Radiografía que muestra cáncer de próstata

Radiografía que muestra cáncer de próstataGetty Images

Salud | Movember  Cáncer de próstata: edad recomendada para el primer chequeo y síntomas de alerta

Cada año se diagnostican más de 25.000 nuevos casos de cáncer de próstata en nuestro país, cuya incidencia ha aumentado paulatinamente en los últimos años. A lo largo del mes de noviembre, en toda España se desarrollan diversas iniciativas y eventos destinados a resaltar la importancia de la salud masculina y a abordar sus principales retos y desafíos.

Desde hace más de dos décadas, la Fundación Movember centra sus esfuerzos en visibilizar los problemas de salud que afectan a los hombres, haciendo especial hincapié en la prevención de enfermedades como el cáncer de próstata.

Aunque su tasa de mortalidad es menor en comparación con otros como el cáncer de pulmón o el de colon, en España fallecen aproximadamente 6.000 varones cada año a consecuencia de este tumor. A este respecto, el Dr. Alberich-Bayarri afirma que «es una enfermedad cada vez más prevalente y que puede permanecer asintomática durante largos períodos, lo que convierte su detección temprana en un desafío para los profesionales sanitarios». Asimismo, continúa existiendo una percepción equivocada que vincula esta enfermedad únicamente con las personas de mayor edad: «Hay un estigma asociado a la edad en torno al cáncer de próstata, aunque también se diagnostican casos en pacientes jóvenes. Se trata de un problema de salud que debe abordarse mediante la detección precoz y la optimización de los programas de cribado y de resonancia magnética», señala el doctor.

Qué es la próstata

La próstata es una glándula de pequeño tamaño y con la forma de una nuez que se sitúa por debajo de la vejiga, cuyas dimensiones normales oscilan entre 3-4 cm en su porción más ancha, de 4-6 cm de largo, y 2-3 cm de espesor.

La próstata normal, en los hombres jóvenes, pesa alrededor de 20 gramos. A medida que el hombre envejece, la próstata va creciendo de forma benigna, originando la hiperplasia benigna de próstata (HBP) cuyas consecuencias urinarias son conocidas por la mayoría de los hombres de edad. La glándula prostática es una de las glándulas sexuales del sistema reproductor masculino, que también incluye a los testículos, el escroto y el pene, así como a otros conductos y órganos accesorios, todos los cuales sirven para nutrir, almacenar y transportar el esperma.

Síntomas

Los síntomas del cáncer de próstata y de la hiperplasia son muy similares y en muchas ocasiones, el cáncer no produce ningún síntoma de alarma; otros pueden ser:

  • Dificultad para orinar o flujo débil
  • Deseos de orinar en medio del sueño
  • Dolor prolongado en la parte baja de la espalda, cadera o pelvis
  • Sangre en la orina o semen o disfunción eréctil repentina.

Resultan cruciales las revisiones preventivas con el urólogo. A partir de los 50 años suele ser la edad recomendada para empezar a estudiarse la próstata y, si hay antecedentes familiares de cáncer de próstata, es aconsejable empezar a los 45 años.

Por ello, es importante acudir al urólogo para realizarse un análisis de Antígeno Prostático Específico (PSA), un tacto rectal y una evaluación completa. El Dr. Ángel Tabernero, Jefe de Urología del hospital HLA Universitario Moncloa de Madrid, explica: «Normalmente, pedimos a los pacientes una PSA que es un marcador de la próstata. Si está elevado, lo normal es que hagamos una resonancia magnética nuclear multiparamétrica, donde nos va a decir si hay alguna imagen o no sospechosa de cáncer de próstata, en cuyo caso lo siguiente sería hacerles una biopsia por fusión de imágenes, cogiendo las imágenes de la resonancia con un ecógrafo en tres dimensiones –del cual disponemos en nuestros hospitales– para poder hacer una biopsia y diagnosticar ese cáncer de próstata».

