¿Estamos preparados?

Hay economistas que avisan de una posible crisis financiera global a medio plazo. La fragmentación del orden económico mundial crea riesgos para Europa, por su dependencia del comercio internacional, y por producir menos cooperación y más enfrentamiento. Esta fractura ha provocado proteccionismo, promovido en parte por la Administración norteamericana, históricamente endeudadísima y con tipos de interés de la deuda en alza. Si las economías abiertas y el multilateralismo trajeron prosperidad, lo contrario, unido a una gran incertidumbre, nos hará menos prósperos. Además, la hegemonía del dólar y por tanto de EE.UU. se ve amenazada por la nueva forma de pago entre los BRICS+ (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y más países).

¿Estamos preparados? A una burocratizada UE le faltan fuentes de energía propias, políticas nacionales coordinadas, un ejército fiable y fortaleza tecnológica, algo que tienen EE.UU., Rusia y China, sus competidores, quienes nos han dado jaque. A esto se puede añadir el invierno demográfico, la sostenibilidad de la deuda pública y el poco valor del euro sin un respaldo detrás. Todo ello va a afectar a nuestra vida diaria: más inflación, más impuestos, menos crecimiento y una peligrosa frustración social. Con estos déficits estamos llamados a ser comparsas en esta obra de teatro del mundo, que esperamos no acabe en tragedia.