Para edificar el fuste de la cruz se colocaba una hilada de piedras de granito en todo su contorno (de media eran 50 piedras de 0,70x0,90x0,20m y el peso medio de cada piedra era de 500 kg). Las piedras se amarraban a la estructura metálica de la cruz y después se procedía al hormigonado, ya que las propias piedras de granito servían de encofrado para el hormigón. Cada día se colocaba una hilada de piedra y cada 12 metros se elevaba de nuevo la estructura metálica que servía, además de guía, para el cuelgue del montacargas. La construcción del fuste, de esta manera, tardó catorce meses, alguno de los cuales no se pudo trabajar debido al hielo, nieve frío y viento. Para completar los brazos fueron necesarios cinco meses más.