El Dr. Ignacio Puche, urólogo del HLA Universitario Inmaculada de Granada, añade: «Ahora mismo el diagnóstico es mucho más preciso. No se trata a aquellos pacientes que no hay que tratar porque están muy establecidos los protocolos de vigilancia activa que no generan daño y que son muy seguros. Gracias a esto podemos hacer diagnósticos precisos con resonancia, con biopsia fusión y hacer diagnóstico muy certero y elegir muy bien los candidatos a tratamiento» y añade: «Además, se pueden hacer tratamientos muy seleccionados y muy individualizados, porque ya no es solo tratamientos radicales que generan gran cantidad de efectos secundarios, sino también un tratamiento muy focalizado en el cáncer de próstata y muy individualizado a cada paciente». Por eso, asegura el doctor Puche, «es muy importante volver a hacer campañas de concienciación sobre el cáncer de próstata porque hay un gran beneficio de hacer una determinación de PSA en pacientes asintomáticos quienes se pueden beneficiar de todos estos avances que ha habido en los últimos 15 años».

Tratamiento

Sobre el tratamiento del cáncer de próstata, el Dr. Javier Hortelano Parras, urólogo del HLA Mediterráneo en Almería, afirma que, en comparación con otros tipos de cánceres, el de próstata da cierto margen. «Afortunadamente, por su grado de prevalencia o el desarrollo de la ciencia nos permite en cada estadío tener suficiente tratamiento para mantener una cierta calidad de vida, incluso tenemos tratamientos prolongadores en fases avanzadas» y añade: «Pero es verdad, como todo, que cogiéndolo a tiempo antes de que se desarrolle, primero minimizamos sufrimiento y, por supuesto, ganamos en precisión terapéutica».

Cirugía robótica

La cirugía robótica ha supuesto una transformación significativa en el tratamiento del cáncer de próstata en España, posicionándose como la técnica quirúrgica de elección gracias a sus óptimos resultados clínicos y a su impacto positivo en la calidad de vida de los pacientes. Desde la introducción del sistema robótico Da Vinci en territorio español en el año 2005, las intervenciones quirúrgicas han evolucionado hacia procedimientos más precisos, seguros y mínimamente invasivos. Esta evolución ha tenido como consecuencia directa una reducción tanto en los tiempos de hospitalización como en los plazos de recuperación postoperatoria.

El doctor Javier Romero-Otero, quien dirige el Departamento de Urología de HM Hospitales y también encabeza la ROC Clinic, sostiene que «hoy podemos afirmar que la cirugía robótica es el gold estándar para el tratamiento del cáncer de próstata». A su juicio, este avance no solo mantiene e incluso mejora los resultados desde el punto de vista oncológico, sino que también representa una mejora significativa en términos de funcionalidad, con beneficios notables en aspectos como la continencia urinaria y la preservación de la función sexual.

Durante los últimos quince años, la difusión de esta tecnología ha seguido una tendencia marcadamente ascendente. Lo que en sus inicios era una técnica reservada a unos pocos centros hospitalarios pioneros, hoy forma parte del protocolo quirúrgico habitual en numerosos hospitales del país. Actualmente, España dispone de más de 170 unidades del sistema robótico Da Vinci, siendo particularmente notable que 110 de estas instalaciones se han incorporado entre 2021 y 2025. Esta cifra pone de manifiesto el ritmo acelerado de expansión que ha experimentado esta tecnología quirúrgica en la última década.

Este despliegue progresivo y constante del sistema Da Vinci refleja no solo una mejora en el acceso a tecnologías de vanguardia, sino también una apuesta decidida por parte del sistema sanitario por procedimientos que priorizan tanto la eficacia clínica como el bienestar del paciente. Al tratarse de una técnica menos invasiva que la cirugía abierta tradicional, la cirugía robótica permite intervenciones más delicadas, lo que reduce complicaciones posoperatorias y mejora el pronóstico funcional.

En definitiva, la incorporación del sistema robótico Da Vinci ha marcado un antes y un después en la cirugía prostática en España. Su consolidación como técnica de referencia no solo obedece a sus ventajas técnicas, sino también a la mejora palpable en la experiencia del paciente, tanto en términos de recuperación como en la preservación de funciones esenciales tras la intervención. Una evolución que, según los expertos, seguirá marcando la pauta de la cirugía del futuro.

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