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El Papa León XIV durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro, este miércoles

El Papa León XIV durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro, este miércolesSimone Risoluti/Efe

'Dilexi te'

Las cinco claves del Papa para «destruir con la fuerza del bien» las estructuras de injusticia social

León XIV recuerda en su primera exhortación apostólica que los pobres «son 'de los nuestros'», ya que suponen «una cuestión familiar» de toda la Iglesia

La primera exhortación apostólica de León XIV prolonga «el deseo de mi amado predecesor de que todos los cristianos puedan percibir la fuerte conexión que existe entre el amor de Cristo y su llamada a acercarnos a los pobres». Con esta referencia a Francisco, el Santo Padre se muestra "convencido de que la opción preferencial

por los pobres genera una renovación extraordinaria tanto en la Iglesia como en la sociedad«, a la vez que recuerda que »existen muchas formas de pobreza« y que esta no se puede reducir exclusivamente a »los que no tienen medios de sustento material".

Estos son los puntos más importantes de la exhortación apostólica 'Dilexi te', de León XIV.

Sistemas económicos injustos

León XIV aboga por «un cambio de mentalidad», y denuncia «la ilusión de una felicidad que deriva de una vida acomodada», lo que «mueve a muchas personas a tener una visión de la existencia basada en la acumulación de la riqueza y del éxito social a toda costa, que se ha de conseguir también en detrimento de los demás y beneficiándose de ideales sociales y sistemas políticos y económicos injustos, que favorecen a los más fuertes». Esta actitud conlleva «descartar a los demás sin advertirlo siquiera y tolera con indiferencia que millones de personas mueran de hambre».

A juicio del Santo Padre, «es encomiable el hecho de que las Naciones Unidas hayan puesto la erradicación de la pobreza como uno de los objetivos del Milenio». Y concluye: ««Hay reglas económicas que resultaron eficaces para el crecimiento, pero no así para el desarrollo humano integral».

La meritocracia

León XIV advierte contra una visión reduccionista de la meritocracia. «No podemos decir que la mayor parte de los pobres lo son porque no hayan obtenido 'méritos', según esa falsa visión de la meritocracia en la que parecería que sólo tienen méritos aquellos que han tenido éxito en la vida», señala. «Obviamente entre los pobres hay también quien no quiere trabajar, quizás porque sus antepasados, que han trabajado toda la vida, han muerto pobres», reconoce el Santo Padre. «Pero hay muchos —hombres y mujeres— que de todas maneras trabajan desde la mañana hasta la noche, a veces recogiendo cartones o haciendo otras actividades de ese tipo, aunque este esfuerzo sólo les sirva para sobrevivir y nunca para mejorar verdaderamente su vida», subraya.

La liberación que trae Cristo

Dios se encarnó «para liberarnos de la esclavitud, de los miedos, del pecado y del poder de la muerte». El Papa cita el documento de Medellín, en el que los obispos se pronunciaron «a favor de la opción preferencial por los pobres: 'Cristo nuestro Salvador, no sólo amó a los pobres, sino que siendo rico se hizo pobre, vivió en la pobreza, centró su misión en el anuncio a los pobres de su liberación y fundó su Iglesia como signo de esa pobreza entre los hombres».

«La caridad es una fuerza que cambia la realidad, una auténtica potencia histórica de cambio», sentencia el Papa en el punto 91 de 'Dilexi te'. Por eso, «es necesario seguir denunciando la 'dictadura de una economía que mata' y reconocer que 'mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz'».

Destruir las estructuras injustas

«Las estructuras de injusticia deben ser reconocidas y destruidas con la fuerza del bien, a través de un cambio de mentalidad, pero también con la ayuda de las ciencias y la técnica, mediante el desarrollo de políticas eficaces en la transformación de la sociedad», afirma el Papa, a la vez que recuerda que «la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación individual e íntima con el Señor».

«A los defensores de la ortodoxia»

León XIV se refiere en el punto 98 a «un documento que al principio no fue bien acogido por algunos» pero que «nos ofrece una reflexión siempre actual»: el que elaboró en 1984 la Congregación para la Doctrina de la Fe, con el título Instrucción sobre algunos aspectos de la 'Teología de la liberación' . En él se lee que «a los defensores de 'la ortodoxia' se dirige a veces el reproche de pasividad, de indulgencia o de complicidad culpables respecto a situaciones de injusticia intolerables y de los regímenes políticos que las mantienen. La conversión espiritual, la intensidad del amor a Dios y al prójimo, el celo por la justicia y la paz, el sentido evangélico de los pobres y de la pobreza, son requeridos a todos, y especialmente a los pastores y a los responsables». «La preocupación por la pureza de la fe ha de ir unida a la preocupación por aportar, con una vida teologal integral, la respuesta de un testimonio eficaz de servicio al prójimo, y particularmente al pobre y al oprimido», añade.

León XIV concluye señalando que «el cristiano no puede considerar a los pobres sólo como un problema social; estos son una 'cuestión familiar', son 'de los nuestros'. Nuestra relación con ellos no se puede reducir a una actividad o a una oficina de la Iglesia».

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