Un análisis de sangre puede calcular la edad real de nuestros órganos
Salud
Cada cuánto tiempo deberías hacerte un análisis de sangre
La frecuencia con la que deberíamos realizarnos un análisis de sangre varía en función de diversos factores
Las analíticas de sangre son habituales en los chequeos médicos y sirven para evaluar el estado de salud de un paciente, tanto a nivel de diagnóstico como de seguimiento y prevención de enfermedades y otros problemas de salud. Tal y como explican desde la Sociedad Española de Médicos de familia, aunque no siempre proporcionan un diagnóstico definitivo, pueden indicar anomalías o valores fuera de los rangos normales que sugieren que algo no está funcionando adecuadamente en el cuerpo.
¿Y cada cuánto tiempo deberíamos realizarnos una?
En un principio, la frecuencia con la que deberíamos realizarnos una analítica de sangre depende de factores como nuestro estado de salud, la edad o los antecedentes familiares.
Para la mayoría de las personas adultas con buen estado de salud, se considera suficiente someterse a un análisis general cada uno o dos años. A partir de los 40 años, la recomendación pasa a ser anual, debido al incremento del riesgo de aparición de patologías crónicas como la diabetes, la hipercolesterolemia o la hipertensión arterial, entre otras.
En el caso de pacientes con antecedentes personales de factores de riesgo cardiovascular, la periodicidad varía según su situación clínica: si el estado está descompensado, la analítica debería realizarse cada tres meses; si, por el contrario, la condición está controlada mediante tratamiento farmacológico, bastará con revisiones cada seis meses.
Asimismo, si la persona presenta un problema de salud subagudo de causa no determinada, se podrá efectuar un análisis con el fin de ayudar a esclarecer su origen, independientemente de que se haya cumplido o no con las revisiones programadas con anterioridad.
Qué debes saber antes de realizarte una analítica
Antes de ir a hacerte una analítica se recomiendan entre 8 y 12 horas de ayuno principalmente para que los resultados reflejen con mayor precisión el estado real del organismo, evitando que se vean alterados por la ingesta reciente de alimentos o bebidas.
Cuando comemos o bebemos, el cuerpo inicia procesos digestivos y metabólicos que modifican temporalmente los niveles de distintas sustancias en la sangre. Esto puede afectar a parámetros como la glucosa, los lípidos, ciertas hormonas, como la insulina, y otros parámetros bioquímicos, como determinados electrolitos, enzimas hepáticas o marcadores renales, que pueden alterarse por el metabolismo postprandial.
No obstante, sí que es bueno beber agua antes de la analítica para asegurar la hidratación adecuada del organismo.
Por otro lado, recuerda que otros factores, como los suplementos, la dieta que llevemos, los medicamentos que tomemos o el ejercicio físico que realicemos pueden afectar a esos resultados.