermedad congénita, conocida con el nombre científico de incapacidad de dimitir.
Lo más grave de esa situación es que dicha enfermedad es conocida por todos antes de tomar la decisión de dedicarse a la política y comenzar a ser político.
Está claro, pues, que todos ellos entienden como normal el hecho de la no dimisión, sea por hechos con responsabilidad personal o sea por situaciones derivadas de actuaciones de personas bajo su responsabilidad.
En estos casos, En España no es cierto aquel dicho de machado, «caminante no hay camino, se hace camino al andar»... Sino que para los políticos sería «caminante sí hay camino y te acostumbrarás»
Junto a esta enfermedad congénita en los políticos, existe otra más grave: la memoria deficiente de los perjudicados.
Impotencia, desconocimiento, dejadez, miedo... No, esa enfermedad se conoce en el argot natural con el nombre de «cobardía personal y social».
Comulgaremos con ruedas de molino porque somos conformistas ante los poderosos y tenemos una memoria enfermiza: la sociedad cambia cuando se aplica la revolución.
Señor Pedro Sánchez, señores Marlaska, señor Ábalos, señora Armengol, señor Ángel Víctor Torres... Señores políticos, todos. Hay que aprender, ejemplos los hay... Simplemente hay que querer cambiar.
Necesitamos una revolución francesa, mutatis mutandis.

Ángel Alonso Pachón

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