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02 de mayo de 2024

Ilustración: eutanasia

Lu Tolstova

La familia de un joven de 33 años de Huelva al que se le ha practicado la eutanasia reconoce sus «sentimientos encontrados»

En 2022 –último año del que hay registros– esta práctica provocó la muerte de 370 personas que decidieron acogerse a la Ley de Eutanasia, aprobada por el Ejecutivo hace casi tres años

«Rotos». Este ha sido el principal sentimiento de la familia de José Díaz, un onubense de 33 años que fallecía en las últimas horas tras recibir la eutanasia tras sufrir una necrosis cerebral. Esta práctica, tristemente extendida en nuestro país, vuelve a demostrar que lejos de poner soluciones, provoca dolor y sufrimiento añadido a una familia que ha tenido que decir adiós de la manera más traumática posible.
De hecho, han sido los propios familiares de José los que declaraban haber tenido «sentimientos encontrados» porque «ha sido un día duro», al tiempo que han indicado que al menos el transito «ha sido breve».
«Se ha marchado agarrado a nuestras manos», compartía la familia, totalmente devastada tras la muerte de José.

Cultura de la muerte en auge

El caso de José Díaz no es el primero que tiene lugar en nuestro país y, por desgracia, no será el último. En 2022 –último año del que hay registros– esta práctica provocó la muerte de 370 personas que decidieron acogerse a la Ley de Eutanasia, aprobada por el Ejecutivo hace casi tres años.
Esta práctica, que atenta contra el significado más puro de la vida, sigue siendo gran objeto de críticas por parte del sector de la medicina, que siguen cuestionando su necesidad. Una realidad que se volvía a ver en el caso de José. Ya el pasado 21 de febrero, la consejera de Salud y Consumo andaluza, Catalina García, indicó que «sus médicos eran objetores de conciencia», demostrándose la necesidad de reformar la ley.

Los cuidados paliativos, estancados

Mientras el Gobierno sigue apostando por esta cultura de la muerte, lo que se solicita desde distintos sectores –y desde el hemiciclo– es una Ley de Cuidados Paliativos que garantice una asistencia integral igual en todo el país. Una demanda que, años después, continúa estancada como consecuencia de la inacción de un Gobierno más centrado en asesinar, que en poner soluciones.
Sin embargo, a pesar de las trabas del Ejecutivo, regiones como La Rioja ya han comunicado que pondrán en marcha su propia legislación sobre cuidados paliativos. En este caso, esta legislación fijará los derechos de las personas con enfermedades incurables avanzadas en la región, así como los deberes del personal sanitario que interviene en el proceso.

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