Las pautas para prevenir los problemas urinarios en gatos con la llegada del frío

Con la llegada del otoño y la bajada de temperaturas, muchos gatos domésticos pasan más tiempo en interiores, reducen su actividad física y consumen, en su mayoría, pienso seco. Esta combinación, aparentemente inocua, puede tener consecuencias para su salud, ya que disminuye de forma natural la ingesta de agua y provoca una orina más concentrada. El resultado es un aumento del riesgo de problemas urinarios, como la formación de cristales, la cistitis o las infecciones del tracto urinario.

«Los síntomas más frecuentes incluyen micciones repetidas, dolor al orinar, presencia de sangre en la orina o cambios de comportamiento, como esconderse o mostrarse más irritables», explica Ana Hernández, veterinaria de Sanitas. También pueden observarse conductas como orinar fuera de la bandeja, lamerse en exceso la zona genital, mostrar apatía o mal humor. Si estos signos no se detectan a tiempo, advierte la especialista, los problemas pueden derivar en complicaciones graves, como obstrucciones urinarias, infecciones recurrentes o incluso daño renal.

La veterinaria subraya que no solo la cantidad de agua disponible es importante, sino también la forma en que los gatos interactúan con su entorno. «Algunos prefieren beber justo después de comer o tras jugar, lo que les permite combinar actividad y consumo de líquidos. Otros se muestran más dispuestos si se les ofrece agua en diferentes alturas o recipientes adaptados a su tamaño o postura. Conocer estos pequeños hábitos permite a los dueños facilitar la ingesta de agua de manera natural», añade Hernández.

Para reducir el riesgo de deshidratación y mantener una buena salud urinaria, los especialistas de Sanitas recomiendan adoptar una serie de hábitos sencillos. Uno de ellos es utilizar fuentes de agua, ya que muchos gatos prefieren el agua en movimiento, al percibirla como más fresca y atractiva. Este tipo de dispositivos estimulan su curiosidad y pueden duplicar o incluso triplicar la cantidad de líquido que ingieren cada día. Además, colocarlas en un lugar tranquilo, alejado del comedero y del arenero, aumenta su eficacia.

Otra medida efectiva es incorporar dieta húmeda a su alimentación. Alternar o complementar el pienso seco con comida húmeda incrementa notablemente la ingesta de agua, ayudando a diluir la orina y reduciendo el riesgo de formación de cristales. Incluso pequeñas raciones diarias pueden marcar la diferencia en aquellos gatos que tienden a beber poco.

También resulta fundamental favorecer el juego y la actividad física. La estimulación mediante juguetes o interacción con sus cuidadores mantiene al gato activo y saludable, al tiempo que puede animarlo a beber más, especialmente si se combina con premios húmedos o snacks hidratantes. La actividad regular, además, contribuye a una función renal más eficiente y a la prevención de problemas urinarios.

Los expertos recuerdan la importancia de realizar controles veterinarios periódicos, ya que las revisiones permiten identificar posibles predisposiciones a trastornos urinarios y adaptar las recomendaciones a la edad, raza, alimentación y hábitos de cada animal. Los análisis rutinarios de orina o los chequeos generales pueden evitar que una complicación leve se convierta en un problema grave.

Por último, Hernández destaca que factores ambientales como la temperatura y la humedad del hogar también influyen en la cantidad de agua que beben los gatos. «Estudios recientes muestran que mantener un ambiente ligeramente más cálido y con niveles adecuados de humedad favorece que los gatos beban con mayor regularidad y, en consecuencia, disminuye el riesgo de problemas urinarios», concluye la veterinaria.

El otoño, por tanto, no solo trae cambios para las personas, sino también para sus compañeros felinos. Prestar atención a sus hábitos de hidratación y comportamiento es clave para evitar complicaciones y garantizar su bienestar durante los meses más fríos.