Fundado en 1910

02 de mayo de 2024

Censura

La lucha contra la desinformación puede devenir en censuraCreative Commons

Manipulación mediática

¿Quién verifica a los verificadores? El 85 % de los europeos quiere que se actúe contra la desinformación

Es lo que señala un estudio de una fundación alemana que anima a aumentar el control por parte del Estado de determinadas plataformas y medios

En los últimos años se han popularizado expresiones como fake news, bulos y desinformación. Al mismo tiempo, plataformas en apariencia independientes han surgido para sentenciar qué es y qué no información veraz, lo que se conoce como «verificadoras» (fact-checkers en inglés).
Ante esto surge la pregunta: ¿quién verifica a las verificadoras? ¿Existen intereses privados detrás de estas empresas o realmente persiguen el bien común manteniendo una independencia?
Un estudio reciente publicado por la Fundación Berstelsmann señala que el 85 % de los ciudadanos de la Unión Europea están de acuerdo en que los Estados actúen de manera más contundente en contra de la difusión de desinformación a través de la red. Sobre actuar contra la desinformación en radiotelevisión no dice nada, y esto es importante ya que son dos de las plataformas con más usuarios.
Lo que sí aparece es una comparación entre prensa, radio, televisión y redes sociales. Llama la atención que la credibilidad de las redes sociales sea mayor en la mayoría de los países que los medios tradicionales. Y aun más cuando se apunta a evitar la desinformación en redes sociales. ¿Qué relación existe entre unos y otros?
Un 89 % de los encuestados pide mayor compromiso en contra de la desinformación por parte de los responsables de las plataformas de Internet. Las grandes tecnológicas ya censuran abiertamente, eliminan contenido manu militari sin dar a los usuarios mucho margen de acción.
El caso de Youtube es uno de los más evidentes: desde el inicio de la crisis del coronavirus se ha dedicado a eliminar todo el contenido que pusiera en duda las informaciones vertidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), al mismo tiempo que, por ejemplo, mantiene contenido que incentiva el aborto, la hormonación de menores o la ideología de género. ¿Ciencia? Depende de para quién y para qué.
Un 54 % de los encuestados dice que con frecuencia tiene dudas acerca de la veracidad de los contenidos de internet. Un 39 % ha detectado casos concretos de desinformación. Ni rastro de nuevo de la veracidad de los grandes conglomerados mediáticos.
El estudio muestra también que cuantos más canales usen las personas más posibilidad tienen de detectar informaciones falsas. Especialmente los usuarios de Twitter y Telegram registran con cierta frecuencia informaciones falsas y las reportan. Los que están acostumbrados a informarse por varias fuentes son más críticos con la información que reciben.

La democracia funciona menos cuando no conviene que funcione

Preocupa que el estudio recomiende para Alemania y Europa un monitoreo sistemático por parte de científicos independientes y actores de la sociedad civil para detectar mejor desinformaciones y señalarlas como tales.
Y preocupa porque fueron las votaciones del Brexit y la negativa del pueblo colombiano a que se pactara con las FARC -y que igualmente se acabó haciendo- lo que hizo saltar las alarmas de muchos dirigentes políticos, incluida Angela Merkel. La democracia funciona menos cuando no conviene que funcione.
Nadie está en contra de una lucha por una mejor y más clara información libre de intereses de parte, pero… ¿quién se encarga de que esto sea así?

International Fact-checking Network

Se suelen presentar como científicos independientes y actores de la sociedad civil a empresas o personas de dudosa independencia. En el caso español dos empresas copan este mercado de comprobación de datos: Newtral y Maldita.es. ¿Son tan independientes como se nos hace creer?
Ana Pastor es dueña de Newtral y esta, a su vez, pertenece la red International Fact-cheking Newtork que, a su vez, pertenece al Instituto Poynter de Estados Unidos.
Los mayores donantes de este instituto desde 2015, entre otros, han sido Bill & Melinda Gates Foundation, Google News Initiative, Google News Lab, Meta Platforms (Facebook), Microsoft, National Endowment for Democracy, Open Society Foundations (George Soros), Tik-Tok y Whatsapp.
Que los dueños de las principales plataformas sean a su vez promotores de una red internacional de verificadores y que estos, a su vez, sean los verificadores oficiales de sus plataformas dista mucho de ser independiente.
El caso de Maldita.es se circunscribe al ámbito nacional. Ha recibido subvenciones del Gobierno de Pedro Sánchez y en rara ocasión verifica las fuentes oficiales. Es más, durante toda la pandemia, Maldita.es dictaminó que que no era recomendable buscar más información más allá de la oficial. Rara forma de realizar la labor de verificación.
La labor fundamental del periodismo es dudar de la información proveniente de los poderes fácticos. Si no se realiza esta labor, ¿estamos ante un censurador oficial disfrazado de independiente?
A poco que uno se pasee por las páginas y perfiles de redes sociales de estas dos empresas podrá reconocer un sesgo ideológico evidente y muy alejado de la cacareada neutralidad que se persigue.
Comentarios
tracking