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26 de abril de 2024

Irene Montero

La ministra de Igualdad, Irene Montero

Sociedad

Tras los «azotes» de Pablo Iglesias, Igualdad denuncia ahora la «violencia política de género»

La nueva Estrategia estatal para combatir violencias machistas 2022-2025 pone el foco en las críticas contra dirigentes políticos

Dentro de la Estrategia estatal para combatir violencias machistas 2022-2025, el Ministerio de Igualdad contempla la «consolidación de una línea de estudios e investigaciones en el marco de las distintas formas de violencia machista». Habla en realidad de la elaboración de un popurrí de informes adjudicados a dedo a distintas asociaciones amigas a cuenta de la Administración.
Entre los documentos que incluye el citado plan, se encuentra uno referido a «la violencia política por razón de género en España», un trabajo de la Asociación Hybridas por el que Igualdad pagó 12.100 euros y que acaba de ser publicado.
Este texto se basa en diez entrevistas a perfiles políticos, institucionales y grupos de activistas en el que mezcla los casos de violencia contra líderes hispanoamericanas, los asesinatos de comunicadoras en Afganistán o el Sofagate, frente a situaciones ocurridas en nuestro país. Todo ello adornado con declaraciones de las entrevistadas, cuyas expresiones son reveladoras:
«La violencia política también es perpetuar, digamos, el patriarcado. O sea, intentar, o poner muy difícil, o poner palos en las ruedas, a la incorporación de mujeres a la política»

Seguramente sea una de estas realidades que todavía no veo, porque he ido abriendo los ojos a lo largo de tu trayectoria y experiencia vital, cosas que no existían, de repente, las ves con claridad y una vez que ya las has visto no los puedes volver a cerrar nunca más, ¿vale?

«No. Que es un tema bastante desconocido para mí. Seguramente sea una de estas realidades que todavía no veo, porque he ido abriendo los ojos a lo largo de tu trayectoria y experiencia vital, cosas que no existían, de repente, las ves con claridad y una vez que ya las has visto no los puedes volver a cerrar nunca más, ¿vale? Las percibes siempre. Pero esta es desconocida para mí. Ahora que me habéis leído la definición intento identificarla con situaciones o con cuestiones que creo que puedan estar relacionadas, pero, no te creas que lo veo de una forma clara, ¿sabes?»
«Hay como muchas formas de ubicarte en tu sitio, de recordarte que tú eres una tía, y pues, te insultan en el pleno, te tiran los trastos…»
«Lo que sí tengo la sensación es como…, que no se te toma…, cuando hablas, en los grupos de trabajo, en la toma de decisiones, en el desarrollo de proyectos, no… tienes siempre esa sensación, que ya no sé hasta qué punto es real o no, porque se te tiene que escuchar, pero no se te tiene igual valor, lo que dices, tus ideas, y parece que están ahí esperando a que te calles para hablar de lo que realmente importa o poner encima de la mesa ideas buenas, porque a esta hay que escucharla y poco más, ¿vale? Esa sensación sí que la tengo»
«Creo que la hay y, en nuestro contexto, especialmente, mucha violencia simbólica o verbal…, justo la semana pasada, ¿no?, hemos vivido un claro caso de violencia política contra las mujeres, ¿no?, el que no nos callemos a la hora de reclamar nuestros derechos. Entonces somos brujas, somos borrachas, somos putas»
«Una violencia política en todos los ámbitos… pero no pudieron conmigo, pero el desgaste personal es verdaderamente muy grande, porque cuando afecta a tu entorno, a tu familia, y también cuando afecta a tu propio trabajo porque todo es una maniobra de distracción para que no te concentres en trabajar y abordar los temas políticos que tienes delante si no [sic] en defenderte de las insidias, de las mentiras de las calumnias…»

De mis primeras intervenciones, había una diputada que me mariconeaba, directamente, cuando yo intervenía

