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11 de mayo de 2024

Pope Francis, right, greets Pope Emeritus Benedict XVI at the end of a meeting at the Vatican, Sunday, Sept. 28, 2014.

El Papa Francisco, a la derecha, saluda al Papa Benedicto XVI al final de una reunión en el Vaticano, el domingo 28 de septiembre de 2014Gtres

Entrevista con la vaticanista Valentina Alazraki

Un año sin Benedicto XVI: «Su legado es un refugio para quienes tienen dudas teológicas o doctrinales»

Valentina Alazraki, conocedora de cinco pontífices y testigo de más de 150 viajes papales, comparte con El Debate sus experiencias durante el pontificado de Benedicto XVI

La amistad entre dos papas, uno emérito y otro en ejercicio, unidos por primera vez en el Vaticano, entre respeto, tensiones y cohabitación inédita. Sobre ello, comenta en esta entrevista Valentina Alazraki, conocedora de cinco pontífices y testigo de más de 150 viajes papales, comparte con El Debate sus experiencias durante el pontificado de Benedicto XVI. Desde su reciente entrevista con el Papa Francisco, publicada el 12 de diciembre, hasta sus reflexiones sobre la humildad y la histórica decisión papal de renunciar, esta experimentada vaticanista, ofrece una visión íntima de la figura de Benedicto XVI en conmemoración del primer aniversario de su fallecimiento.
–¿Qué aspecto considera usted como el más relevante en este primer aniversario desde que falleció el Papa Benedicto XVI?
–El gesto del Papa Francisco al conmemorar este primer aniversario tras la muerte del Papa Benedicto XVI es significativo. Se percibía claramente su liderazgo en solitario, una novedad tras la coexistencia de dos papas previamente. A pesar de ser Papa Emérito, la presencia del Papa Benedicto XVI era palpable para Francisco, quien lo respetaba profundamente. Esta consideración limitaba sus respuestas ante críticas o grupos disconformes con su dirección o los cambios doctrinales, generando una reflexión interesante. Su discurso emotivo destacó una relación estrecha con Benedicto XVI, recordando su emotiva despedida tres días antes de su fallecimiento. La manera en que se enteró de este suceso, su pronta visita tras recibir la noticia, resaltan el profundo respeto y cercanía entre ambos pontífices. Además, fue la primera persona en llegar después del fallecimiento del Papa Emérito, ya que había pedido ser informado inmediatamente tras su deceso.
–El Papa Francisco expresó afecto hacia el Papa Benedicto XVI…
–El Papa Francisco expresó su afecto hacia Benedicto XVI, resaltando su valentía al renunciar y su deseo de tener esa misma fuerza cuando llegue el momento designado por Dios. Enfatizó en dos ocasiones la grandeza, humildad y sencillez de Benedicto XVI, palabras espontáneas que reflejan su sinceridad. A pesar de ser personalidades opuestas, su conexión podría no haber ocurrido de no ser por esas circunstancias específicas. Esta amistad, surgida de condiciones particulares, destaca cómo la camaradería puede existir más allá de las diferencias en carácter y perspectivas.
–¿Cómo piensa que será recordado Benedicto XVI en este primer aniversario?
–El legado de Benedicto XVI perdura por su conexión sólida entre fe y razón, su lucidez intelectual y su destreza como teólogo. Se destacó por su enfoque claro y sin divagaciones, a menudo viendo el mundo en blanco y negro, aunque también mostró capacidad para reconocer matices. Su legado se convierte en un refugio para aquellos con dudas teológicas o doctrinales, ya que sus escritos representan un faro de luz en medio de la confusión o la oscuridad.
–Actualmente, cuando el Papa Francisco toma una decisión, algunas personas sugieren que tal vez no la habría tomado si el Papa Benedicto estuviera vivo. ¿Qué opina?
–Considero que el respeto hacia la presencia del Papa Emérito sirvió como un factor limitante para algunas decisiones de Francisco. Es plausible que en ciertos temas, Francisco hubiera mostrado una postura más audaz de no ser por la presencia de Benedicto XVI. Aunque mantuvo la doctrina intacta, reinterpretó su aplicación pastoralmente, generando desacuerdos sin cambiar la doctrina en sí. La figura del Papa Benedicto XVI parecía actuar como un freno, incluso a nivel psicológico, lo cual tuvo un impacto evidente en ese sentido.
El Papa Benedico XVI en 2005

