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24 de abril de 2024

Imagen digital de un blastocito

Imagen digital de un blastocito

Científicos europeos desarrollan embriones artificiales para favorecer abortos y embarazos «a la carta» de forma mecánica

Un grupo liderado por la Academia Austriaca de Ciencias crea «pseudoembriones» a partir de células madre para estudiar su implantación en el útero

mejorar las terapias de fecundación in vitro. Hacer más efectiva la anticoncepción. Dominar las técnicas para «generar un bebé». Provocar un aborto «sin efectos secundarios». Todos estos son los objetivos que persigue y que podría lograr la invetsigación basada en un estudio publicado el 2 de diciembre en la revista científica Nature bajo el título Human blastoids model blastocyst development and implantation (Blastoides humanos modelan el desarrollo del blastocisto y la implantación).
Según explica el estudio, elaborado por un grupo de científicos encabezados por la Academia Austriaca de Ciencias, los blastoides, unas estructuras que imitan al embrión humano temprano y que fueron dadas a conocer hace unos meses, reproducen fielmente las primeras fases clave de su desarrollo. «Una semana después de la fecundación, los embriones humanos se implantan en el útero. Este acontecimiento requiere que el embrión forme un blastocisto consistente en una esfera que rodea una cavidad que alberga al embrión propiamente dicho», aduce la introducción del documento.
Sin embargo, la efectividad de la anidación del óvulo fecundado sigue siendo un misterio a nivel científico, y para desentrañarlo el grupo de investigadores decidió simular lo que sucede en el vientre de una madre usando células madre cultivadas en un laboratorio. Para ello, realizaron tres modificaciones moleculares en las células madre, que modificaron su comportamiento y empezaron a formar esferas muy similares a un embrión de unos siete días de edad, que es lo que se conoce como blastocisto. En este momento, el embrión, compuesto por cerca de 200 células complejas, contiene ya una carga genética nueva, por lo que es un ser humano con un ADN único en el mundo.

El misterio de la implantación

Estos embriones modificados en el laboratorio, que se utilizan a menudo en las técnicas de reproducción asistida –en las que se evalúa «la calidad» de cada embrión y se eliminan los menos aptos–, fueron puestos en contacto entonces con células del endometrio. Añadiendo estrógeno y progesterona, hormonas que segregan las mujeres embarazadas, se consiguió una implantación en laboratorio. Es decir, el estudio consiguió recrear las condiciones necesarias para conseguir que un embrión anide y llegue a término, algo que según los últimos datos solo ocurre en una de cada dos fecundaciones. 
Muchos de los anticonceptivos actuales son en realidad abortivos, ya que lo que hacen es precisamente impedir la implantación del cigoto. Es el caso de los mecanismos hormonales que alteran el endometrio; del dispositivo intrauterino (DIU), que provoca una inflamación crónica del endometrio que impide la implantación; y de la conocida como «píldora del día después», que provoca una inflamación crónica del endometrio que impide también la implantación.

Las consecuencias bioéticas

El estudio no solo está enfocado a conocer mejor las fases del desarrollo embrionario, sino que busca una aplicación científica inmediata: controlar la capacidad de generar embarazos y de efectuar abortos. «La tasa de éxito de la fecundación in vitro es del 25 % aproximadamente. Hay mucho margen para la mejora», ha explicado uno de los científicos a cargo de la investigación, el biólogo Nicolas Rivron, en la presentación de los resultados del estudio.
Al analizar la implantación con estos embriones artificiales, se puede conocer qué cantidad de hormonas puede impedir la implantación. De hecho, como el mismo investigador señalaba, «la mayoría de los anticonceptivos actuales se basan en hormonas, que sirven para prevenir la formación de un embrión o su implantación». Al impedirse la implantación del óvulo fecundado lo que se produce es un aborto temprano.
De hecho, la principal conclusión de la investigación es que  la molécula SC144, que tiene la aprobación de la Administración de Alimentación y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), inhibe la implantación, lo que señala  el camino no solo hacia una nueva generación de anticonceptivos, sino también de abortivos. «La píldora de primera generación trataba de impedir la ovulación con el propósito claro de que no pudiera darse la fecundación, y lo conseguía a costa de su elevado contenido hormonal. Ahora no excluye la acción interceptiva: ya no interesa interferir con la ovulación, pues es más eficaz impedir la nidación del embrión. Y si la nidación se ha cumplido ya, se lo puede eliminar mediante la píldora abortiva, que tiene su máximo de eficacia frente al embrión de menos de 8 semanas», explica Gonzalo Herran, profesor de Bioética de la Universidad de Navarra

Aborto del embrión a los 14 días

Este estudio realizado con «embriones artificiales» abre un marco legal nuevo, quizá precisamente por ello un vacío legal, en cuanto a la experimentación con embriones humanos. Y es que en muchos países europeos, incluida España, la ley impide cultivar embriones humanos más allá de los 14 días. Sin embargo, no hay ninguna ley que haga referencia a los embriones artificiales generados en laboratorio, por lo que la experimentación prenatal no encontraría límites. 
En un giro propio de Michael Bay en la película La Isla, este estudio ha hecho pensar también en la posibilidad de implantar los embriones artificiales en humanos adultos, algo que el grupo de investigación ya ha intentado con ratas de laboratorio. Sin embargo, ni una sola vez consiguieron generar ratones recién nacidos. «Con toda probabilidad tampoco funcionaría en humanos», confiesa Rivlon, que cree que es una práctica que no debería llevarse a cabo, a pesar de que no haya ninguna ley que lo impida.
El equipo usó también los blastoides para descubrir un nuevo efecto de una molécula natural, el LPA, que mejora la autoorganización de las células madre, por lo que podría utilizarse para impulsar la formación de embriones naturales durante los procedimientos de fecundación in vitro. La Universidad Libre de Bruselas está a la espera de la aprobación de las autoridades para empezar a probar esta y otras moléculas en procedimientos in vitro.
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