El otro terremoto
Es mucho lo que el mundo ha conseguido en relaciones internacionales en los últimos 75 años y mucho lo que puede perder como consecuencia de las medidas arancelarias de EE.UU. La actitud de algunos altos cargos de su Administración se asemeja a los directivos de una empresa con problemas graves de tesorería
La última decisión más espectacular y comentada de la Administración norteamericana es la subida de los aranceles a la importación de bienes. Se modificarán de manera distinta para cada país. Se dice que está relacionada con los problemas de la deuda, el desempleo industrial, la posición del dólar como moneda de referencia, la inmigración, la Defensa.
Estas políticas norteamericanas afectan a las relaciones comerciales internacionales, que se han ido construyendo buscando el Nuevo Orden Económico que se acordó tras la Segunda Guerra Mundial y cuyo objetivo principal era conseguir una paz duradera. Se pactó, entonces, la práctica del multilateralismo, la libertad de comercio y la consecuente eliminación paulatina de todas las barreras al mismo. Se constituyó primero el GATT (1947) y luego la Organización Mundial de Comercio (OMC) (1995). Hoy, la OMC tiene 164 países miembros y ampara alrededor del 98% del comercio mundial. China se incorporó a la OMC en 2001 y Rusia en 2012.
El multilateralismo supuso que el comercio mundial creciera 14 veces en los primeros 50 años de su vigencia. Según el Banco Mundial, el comercio mundial de bienes y servicios equivale actualmente (2022) al 30,6% del PIB mundial
En el comercio internacional se ha venido distinguiendo entre barreras arancelarias, y barreras no arancelarias. Las primeras consisten en un impuesto sobre la importación. Las segundas, las más difíciles de eliminar, consisten en las regulaciones que los países puedan seguir en materia de idioma, trámites en frontera, fiscalidad, normas técnicas, compras públicas y otras más que crean diferencias de importancia a la hora de calcular el precio final de las mercancías y de tramitar su entrega. La Unión Europea enfrentó este problema en los años 80, publicándose entonces el Libro Blanco de Delors (1986) en el que se propusieron cerca de 300 medidas para eliminar las barreras no arancelarias entre los países de la UE. Todavía no se ha conseguido eliminarlas del todo y más de un país europeo está necesitado de su revitalización.
La protección no arancelaria suele encerrar más inseguridad y riesgo que la arancelaria.
Las noticias de estos días hacen muy escasa referencia a las protecciones no arancelarias. De momento parecen acalladas pero está latente el peligro de que la situación degenere y las protecciones arancelarias acaben completándose con protecciones no arancelarias, con el correspondiente daño generalizado.
El World FactBook, reconocida fuente estadística estadounidense, cita a China como el país con mayor PIB del Mundo, le siguen, por este orden, Estados Unidos y la Unión Europea., India, Rusia, Japón, Alemania, Brasil, Indonesia, Francia y Reino Unido. España ocupa el lugar 15. (2024)
El Banco Mundial (2022), da la siguiente participación porcentual de algunas regiones y países en las importaciones mundiales: Europa y Asia Central (34,81%); Este de Asia y Pacífico (32,69%); China (14,58%); América del Norte (10,91%); Estados Unidos (8,31%); América Latina y Caribe (6,25%); Alemania (6,25%); Japón 3,48%; Corea del Sur (3,23%). España participa con el 1,58%
Los países miembros de la Unión Europea realizan, como media, alrededor del 60% de sus transacciones comerciales internacionales con los demás miembros. El otro 40%, lo realizan, mayoritariamente, con EEUU, China, Reino Unido, Suiza y Japón. China ha alcanzado hasta el 10% de las importaciones de la UE.
Consecuencias muy importantes del multilateralismo han sido: una, la ya citada del aumento del comercio mundial; la otra, la formación de cadenas de suministro o de valor. En nuestros días son muy raros, si es que los hay, los productos cuyas piezas se fabrican todas en un mismo país. De momento las medidas de la Administración norteamericana han creado un enorme revuelo en el mundo de la logística, que se refleja en los artículos de sus boletines y revistas, donde se habla de los esfuerzos para rediseñar las cadenas de suministro de modo que sus costes sean mínimos, ya que los precios de muchos productos van a quedar afectados. Más vale no pensar qué pasará si empiezan a aplicarse protecciones no arancelarias.
Llegar a los niveles de intercambio actuales ha exigido un esfuerzo de años en los que se ha ido perfeccionando cada día el modo de mejorarlos y acrecentarlos. Por ello, políticas como las anunciadas por la Administración norteamericana pueden causar también importantes daños a la multitud de relaciones de confianza que se han venido creando. La cartera de clientes es parte de la riqueza de las empresas y puede verse muy afectada por esta medidas, a las que además se les ha dado un matiz de enfrentamiento entre EE.UU., Europa, China, Canadá, con olvido de que el comercio es uno de los caminos de la paz.
Entre los informes anuales sobre la competitividad de los diferentes países, uno de los más conocidos es el del IMD (Institute Management Development). En 2025, ha dedicado un amplio espacio al análisis de la polarización y ha llegado a la conclusión, que puede aplicarse a las relaciones entre bloques, de que «los países más competitivos son aquellos que presentan más bajos niveles de polarización socioeconómica y política». El informe cita a Brasil y a España como los dos países con mayor polarización social por causas políticas del mundo.
Es mucho lo que el mundo ha conseguido en relaciones internacionales en los últimos 75 años y mucho lo que puede perder como consecuencia de las medidas arancelarias de Estados Unidos. La actitud de algunos altos cargos de su Administración se asemeja a los directivos de una empresa con problemas graves de tesorería. Las consecuencias se verán pronto pero esperemos que conduzcan a un mundo más cercano a la negociación y a la colaboración.
Andrés Muñoz Machado es doctor Ingeniero Industrial