Día Mundial contra el Cáncer de Mama
Cómo autoexplorarse el pecho para detectar un posible cáncer de mama
La autoexploración mamaria es fundamental a la hora de detectar cualquier anomalía que pueda alertarnos de un posible cáncer en el pecho
Qué es la autoexploración mamaria
Cómo realizar una autoexploración
Inspección visual
- Siéntate o ponte de pie frente a un espejo con el torso desnudo y observa si hay alteraciones de tamaño, forma o simetría o si hay arrugas, hoyuelos u otras alteraciones en la piel de los senos.
- Observa si los pezones están hundidos (invertidos).
- Coloca tus manos sobre las caderas, presiona y observa si se producen cambios.
- Coloca posteriormente los brazos sobre la cabeza y presiona las palmas de las manos una sobre la otra y vuelve a buscar cualquier alteración.
- Levanta finalmente las mamas para observar los pliegues de la base. ¿Son simétricos? ¿Presentan alguna irregularidad?
Usa las manos
- Una vez hayas realizado la inspección visual, es recomendable utilizar las manos para palpar las mamas. Para ello se recomienda hacerlo, o bien tumbado en una cama u otra superficie, ya que al recostarte el tejido mamario se vuelve más delgado y fácil de palpar, o en la ducha, ya que con el agua y el jabón los dedos se deslizan más suavemente sobre la piel.
- Usa las yemas de los tres dedos de en medio o cualquier parte de la mano en la que poseas más sensibilidad.
- Comienza a hacer diferentes niveles de presión palpando todo el tejido mamario. Aplica presión ligera para palpar el tejido más próximo a la piel, presión media para palpar un poco más profundo y presión firme para palpar el tejido más próximo al tórax y a las costillas. Aplica todas estas presiones en todas las zonas.
- Es recomendable que sigas un patrón para asegurarte que has explorado la mama completa. Divídela en secciones y ve examinando con tranquilidad cada una de ellas, desde la parte más exterior hasta el pezón.
Cuándo acudir al médico
- Notamos un bulto o nódulo duro cerca de la axila.
- Notamos un cambio en la mama, incluidos engrosamiento o pesadez, diferentes al tejido circundante.
- Encontramos protuberancias, arrugas u hoyuelos en la piel de la mama.
- El pezón se invierte en lugar de sobresalir.
- Vemos erupciones, llagas, escamas o picazón.
- Secreción sanguinolenta del pezón.