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02 de mayo de 2024

La profesora Bernardeta Gómez

La profesora Bernardeta GómezUMH - Russ Juskalian

Sociedad

Un científico español logra que una mujer ciega reconozca formas y letras

Eduardo Fernández lo ha conseguido gracias a un implante en el cerebro y más de 30 años de estudios

Bernardeta Gómez dejó la docencia hace 16 años, cuando una septicemia la dejó ciega. Ahora, a sus 57 años gracias a un implante en el cerebro puede percibir formas, siluetas y letras. Esto ha sido posible gracias al científico Eduardo Fernández, director del Grupo de Neuroingeniería Biomédica del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elche.
El director y doctor trabajó con un equipo multidisciplinar formado por cirujanos, ingenieros, robótica, industriales, hay físicos, ingenieros, matemáticos y tecnólogos. Hasta ahora han estado haciendo investigaciones en animales ya que su mayor interés era desarrollar y mejorar la tecnología que iban a emplear para que fuese segura: «Es fruto de muchos años y mucho trabajo». Asegura Fernández, que ha publicado los resultados del experimento en la revista Journal of Clinical Investigation.

Son datos muy prometedores, pero también muy preliminares. De momento se ha realizado a una sola persona y por tanto no se pueden crear falsas expectativasEduardo Fernández, director del Grupo de Neuroingeniería Biomédica

Los estudios para Bernardeta comenzaron el 22 de octubre de 2018. En los tres primeros meses de investigación no se avanzó demasiado, pero gracias a la insistencia de la paciente se logró alargar. Fue entonces cuando empezó a ver unas pequeñas lentejuelas, lo que significaba que percibía cambios en la intensidad de la luz
Tras Berna, como le llama el doctor, no ha habido ningún paciente más: «solamente hemos terminado con la primera paciente. Tuvimos que interrumpir todo por el covid, me daba miedo que se contagiasen y no tenía mucho sentido arriesgarse», explicaba el científico. Asegura que ahora están «otra vez en la fase de reclutamiento de voluntarios». Para ello hay una serie de requisitos: «Primero de todo que sean voluntarios relativamente jóvenes, esto nos ayudará a disminuir los riesgos asociados a la cirugía. No hay que olvidar que esto implica hacer una pequeña craneotomía y lo más importante para nosotros es que ellos entiendan que es investigación».

La forma que ellos van a tener de ver no va a ser igual a lo que consideramos las personas que tenemos una visión normalSara Bueno Fernández, oftalmóloga, optometrista, y profesora

La doctora Sara Bueno Fernández, doctora en optometría y profesora de la Universidad CEU San Pablo afirma que en el caso de que se desarrollase de manera definitiva el implante cerebral «no se podría ofrecer en las consultas porque la pérdida de visión depende el tipo de causa y de la zona que esté dañada. 
En el caso de Bernardeta el receptor es un objeto que físicamente parecen unas gafas. Éstas son las que reciben la imagen y la transforman en un impulso eléctrico, que es el que se transmite al cerebro en el punto concreto del corte visual y en forma de señal eléctrica, la cual el cerebro interpreta y crea una ilusión óptica, porque no es una visión real. Parecen formas, letras y líneas. Estamos hablando de unos electrodos que tienen cientos de píxeles, cuando una retina humana tiene millones de píxeles», explica la doctora en optometría.
Bueno Fernández asegura que «la forma que ellos van a tener de ver no va a ser igual a lo que consideramos las personas que tenemos una 'visión normal'».
En diciembre del año 2020 en colaboración con el Instituto de Holanda, Eduardo y su quipo publicaron un estudio en el que implantaron 24 diodos en un par de primates: «Los animales eran capaces de percibir formas y letras, pero se nos presentaron varios problemas: el primero que eran primates y no personas, el segundo que no eran ciegos y el tercero que los animales no hablan, entonces sabíamos que diferenciaban una forma con otra, pero no de qué manera», explicaba.
La optometrista Bueno comentó que «viendo como avanzan todos temas en ciencias biomédicas no dudo en que se termine consiguiendo de alguna forma, no restablecer la visión completa, pero sí que se pueda interpretar patrones de formas, objetos, movimientos que estén delante de la persona y que eso le ayude a mejorar su calidad de vida».

Estudio y funcionamiento

Cuando queremos comunicarnos mediante el implante cerebral, es decir, enviar información al sistema nervioso, necesitamos captar información del exterior, por ese motivo «las gafas tienen una pequeña cámara que modifica la información visual», explica el científico. 
Lo que se hace a continuación es procesar esa información, de la manera más parecida posible a como lo hace la retina, para ello el doctor Fernández y su grupo de investigación desarrollaron durante muchos años «varias retinas artificiales. Ahora somos capaces de transformar el entorno en trenes de potenciales eléctricos. 
Luego, avanzó el director, en necesario enviar esa información al cerebro. «Lo que se hace es como un baipás, nos saltamos el ojo junto a la retina y enviamos la información directamente al cerebro. Para ello realizamos una pequeña craneotomía. Se abre un pequeño agujero en el cráneo, te encuentras primero las meninges y luego llegas al cerebro».
Para iniciar el proceso cuentan con una matriz de electrodos muy pequeña, de cuatro por cuatro milímetros. «Mediante un dispositivo neumático la implantamos muy rápidamente y cerramos la cirugía. Tras esto, ponemos el sistema de visión» concluye.
El científico quiere aclarar que «Son datos muy prometedores, pero también muy preliminares. De momento se ha realizado a una sola persona y por tanto no se pueden crear falsas expectativas ya que puede hacer mucho daño. Hemos iniciado un camino, pero queda mucho por recorrer aún».
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