«De mis primeras intervenciones, había una diputada que me mariconeaba, directamente, cuando yo intervenía. Ya estamos hablando de otra mujer, ¿no?, de que cuando hablaba soltaba grititos: «¡Aaaaaay!». Pasaba al lado y «¡aaaaay!», y luego, como estaba interviniendo y entonces me giré y le dije «justamente esto es lo que pretendemos combatir.»
«O sea, usted tendrá 60 años, pero yo tengo una carrera, dos másteres y cuando acabe esto [...] voy a intentar hacer un doctorado ¿Y usted, cuántas horas habrá pasado en la universidad? ¿Hace cuantos años? ¿Y usted me tiene que llamar a mí niña?»
«Y no es una movida ideológica, es una movida emocional, en plan 'yo no puedo más', no puedo ser diana de más mierda, en clave política, en clave de género, no quiero sentirme más como si estuviera loca»
«A ver, intento que no sea así, pero te mentiría si no te digo que he cambiado cosas, que mides las palabras que a veces harías bromas que no haces porque seguro que alguien la va a sacar de contexto. Tienes que tener en cuenta lo que opinan los demás sobre ti constantemente, pues sí, porque tienes todos los focos sobre ti día y noche los 7 días a la semana».

Yo ahora de hecho voy a terapeuta y es una tía que me hace terapia hace muchos años y yo necesito una vez al mes al menos soltar mierda y que me dé herramientas

«Yo ahora de hecho voy a terapeuta y es una tía que me hace terapia hace muchos años y yo necesito una vez al mes al menos soltar mierda y que me dé herramientas. Ahora por ejemplo queremos hacer un curso de teatro como forma de protección, porque es que es una movida de que… es como si llueve y te pones el chubasquero, tenemos que encontrar la manera de poder estar ahí y que no te reviente la vida».

Estudio de caso

El informe incluye un estudio de caso basado en el seguimiento de comentarios en Facebook de cuatro figuras políticas: Sánchez, Casado, Yolanda Díaz e Inés Arrimadas, «considerados como las ‘mejor valoradas’ en el Barómetro del CIS de octubre de 2021 –en realidad, las dos únicas incluidas–. Las autoras reconocen «no se observa una mayor cantidad de violencia ejercida hacia mujeres. Posiblemente, esto se debe a que las figuras masculinas son más visibles al ser líderes de los partidos más votados, y generan mayores disensos».
«Aunque ellos también reciben insultos en torno a su inteligencia, los referidos a ellas son más agresivos […] En cuanto a los comentarios abusivos relacionados con su vida personal, aunque ambos géneros reciben un número similar, en ellas se aprecia más agresividad al profundizar en mayor medida en detalles personales y perpetuando los roles de género tradicionales», concluye el estudio.

De los «azotes» de Iglesias a la «puta coja» de Pam

Lo cierto es que los dirigentes de Podemos han ofrecido un espectáculo de esa «violencia política» que cita el informe. El propio Pablo Iglesias fue duramente criticado después de que OkDiario filtrara una conversación con Juan Carlos Monedero en un chat de Telegram en el que aseguraba que «azotaría hasta que sangrase» a la presentadora Mariló Montero. «Esa es la cara B de lo nacional popular… Un marxista algo perverso convertido en un psicópata».
En ese mismo chat, Iglesias señalaba que «con la política me pasa lo mismo que con el sexo de mayorías… No me la pone dura». El líder de Podemos tuvo que salir a pedir disculpas: «Siento muchísima vergüenza».
También Ángela Rodríguez Pam protagonizó en 2016 una situación similar cuando llamó «puta coja» a la entonces líder de Podemos en Galicia, Carmen Santos, que tiene movilidad reducida. La secretaria de Estado de Igualdad fue denunciada por compañeros de su partido, aunque no fue impedimento para que Irene Montero se la llevara de asesora al Ministerio para luego ser nombrada secretaria de Estado con un sueldo de 120.000 euros.
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