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Entrevista | José Miguel Rodríguez González-Moro, neumólogo

«Más de la mitad de los enfermos mentales sufre adicción al tabaco»

El doctor subraya que a este colectivo le cuesta más dejar de fumar porque les provoca cambios en su patología mental

El tabaco es una de las grandes adicciones históricas que a día de hoy cuesta erradicar. Muchas personas sufren a la hora de dejar esta droga, pero la situación es aún más complicada cuando se trata de pacientes con enfermedades mentales. José Miguel Rodríguez González-Moro, jefe del servicio de neumología del Hospital Universitario Príncipe Asturias y del Hospital Vithas Madrid, recalca lo importante que es dejar de fumar y no cerrar la puerta a ningún tratamiento alternativo que pueda proporcionar en determinado grupo de pacientes un aporte de nicotina con el menor grado de toxicidad posible.
—El Trastorno por Uso de Tabaco afecta a gran parte de la población, pero ¿cómo lo hace en personas con problemas mentales?
—Sin duda creo que los dos grandes grupos de pacientes con enfermedades crónicas que se ven influenciados por el consumo del tabaco son la población respiratoria y cardiovascular por un lado y toda la población de enfermos con trastornos mentales por el otro. El primero porque el tabaco es la causa de enfermedades respiratorias como la EPOC, el cáncer de pulmón, la cardiopatía isquémica o el ictus.
Ahora está fumando aproximadamente el 25 por ciento de la población, una de cada cuatro personas. A nivel mental esta cifra se duplica: más de la mitad de enfermos mentales tiene trastornos duales, es decir, tiene una enfermedad mental y una adicción, que en este caso es el tabaco y tampoco es desdeñable la adicción al alcohol. Son las dos adicciones más frecuentes, junto a las drogas, en los enfermos mentales.
Es muy difícil conseguir que dejen de fumar porque la nicotina les está provocando cambios en su patología mental y muchas veces esos cambios son beneficiosos, entre comillas. Les hacen sentir mejor, con lo cual quitarles esa nicotina les resulta muy complicado y les puede empeorar la patología mental. Esos pacientes fallecen con mucha más frecuencia por enfermedades como las que hemos comentado, derivadas del consumo del tabaco, que por su propia enfermedad mental. Este es uno de los datos fundamentales. La prevalencia es el doble que en la población sin trastorno mental y la probabilidad de desarrollar enfermedad y de fallecer es muy alta.

Los enfermos mentales fallecen con mucha más frecuencia por enfermedades derivadas del consumo del tabaco

¿Cuáles son las herramientas que usted defiende para tratar la adicción al tabaco en estas personas?
—En estos enfermos lógicamente todo lo que es la terapia conductual debe ser un arma de primera línea, pero ayudado de tratamiento farmacológico. Ahora nos hemos quedado un poco pobres porque Vareniclina dejó de comercializarse por una alerta que hubo y disponemos del Bupropión, de la Citisina, que es parecido al primero, y probablemente lo más útil es la nicotina, entre ellos los parches, los comprimidos, los chicles… Aquí es donde siempre ha surgido la controversia sobre si estos pacientes podrían beneficiarse de tratamientos alternativos como los cigarrillos electrónicos o el tabaco calentado que siguen siendo tóxicos pero menos, al no producirse combustión y proporcionan la nicotina que estos enfermos necesitan para ayudar a controlar su enfermedad.
—¿Qué opina de otros tratamientos como la hipnosis?
—Desconozco el efecto de las terapias alternativas como la medicina natural o la hipnosis. No creo que tenga una eficacia demostrada en ningún caso. Lógicamente, el tabaquismo no deja de ser una adicción con un componente psicológico grande y todo lo que sea actuar sobre modificaciones de conducta psicológica de la forma que sea puede influir en mejorar las tasas de abandono.
—A las personas con enfermedades mentales, ¿les cuesta más dejar de fumar?
—Los pacientes con trastornos mentales difícilmente dejan de fumar. Son una población que tiene un tratamiento mucho más complicado. De hecho, en el campo respiratorio vemos que los pacientes con EPOC, que no tiene nada que ver con el trastorno mental, también tienen un grado de adicción y es más difícil que dejen de fumar. Las personas que han desarrollado una enfermedad por consumo de tabaco tienen más difícil el dejar de fumar, entre ellos los pacientes con enfermedades mentales por la acción de la nicotina, que no deja de tener un efecto neurorregulador.
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