El Papa Benedico XVI en 2005GTRES

–¿Sobre qué temas cree que el Papa Francisco se ha contenido un poco?
–Principalmente, considero que el Papa Francisco se ha contenido en las bendiciones a parejas en situaciones irregulares, un tema caracterizado por idas y vueltas, con documentos contradictorios y fluctuaciones, buscando definición en lo que él realmente desea. Otro aspecto en el que ha mostrado cierta contención es en la liturgia en latín, una preocupación que incluso se mencionaba cuando el Papa Benedicto XVI estaba vivo, según su secretario Gänswein.
–¿Cree que con el fallecimiento de Benedicto XVI y el distanciamiento del Vaticano de prelados conservadores contrarios a las reformas, como Gänswein, Sarah y Burke, el Papa Francisco ha tenido más espacio para llevar a cabo sus reformas?
–Contrariamente, parece que la ausencia del Papa Emérito ha fortalecido la oposición conservadora que se han vuelto aún más recalcitrante. Antes, Benedicto XVI actuaba como un freno moderado ante estos grupos, sin buscar esa posición. Su falta de presencia parece haber intensificado la oposición, dejando al Papa Francisco enfrentarse directamente a estos sectores, lo que podría haber aumentado su impaciencia al tratar de llevar a cabo sus reformas, ya que se ha quitado algunas ‘piedras de los zapatos’.
–Durante la entrevista que usted realizó al Papa Francisco, él mencionó algo interesante: consultaba a Benedicto XVI con mayor frecuencia para tomar decisiones, ¿no es así?
–No solo eso, sino que expresó que sentía que el Papa Emérito lo dejaba en libertad para tomar decisiones. Si él buscaba consejo o su perspectiva, Benedicto XVI se lo ofrecía con humildad y discreción, sin imponer su punto de vista. El Papa Emérito expresaba su opinión diciendo algo como: 'Este es mi punto de vista, pero la decisión final es suya', mostrando mucho respeto, libertad y humildad.
–Monseñor Alfred Xuereb, ex secretario de Benedicto XVI, mencionó que el Papa Emérito ofreció su total 'obediencia' cuando se encontró por primera vez con Francisco.
–Personalmente, creo que Benedicto XVI como individuo sí respetaba a Francisco. El problema fue que alrededor del Papa Emérito había personas que lo influenciaban, tanto así que a veces él mismo tenía que retractarse o pedir disculpas por ciertas posiciones, como sucedió con el libro del cardenal Robert Sarah, entre otros casos.
Benedicto XVI, descalzo, en el interior de la Mezquita Azul de Estambul

Benedicto XVI, descalzo, en el interior de la Mezquita Azul de Estambul

–Francisco siempre ha descrito a Benedicto XVI como su 'abuelo mayor' en el Vaticano, ¿no le parece curioso considerando que solo había una diferencia de 10 años entre ellos?
–¡Es ciertamente curioso! Supongo que es su manera de expresar la idea de que Benedicto XVI era una persona increíblemente sabia, alguien que ha vivido mucho y puede ofrecer consejos valiosos. A pesar de los escasos diez años de diferencia, parece que Francisco lo percibía así. Siempre me llamó la atención esa descripción; podría haberlo considerado más como un hermano mayor, muy sabio, pero siempre lo mencionaba como 'abuelo'. Esta asociación podría reflejar su respeto por la experiencia y la sabiduría, una valoración hacia las personas mayores.
–¿Cree que fue incómodo, tener dos papas en el Vaticano, a nivel informativo?
–La transición fue menos traumática de lo que podríamos haber imaginado, ya que lograron gestionarla de manera adecuada. Sin embargo, creo que es necesario establecer nuevas normas. Si bien el concepto de 'papado emérito' podría no convertirse en una práctica común, ha abierto una puerta. Es fundamental definir reglas claras para evitar confusiones futuras. Personalmente, no optaría por vestir de blanco ni utilizar el título de papa emérito, y tal vez no residiría en el Vaticano. Creo que todas estas elecciones han contribuido a generar confusión, especialmente para aquellos que intentaron sugerir la existencia de dos papas cuando en realidad solo había uno.
Benedicto XVI y su secretario personal, Georg Gaenswein, en su biblioteca privada en e palacio apostólico

Benedicto XVI y su secretario personal, Georg Gänswein, en su biblioteca privada en el palacio apostólicoAFP

–Benedicto XVI aún no había sido sepultado cuando se publicó el libro de George Gänswein. ¿Qué recuerda sobre las consecuencias de este evento y cómo impactó en la figura del ex secretario de Benedicto XVI?
–En mi opinión, la publicación del libro de George Gänswein fue imprudente y mal sincronizada. Lanzarlo mientras el cuerpo de Benedicto XVI aún estaba en la basílica fue inapropiado. Creo que este tipo de acciones deberían haber sido manejadas con más tacto y sabiduría, independientemente de la autenticidad del contenido o las experiencias narradas. Se percibía una tensión previa entre el Papa Francisco y Gänswein, evidenciada por su alejamiento del cargo, (aunque mantuviera oficialmente su posición como prefecto de la Casa Pontificia), en la práctica solo como secretario del Papa Emérito. Esta situación dejó al Papa Francisco en una posición que podría haber justificado una acción más drástica, como apartarlo de Roma sin cargo alguno. Si este libro se publicara hoy, probablemente no tendría las mismas consecuencias; sería más bien considerado un documento histórico interesante sobre los momentos del pontífice emérito.
–¿Algún tema que encuentre relevante en este aniversario del fallecimiento de Benedicto XVI, mirando atrás?
–Me impactó profundamente la relación entre Juan Pablo II y Benedicto XVI. Con la muerte de Benedicto, siento que se pierde parte del legado de Juan Pablo II, esa relación extraordinaria entre dos grandes figuras. Especialmente significativo era el gesto anual de Benedicto, quien celebraba una misa y ofrecía una emotiva homilía en cada aniversario de la muerte de Juan Pablo II, una tradición que dudo que se repita bajo el papado de Francisco.
–¿Algún momento del pontificado que le haya impactado profesionalmente?
–Su visita a México fue notable. Benedicto XVI llegó con menos aceptación que Juan Pablo II, quien sigue siendo muy querido. Lo que más me impresionó fue su humildad al honrar a Juan Pablo II en cada gesto y homilía durante su visita. Esa conexión genuina con los mexicanos mejoró su imagen notablemente. Además, es curioso que su decisión de renunciar comenzó a tomar forma después de una caída que tuvo en México durante su última noche en el país.
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