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El Amazonas, un paraíso en peligro

El «arco de la deforestación» es un cataclismo en ciernes para nuestro planeta

AFP

Un avión descarga agua sobre un incendio en Porto Jofre, Mato Grosso.

Vista desde el cielo, el Amazonas es una extensión interminable de un profundo verde, un lugar donde la vida estalla desde todas las superficies, roto solo por los ríos azules que lo cruzan serpenteando.

CARL DE SOUZA / AFP

En los bordes de la selva tropical más grande del mundo, el vasto tejido cicatricial marrón muestra los lugares donde la jungla está siendo arrasada y quemada para dar paso a carreteras, minas de oro, cultivos y especialmente ranchos ganaderos. Es el «arco de la deforestación» de rápido avance que atraviesa América del Sur, y es un cataclismo en ciernes para nuestro planeta.

En los bordes de la selva tropical más grande del mundo, el vasto tejido cicatricial marrón muestra los lugares donde la jungla está siendo arrasada y quemada para dar paso a carreteras, minas de oro, cultivos y especialmente ranchos ganaderos. Es el «arco de la deforestación» de rápido avance que atraviesa América del Sur, y es un cataclismo en ciernes para nuestro planeta.

CARL DE SOUZA / AFP

Gracias a su exuberante vegetación y al milagro de la fotosíntesis, la cuenca del Amazonas ha absorbido, hasta hace poco, grandes cantidades de las crecientes emisiones de carbono de la humanidad, ayudando a evitar la pesadilla del cambio climático desenfrenado.

Gracias a su exuberante vegetación y al milagro de la fotosíntesis, la cuenca del Amazonas ha absorbido, hasta hace poco, grandes cantidades de las crecientes emisiones de carbono de la humanidad, ayudando a evitar la pesadilla del cambio climático desenfrenado.

CARL DE SOUZA / AFP

Pero los estudios indican que la selva tropical está cerca de un «punto de inflexión», en el que se secará y se convertirá en sabana, con 390 mil millones de árboles muriendo en masa. La destrucción ya se está acelerando, especialmente desde que el presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro asumió el cargo en 2019 en Brasil, hogar del 60 por ciento de la Amazonia, con un impulso para abrir tierras protegidas a la agroindustria y la minería.

Pero los estudios indican que la selva tropical está cerca de un «punto de inflexión», en el que se secará y se convertirá en sabana, con 390 mil millones de árboles muriendo en masa. La destrucción ya se está acelerando, especialmente desde que el presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro asumió el cargo en 2019 en Brasil, hogar del 60 por ciento de la Amazonia, con un impulso para abrir tierras protegidas a la agroindustria y la minería.

CARL DE SOUZA / AFP

La devastación está creciendo para la red exquisitamente intrincada de especies interdependientes del Amazonas, más de tres millones de ellas, incluida la vida silvestre icónica como la poderosa águila arpía y el elegante y majestuoso jaguar.

La devastación está creciendo para la red exquisitamente intrincada de especies interdependientes del Amazonas, más de tres millones de ellas, incluida la vida silvestre icónica como la poderosa águila arpía y el elegante y majestuoso jaguar.

CARL DE SOUZA / AFP

Las violentas incursiones de mineros ilegales de oro en tierras indígenas también han cobrado un precio terrible en los pueblos originarios, los mejores guardianes de la selva por sus tradiciones de profundo respeto por la naturaleza.

Las violentas incursiones de mineros ilegales de oro en tierras indígenas también han cobrado un precio terrible en los pueblos originarios, los mejores guardianes de la selva por sus tradiciones de profundo respeto por la naturaleza.

CARL DE SOUZA / AFP

«El sol está más caliente, los ríos se están secando, los animales están desapareciendo. Las cosas se están desmoronando», dice Eldo Shanenawa, un líder del pueblo Shanenawa en el noroeste de Brasil, quien a los 42 años dice haber visto antes el cambio de la Amazonia. sus ojos.

«El sol está más caliente, los ríos se están secando, los animales están desapareciendo. Las cosas se están desmoronando», dice Eldo Shanenawa, un líder del pueblo Shanenawa en el noroeste de Brasil, quien a los 42 años dice haber visto antes el cambio de la Amazonia. sus ojos.

CARL DE SOUZA / AFP

Los científicos dicen que si el Amazonas alcanza el punto de inflexión, en lugar de ayudar a frenar el cambio climático, lo acelerará repentinamente, arrojando hasta una década de emisiones de carbono a la atmósfera.

Los científicos dicen que si el Amazonas alcanza el punto de inflexión, en lugar de ayudar a frenar el cambio climático, lo acelerará repentinamente, arrojando hasta una década de emisiones de carbono a la atmósfera.

CARL DE SOUZA / AFP

«Por muy malas que sean las predicciones (sobre el cambio climático), en realidad son optimistas ... Vamos a llegar al escenario del espectáculo de terror mucho antes», dice la química atmosférica brasileña Luciana Gatti. «Estamos matando al Amazonas».

«Por muy malas que sean las predicciones (sobre el cambio climático), en realidad son optimistas ... Vamos a llegar al escenario del espectáculo de terror mucho antes», dice la química atmosférica brasileña Luciana Gatti. «Estamos matando al Amazonas».

CARL DE SOUZA / AFP

Esta es, de alguna manera, una historia de maldad: de tipos malos violentos con sombreros negros que explotan una frontera sin ley, corrupción política y desigualdad masiva para aumentar su riqueza a partir de las riquezas arrancadas de la tierra.

Esta es, de alguna manera, una historia de maldad: de tipos malos violentos con sombreros negros que explotan una frontera sin ley, corrupción política y desigualdad masiva para aumentar su riqueza a partir de las riquezas arrancadas de la tierra.

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Pero también es la historia de toda la humanidad: nuestra relación con la naturaleza, nuestros apetitos interminables, nuestra aparente incapacidad para detenernos. Después de todo, el oro, la madera, la soja y la carne que destruyen la selva tropical son una cuestión de oferta y demanda global. Los productos que matan al Amazonas se pueden encontrar en hogares de todo el mundo.

Pero también es la historia de toda la humanidad: nuestra relación con la naturaleza, nuestros apetitos interminables, nuestra aparente incapacidad para detenernos. Después de todo, el oro, la madera, la soja y la carne que destruyen la selva tropical son una cuestión de oferta y demanda global. Los productos que matan al Amazonas se pueden encontrar en hogares de todo el mundo.

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