El foco que iluminaba el mosaico de Francisco se apagó el pasado 21 de abril. Ahora se prepara el retrato de León XIV
El mosaico de León XIV se prepara para entrar en la historia de la basílica de San Pablo Extramuros
El Papa ocupará su lugar junto al de sus predecesores, pero aún habrá que esperar para verlo en su nicho dorado
Las obras para instalar el retrato en mosaico de León XIV en la histórica basílica de San Pablo Extramuros, en Roma, han comenzado discretamente, aunque su aparición oficial en el emblemático friso papal aún no tiene fecha definitiva. Mientras tanto, el espacio reservado para su imagen ya brilla con una iluminación: ha comenzado un nuevo pontificado.
Según informa Aleteia, los trabajos de preparación del nicho asignado al 267º Papa de la Iglesia Católica comenzaron a principios del verano, pero el mosaico aún no ha sido colocado. «Se ha trabajado en la preparación del nicho para recibir el mosaico, pero habrá que esperar un poco más para verlo», indicó uno de los cuidadores de la basílica. «Probablemente varios meses», añadió. El precedente más reciente, el retrato de Francisco, fue instalado el 9 de diciembre de 2013, casi nueve meses después de su elección.
Una tradición con siglos de historia
El día de la muerte del Papa Francisco, el pasado 21 de abril, la luz que iluminaba su retrato se apagó. Desde entonces, el espacio que ahora espera el medallón de León XIV está vacío, pero un foco de luz lo ilumina para significar que ha comenzado un nuevo papado.
La tradición de representar a los Papas en mosaicos en San Pablo Extramuros se remonta al siglo V, bajo el pontificado de León I. Sin embargo, la mayoría de las obras originales fueron destruidas por el incendio de 1823. El proyecto de reconstrucción se inició un año después, impulsado por León XII, y finalizó en 1854. Desde entonces, los retratos se hacen en formato de tondo, un medallón circular de casi dos metros de diámetro, colocado sobre un fondo de teselas doradas, y dispuesto en un friso que domina las cinco naves de la basílica.
El taller del Mosaico del Vaticano, fundado en el siglo XVI y reconocido internacionalmente por su maestría tanto en creación como en restauración, es el encargado de ejecutar el nuevo retrato. A la espera de ver el rostro de León XIV en el lugar que le corresponde, se añadirá también la fecha de inicio y final del pontificado de Francisco bajo su retrato, en cumplimiento del protocolo que mantiene viva esta secular tradición.