
En las demencias uno de los primeros síntomas es la pérdida de memoria
Día Mundial del Parkinson
La razón por la que el estilo de vida nos aboca a sufrir párkinson, según un neurólogo
El 11 de abril se conmemora el Día Mundial del Parkinson
El 11 de abril se conmemora el Día Mundial del Parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del alzhéimer. En España, se estima que alrededor de 200.000 personas conviven con esta enfermedad y, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año se diagnostican unos 10.000 nuevos casos.
El Dr. Álvaro Sánchez Ferro, coordinador del Grupo de Trastornos del Movimiento de la SEN, explica que el Parkinson es una enfermedad crónica y progresiva caracterizada por una disminución progresiva de la dopamina, neurotransmisor clave para el control del movimiento y el equilibrio. Los síntomas más conocidos incluyen temblores, rigidez muscular, lentitud de movimientos y problemas de equilibrio, pero también pueden aparecer otros signos menos evidentes como pérdida del olfato, alteraciones del estado de ánimo, depresión, trastornos del sueño e incluso deterioro cognitivo, lo que incrementa notablemente la discapacidad a lo largo del tiempo.
El origen de la enfermedad aún se desconoce, pero se cree que es una combinación de factores genéticos, ambientales, el envejecimiento y el daño oxidativo. De ellos, según explica el profesor José A. Obeso, académico de número de Neurología de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME) y catedrático de Neurología de la Universidad CEU San Pablo de Madrid «el que más pesa es sin duda el envejecimiento, ya que esta patología está relacionada directamente con la edad», afirma.
Por qué está aumentando
El Dr. Sánchez Ferro advierte que el Parkinson es la enfermedad neurológica con mayor crecimiento en prevalencia, carga de discapacidad y mortalidad. En las últimas dos décadas, la carga de discapacidad ha aumentado más del 80 % y los fallecimientos se han duplicado. Las proyecciones más recientes indican que esta tendencia seguirá en alza en los próximos años.
A este respecto, el profesor José A. Obeso explica que hoy en día «llevamos un estilo de vida pro-parkinsoniano por la mala costumbre que tenemos, y cada vez mayor, de realizar varias tareas simultáneamente. A esto hay que añadirle los altos niveles de estrés que se sufre y los hábitos poco saludables como el sedentarismo o la obesidad». Por ello, destaca la importancia de mantener un buen estado cardiovascular, evitar el sobrepeso y fomentar la actividad física y cognitiva.

Infografía sobre Parkinson y Medicina Personalizada de Precisión
¿Podemos anticipar los síntomas?
Ante la posibilidad de realizar pruebas diagnósticas de forma preventiva en la población a partir de cierta edad, el Dr. Obeso indica que aún no se dispone de métodos suficientemente fiables ni de tratamientos que prevengan el avance de la enfermedad. No obstante, menciona la existencia de pruebas como el DaT-scan o la F-Dopa PET, una tomografía por emisión de positrones que permite detectar la pérdida de terminaciones dopaminérgicas en pacientes con síntomas parkinsonianos poco claros, mediante la administración del radiofármaco 18F-fluorodopa.
Por su parte, el Dr. David Pérez Martínez, jefe de servicio de Neurología del Hospital Universitario La Luz, subraya la importancia de una evaluación integral en el abordaje de esta enfermedad neurodegenerativa: «Reducir el Parkinson a un trastorno del movimiento es una simplificación peligrosa. Necesitamos comprender el impacto global en la calidad de vida del paciente», afirma el especialista.
Si no prestamos atención a lo que no se ve a simple vista, corremos el riesgo de enfocarnos solo en el temblor y olvidarnos del pacienteJefe de servicio de Neurología del Hospital Universitario La Luz
El neurólogo subraya que muchos síntomas pueden pasar desapercibidos si no se indagan específicamente, lo que conduce a una atención incompleta. Por eso, remarca la importancia de realizar una evaluación integral que no solo se centre en los aspectos motores, sino que también incluya el estado cognitivo, emocional, la autonomía en la vida diaria y el impacto que la enfermedad tiene en los cuidadores. «No se trata solo de ajustar la medicación dopaminérgica, sino de comprender el contexto completo del paciente. En ocasiones, tratar problemas como el insomnio, la depresión o los síntomas autonómicos puede mejorar tanto o más la calidad de vida que simplemente aumentar la dosis de levodopa».
Esta visión integral también facilita derivaciones a profesionales especializados —como neuropsicólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales o logopedas— y promueve un enfoque multidisciplinar centrado en la persona.