Estos son los alimentos esenciales que hay que tener en la despensa en caso de catástrofe

Tras el gran apagón que sufrió España este pasado lunes, la ciudadanía ha empezado a tomar conciencia de la importancia de tener recursos en caso de catástrofe. Uno de los factores más importantes a tener en cuenta es la alimentación. Con estos alimentos esenciales, se calcula que una familia podría vivir sin problemas sin electricidad y alimentándose, además, de forma saludable.

Verduras y hortalizas de temporada

Este sencillo alimento rico en nutrientes puede ser uno de los grandes aliados del ser humano en caso de catástrofe. Las verduras son una fuente fundamental de vitaminas, minerales y fibra, elementos esenciales para el buen funcionamiento del organismo. En una situación de catástrofe, si bien las verduras frescas pueden escasear, existen alternativas muy útiles como las conservas, las verduras congeladas (si hay electricidad), o las versiones deshidratadas y liofilizadas, que ocupan poco espacio, se conservan por largos periodos y pueden rehidratarse con agua caliente.

Embutidos

Los embutidos, como el chorizo, el salchichón o el jamón curado, tienen la ventaja de conservarse a temperatura ambiente durante mucho tiempo, gracias a los procesos de curado y secado. Esto los convierte en una fuente accesible de proteínas y grasas en momentos donde no se puede cocinar o refrigerar alimentos. Aunque su consumo debe moderarse debido al alto contenido en sodio y grasas saturadas, pueden ser una solución rápida y energética en emergencias. En pequeñas cantidades, aportan energía sostenida y ayudan a mantener la masa muscular gracias a su contenido proteico.

Fruta

La fruta aporta azúcares naturales, fibra, agua y una amplia variedad de vitaminas esenciales como la vitamina C y el potasio. En casos de emergencia, las frutas frescas pueden ser difíciles de conservar, pero las versiones deshidratadas, en almíbar ligero o en su propio jugo son opciones prácticas. También se pueden incluir en polvo o como purés envasados. Estas versiones mantienen buena parte de sus nutrientes y son una excelente forma de mantener una dieta equilibrada. Además, ayudan a evitar el estreñimiento y a mantener el sistema inmunológico activo, lo cual es crucial en situaciones de estrés o acceso limitado a servicios sanitarios.

Legumbres

Las legumbres como lentejas, garbanzos o alubias destacan por su alto valor nutricional. Son ricas en proteínas vegetales, hidratos de carbono complejos, hierro, magnesio y fibra. En formato seco, ocupan poco espacio y pueden durar años; las versiones en conserva están listas para comer, incluso sin cocción, si es necesario. En situaciones de catástrofe, las legumbres proporcionan energía sostenida, saciedad y contribuyen al mantenimiento de la masa muscular. Además, son versátiles y combinan bien con otros alimentos básicos como arroz o verduras.

Arroz y pasta

Tanto el arroz como la pasta son alimentos altamente energéticos, económicos, fáciles de preparar y de almacenar durante mucho tiempo. Son ricos en carbohidratos complejos, que aportan energía de forma progresiva. En momentos de crisis, son fundamentales para mantener el cuerpo activo y nutrido. Elegir sus versiones integrales permite añadir fibra, vitaminas del grupo B y minerales a la dieta. Además, su versatilidad permite combinarlos con otros alimentos disponibles, como legumbres, conservas o verduras deshidratadas.

Frutos secos

Los frutos secos como nueces, almendras, avellanas o cacahuetes son una excelente fuente de energía, grasas saludables, proteínas, vitamina E y minerales como el magnesio o el zinc. Tienen una larga vida útil sin necesidad de refrigeración, lo que los convierte en un recurso muy valioso en catástrofes. Son ideales como tentempié o complemento de comidas, ya que aportan nutrientes esenciales que ayudan a mantener el sistema nervioso, la función cognitiva y el corazón en buen estado. Su alta densidad calórica también los hace útiles cuando se necesita cubrir muchas necesidades energéticas con poco volumen de comida.

Aceite

El aceite, especialmente el de oliva, es un elemento básico en la alimentación mediterránea y una grasa saludable que proporciona energía concentrada. Se conserva bien a temperatura ambiente y puede utilizarse tanto para cocinar como para aliñar alimentos fríos si no es posible usar fuego. Es rico en grasas monoinsaturadas y antioxidantes, y se ha demostrado que tiene efectos antiinflamatorios y protectores cardiovasculares. Además, mejora la absorción de ciertas vitaminas liposolubles (A, D, E y K), lo que lo convierte en un ingrediente clave para mantener una dieta equilibrada incluso en condiciones adversas.

Cereales

Los cereales, como avena, trigo inflado o copos de maíz, son fáciles de conservar y no requieren refrigeración. Pueden consumirse con leche en polvo, bebidas vegetales o incluso agua, lo que los convierte en un desayuno práctico y energético durante una emergencia. Aportan hidratos de carbono complejos, fibra y micronutrientes importantes como hierro o zinc. Si se eligen integrales, el beneficio nutricional es aún mayor, ya que ayudan a mantener estable el nivel de glucosa en sangre y favorecen la digestión. Son una excelente opción para mantener el cuerpo nutrido sin requerir preparación complicada.

Conservas

Las conservas alimentarias son uno de los pilares de la alimentación en contextos de catástrofe. Pueden contener pescado (atún, sardinas), carne (pollo, ternera), legumbres, verduras o frutas, y se mantienen en buen estado durante años sin refrigeración. Su gran ventaja es que están listas para consumir, lo que las hace ideales cuando no se dispone de agua potable o electricidad para cocinar. Desde el punto de vista nutricional, muchas conservas conservan casi intactas sus propiedades, especialmente si son al natural o con bajo contenido en sal y azúcares añadidos. Son una forma eficaz de cubrir una dieta variada con recursos mínimos.