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Estragos del tornado en Kentucky, este domingoAFP

Cambio climático

EE.UU. advierte sobre los inusuales tornados: «Esta será nuestra nueva normalidad»

La virulencia del fenómeno y las altas temperaturas desatan los peores presagios de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias sobre los efectos del cambio climático

La posible vinculación entre los tornados que este fin de semana han azotado con gran violencia varios estados norteamericanos y los efectos del cambio climático ha desatado los peores presagios de EE.UU. sobre las posibles consecuencias meteorológicas que puedan avecinarse de ahora en adelante.
La administradora de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA), Deanne Criswell, advirtió en declaraciones a CNN el domingo que «esta será nuestra nueva normalidad», en referencia a la anomalía que supone un fenómeno de estas características y virulencia en esta época del año –es en abril y mayo cuando los tornados se suceden en mayor cantidad en la parte central del país–, además de las cálidas temperaturas, cercanas a los 25 grados centígrados, que reinaban al comienzo del fin de semana en Kentucky, el estado más afectado por el desastre. 
«Los efectos que estamos viendo del cambio climático son la crisis de nuestra generación», aseguró Criswell. En opinión de la FEMA, la gravedad, la duración y la magnitud de las tormentas que están sucediendo a estas alturas del año «no tienen precedentes».
Los servicios de emergencia estadounidenses seguían buscando el domingo a supervivientes de los temporales, que han acabado con la vida de decenas de personas en varios estados y han dejado pueblos enteros ruinas, mientras el gobernador del azotado estado de Kentucky advirtió que los perros rastreadores aún estaban encontrando cadáveres.
El presidente Joe Biden, por su parte, calificó el inusual estallido de tornados en el corazón de Estados Unidos como «uno de los mayores» en la historia del país, y aunque subrayó que los fenómenos eran «más intensos» debido al calentamiento global, no estableció una relación directa entre el cambio climático y la catástrofe. Tanto funcionarios federales como locales advirtieron que el número de muertos, por ahora de 94, podría aumentar todavía más.
El presidente envió a Kentucky a los jefes del Departamento de Seguridad Nacional y la FEMA para evaluar la situación y prometió toda la ayuda federal.
Las autoridades locales estaban comenzando a recibir dicha ayuda para los residentes atónitos que todavía buscaban entre los escombros de sus hogares y negocios, pese a la intensa devastación. «Lo primero que tenemos que hacer es llorar juntos y lo haremos antes de reconstruir juntos», expresó el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, en una conferencia de prensa por la tarde.
Más de 80 personas han muerto solo en el estado de Kentucky, muchos de ellos trabajadores en una fábrica de velas de la devastada ciudad de Mayfield, dijo Beshear el domingo, y anticipó en CNN que «ese número va a superar las 100».
Troy Propes, director ejecutivo de la empresa propietaria de la fábrica, defendió su decisión de no cerrarla cuando se acercaba la tormenta. «Hicimos todo lo que se suponía debía hacerse», justificó. Más tarde, el gobernador dijo que el dueño de la fábrica creía que se había localizado a más trabajadores y que sería «bastante maravilloso» si se redujera la cifra, pero enfatizó que no podía verificar esa información. Al menos seis personas murieron en un almacén de Amazon en la ciudad de Edwardsville, en el sur de Illinois, donde procesaban pedidos para la temporada de Navidad en el turno de noche.
Los equipos de emergencia trabajaron desde la noche hasta el domingo en ambos lugares, y los agentes de FEMA y los voluntarios de la Cruz Roja permanecían en la escena en Kentucky. El jefe de bomberos de Edwardsville, James Whiteford, dijo a los reporteros que la operación había pasado del rescate a enfocarse «solo en la recuperación», alimentando los temores de que el número de víctimas aumente.