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Larry Sanger

Larry Sanger es doctor en Filosofía y creó Wikipedia en 2001

El cofundador de Wikipedia regresa a la fe: «Fui un escéptico; por fin soy cristiano»

Larry Sanger es doctor en Filosofía y un «devoto de la racionalidad». Por eso, desde niño «hacía demasiadas preguntas», lo que le ha llevado a encontrar a Dios 35 años después en un viaje sorprendente

«he sido un devoto de la racionalidad, el escepticismo metodológico y un rigorismo algo duro y sensato (pero siempre de mente abierta)». Así se define Larry Sanger, el cofundador de la enciclopedia virtual más famosa del planeta, la Wikipedia. Sanger, doctor en Filosofía por la Universidad de Ohio, acaba de conmocionar al mundo del ateísmo y el escepticismo –del que era uno de sus miembros más ilustres y reconocidos– con un largo escrito de 46 páginas publicado hace unos días en su blog en el que declara que «por fin ha llegado el momento de confesar y explicar, de manera completa y pública, que soy cristiano».

«Tengo un doctorado en filosofía; mi formación fue en filosofía analítica, un campo dominado por ateos y agnósticos. Así que, viejos amigos y colegas que perdieron el contacto conmigo podrían sorprenderse», reconoce Sanger. Pese a ello, el doctor en Filosofía señala que «ya es hora de compartir mi testimonio debidamente» porque «estoy llamado a 'ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura'», una confesión que, sin duda, a muchos les habrá costado digerir viniendo de un antiguo escéptico. «Una de las maneras más eficaces de hacerlo es contar la historia de la conversión. Así que aquí está la mía», presenta el neoconverso.

A partir de ahí, Sanger recorre su historia vital, que guarda muchas similitudes con otros relatos de conversión de intelectuales y científicos a los que mueve una búsqueda incesante de la verdad. El filósofo aclara que, «aunque pasé más de 35 años sin creer, no intentaré presentarme como un 'enemigo de la fe' converso. Nunca lo fui; simplemente fui un escéptico». De hecho, nació en el seno de una familia luterana y se confirmó a los 12 años, pero poco después su familia dejó de frecuentar la Iglesia. «Me gustaba hacer 'demasiadas' preguntas», reconoce Sanger, que ya de niño dejaba entrever su inquieto espíritu de filósofo.

Una mala experiencia

«Como tantos otros, perdí la fe en la adolescencia», rememora, a la vez que «mi padre empezó a interesarse por las religiones de la Nueva Era». «Sin darme cuenta, probablemente dejé de creer en Dios cuando tenía 14 ó 15 años; incluso hoy me parece recordar que la creencia se fue desvaneciendo, ya que de vez en cuando reflexionaba sobre el hecho de que ya no rezaba ni iba a la iglesia», prosigue. Después le llegaría, como a tantos otros, una mala experiencia con un pastor: «Tenía 17 años. Realmente necesitaba ayuda para pensar en estas cosas. Pero el pastor no tenía respuestas claras ni contundentes. Parecía que me estaba ignorando e incluso me trataba con desprecio. Me dio la impresión de que no le importaba y, en todo caso, tuve la impresión de que se sentía amenazado por mí. Esto fue una sorpresa. El daño se hizo rápidamente: ser recibido con una indiferencia hostil por una persona que esperaba que fuera, digamos, pastoral, confirmó mi incredulidad» reconoce Sanger.

El cofundador de Wikipedia saca una interesante reflexión de este hecho de su adolescencia: «Creo que me dolió mucho que me dijeran que no debía hacer tantas preguntas. Es terrible decirle eso a un niño, porque él inferirá (como hice yo) que sólo las personas dogmáticas —que carecen de curiosidad y son incapaces de responder a preguntas difíciles— creen en Dios. Por lo tanto, esa creencia debe ser irracional. Eso es lo que pensé. Qué equivocado estaba, y cuánto tiempo me llevó descubrir mi error», lamenta Sanger.

«Pasé muchos años sin pensar mucho en Dios, Jesús o la Biblia», agrega. Hasta que sucedió algo que, para un experto en Internet como él, le llamó poderosamente la atención: «Observé a los cristianos en las redes sociales que a menudo (aunque no siempre) se comportaban con madurez y gracia, mientras que sus críticos a menudo actuaban como trolls desagradables. Algunas de mis personas favoritas también eran cristianas. Y algunas de ellas eran extremadamente inteligentes. Extraño».

Cara a cara con el mal

Más adelante, un episodio terriblemente siniestro le llevó, paradójicamente a buscar con más ahínco el bien. «En 2019, los horrores del caso de Jeffrey Epstein estaban saliendo a la luz, y yo había descubierto que ha habido grupos de personas poderosas, ricas y famosas que sistemáticamente violaron a niños», recuerda. «Al mismo tiempo, empecé a preguntarme si algunas de esas personas tendrían un gran interés por lo oculto, un tema que nunca me había interesado en lo más mínimo» pero que, a partir de ese momento, comenzó a investigar para tratar de encajar esa pieza del rompecabezas. «Apenas diez años antes me habría burlado» de esas «prácticas infernales», reconoce, pero a partir de entonces «quería que esas puertas al mal, si las había, permanecieran firmemente cerradas».

