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27 de abril de 2024

Imagen de archivo de plataformas petrolíferas en el mar

Imagen de archivo de plataformas petrolíferas en el marFreepik

Tres grandes petroleras probarán la captura de CO2 en un yacimiento brasileño

Se trata de una tecnología que consiste en separar el petróleo del CO₂ en el momento de la extracción para reinyectar posteriormente el gas en el subsuelo

Las empresas y los diferentes países del mundo continúan en su empeño por reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, principales causantes del calentamiento del planeta. Para ello, se están impulsando las energías renovables y dejando atrás las de combustión, lo que hace peligrar, entre otros, al petróleo y su fuerte industria para los próximos años.
Es por ello que las empresas que lo comercializan se ven obligadas a sumarse a esta ola verde e intentan compensar su huella de carbono para poder continuar con su actividad a lo largo y ancho del mundo.
El ejemplo más reciente reside en un consorcio liderado por los gigantes petroleros Petrobras, TotalEnergies y Shell, que va a probar en un yacimiento petrolífero submarino de Brasil una nueva tecnología que consiste en separar el petróleo del CO₂ en el momento de la extracción para reinyectar el gas en el yacimiento.
El objetivo de esta tecnología, según apuntan las empresas, es reducir «la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentando al mismo tiempo la capacidad de producción del campo» petrolero de Libra. Este se encuentra en la cuenca de Santos, frente a la costa de Brasil, y a 2.100 metros de profundidad bajo una gruesa capa de sal.
La producción de este yacimiento está estimada entre 8.000 y 12.000 millones de barriles diarios de petróleo, por lo que TotalEnergies describe el proyecto como una «tecnología pionera» que permitirá «reducir el volumen de gas enviado» a la superficie.
En concreto, la separación del aceite, que da lugar al petróleo, del gas natural y del CO₂ que se encuentran en las capas del yacimiento tiene lugar en los fondos marinos en el momento de la extracción, antes de que el aceite sea llevado a la superficie, mientras que el gas se reinyecta en el subsuelo.
El campo de Libra es manejado por el gigante brasileño Petrobras (38,6 %), en asociación con TotalEnergies (19,3 %), Shell Brasil (19,3 %), China National Petroleum Corporation (9,65 %), China National Offshore Oil Corporation (9,65 %) y PPSA (Pré-Sal Petróleo S.A., 3,5 %).
Muchos productores de hidrocarburos apuestan por las tecnologías de captura y almacenamiento de CO₂, que aún están en sus inicios, para mantener al menos parte de su actividad, al tiempo que limitan las emisiones de este gas, principal causante del calentamiento global.
A pesar de que esta captura de carbono existe desde hace años, ha sido en los últimos tiempos cuando se ha enfocado hacia amplificar la producción de petróleo, ya que el CO₂ extraído se utiliza para inyectarlo en los campos petroleros existentes y aumentar así su rendimiento.

Cementerios de CO₂

Dinamarca ya construyó el pasado mes de marzo el primer cementerio de dióxido de carbono importado del mundo. Se trata de un almacén de CO₂ transfronterizo situado a 1.800 metros bajo el mar del Norte y dirigido por la multinacional química británica Ineos y la empresa energética alemana Wintershall Dea, y permitirá almacenar hasta ocho millones de toneladas de CO₂ por año hasta 2030.
La captura y almacenamiento de carbono (CAC) es una práctica aún muy costosa que consiste en separar el CO₂ emitido por la industria y la generación de energía en los procesos de combustión y después aprisionarlo a largo plazo para evitar que llegue a la atmósfera.
El proceso está, no obstante, cuestionado, ya que es energéticamente costoso e incluso es probable que se produzca CO₂ durante el mismo. Lo cierto es que este proceso solo retarda la liberación de los gases, que no se puede almacenar indefinidamente, pero sí que se podría reutilizar para otros fines.
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