En diciembre de 2020, «estaba buscando algo para leer antes de dormir». «¿Por qué no la Biblia?», se preguntó. «Así que decidí empezarla», relata. «Cuando me esforcé por comprenderla, descubrí que la Biblia era mucho más interesante y —para mi sorpresa y consternación— coherente de lo que esperaba», confiesa. «Me sentí realmente avergonzado al darme cuenta de que, a pesar de tener un doctorado en filosofía, nunca había entendido realmente qué es la teología», reconoce.

«Algo parecido a la oración»

La lectura de la Biblia le llevó a un segundo estadio: «Empecé a 'hablar con Dios', bastante pronto. Fue algo experimental». «Después de haber perdido la fe cuando era niño, seguí fingiendo de vez en cuando que dialogaba con un ser sumamente sabio sobre diversos temas de mi vida. Era una especie de terapia, una especie de juego de simulación con un amigo imaginario (así es más o menos como me lo planteo)», explica Sanger. «Así que ahora lo hacía de forma más explícita, pero con Dios, siendo consciente, por supuesto, de que esto se parecía sospechosamente a la oración», prosigue.

Poco a poco fue condensando las nuevas ideas que iba aprendiendo y las ponía por escrito en su blog, lo que hacía sospechar a sus miles de seguidores que se encontraba transitando hacia el cristianismo: «Me parece innecesaria la idea de que existe una importante disputa entre ser 'salvado por la fe' y ser 'salvado por las obras'. Somos salvados por Dios, al ser tocados por Jesús a través del Espíritu Santo y al ser hechos puros y santos, 'apartados' del mal del mundo y de nuestro propio pecado, y por eso hacemos buenas obras», escribió, sintetizando oportunamente la clásica disputa que separa a católicos y protestantes desde la época de Martín Lutero.

«¿Qué estoy haciendo?»

A pesar de sus descubrimientos, «hubo un período de dos o tres meses en el que me habría sentido incómodo si alguien me hubiera preguntado: ¿Cree usted en Dios?». «Supongo que esto me convirtió en agnóstico, pero ahora estaba cada vez más dispuesto a creer, e incluso a admitir la creencia ante mí mismo», reconoce. Las dudas, sin embargo, no desaparecieron: «Me pregunté francamente si lo que estaba haciendo era irracional. ¿Qué estaba haciendo?», se cuestionaba. Buscó entonces ayuda: «Pude reunir un grupo de personas entre las que se encontraban —para mi deleite— mi madre, mi padre y mi hermana, todos creyentes desde hacía mucho tiempo, así como algunos amigos y desconocidos. Ni siquiera a estas personas les dije que era creyente; les dije que estaba estudiando la Biblia». «Vivía con el temor de que alguno de mis viejos conocidos o detractores ateos (de los que alguna vez tuve muchos, gracias a Wikipedia) me pidiera que defendiera mi fe y que no fuera capaz de hacer un buen trabajo (supongo que he esperado tanto tiempo porque ahora siento que puedo hacerlo mejor)», confiesa.

A la vez, Sanger comenzó «un curso de estudios teológicos, que he seguido prácticamente a diario y que se ha convertido en mi principal afición; he leído muchos libros teológicos en los últimos cinco años». «Mi propósito no es convertirme en predicador (estoy seguro de que me falta el carisma y otras aptitudes necesarias), sino prepararme para unirme a las filas de los defensores de la fe», subraya el neoconverso.

No tiene aún una Iglesia

El cofundador de Wikipedia reconoce que su itinerario espiritual no ha concluido: «Lamento decir que todavía no he adoptado una Iglesia de acogida. He visitado cuatro iglesias locales, cada una de ellas sólo unas pocas veces, y sólo para ver cómo funcionan, y he visitado los sitios web de literalmente docenas de otras iglesias». Y plasma otra interesante y acertada intuición espiritual: «Aunque creo que estoy llamado a adorar con mis hermanos y hermanas en Cristo, cara a cara, soy consciente de que mi presencia probablemente será como, bueno, un toro en una cristalería, si no tengo mucho cuidado».

Sanger ha ofrecido su testimonio de conversión en este vídeo en inglés

Sanger ha ofrecido su testimonio de conversión en este vídeo en inglés

«Todavía 'hago demasiadas preguntas'», expone Sanger, algo que ve como «una molestia para los demás». «Probablemente todavía no soy tan respetuoso con la autoridad como debería serlo. Simplemente no quiero ser una molestia, y me conozco lo suficientemente bien, y sé cómo reacciona la gente ante mí, como para saber que sería una molestia. Una vez que haya descubierto mi plena adhesión (o me haya reconciliado con las diferencias que quedan) a alguna denominación, seré una molestia menor para una congregación», concluye. Y, entonces, tal vez dará el paso para la incorporación plena a la Iglesia.

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