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04 de mayo de 2024

Los participantes asisten al "funeral del fiordo de Vejle" en Vejle, Dinamarca

Los participantes asisten al «funeral del fiordo de Vejle» en Vejle, DinamarcaAFP

Miles de personas se congregan para el «funeral» de un fiordo en Dinamarca

La falta de oxígeno ha provocado la muerte de la fauna y de la flora marina, un problema que afecta a 7.500 km2 del país

Más de mil personas se reunieron este sábado en la ciudad de Vejle, en Dinamarca, para celebrar el «funeral» de un fiordo cuyo ecosistema fue asfixiado por las actividades humanas, especialmente los residuos de la agricultura industrial.
«Este es un acontecimiento doloroso. El año pasado, Dinamarca experimentó la mayor desoxigenación (del agua) en 25 años», explicó a la AFP Christian Fromberg, activista de la organización medioambiental Greenpeace que organizó el evento.
La falta de oxígeno provoca la muerte de la fauna y de la flora marina y este problema afecta a 7.500 km2 del país, equivalente al 17 % de la superficie de la Dinamarca metropolitana. Sin oxígeno, la fauna y la flora marina desaparecen. «Hace unos treinta años había peces. Ahora ya no queda nada, el fondo está totalmente contaminado y ya no hay vida», resumió Hugues Dedieu, residente de Vejle.
Para el biólogo Stiig Markager, de la universidad de Aarhus, se puede hablar de la «muerte del fiordo» porque «los principales componentes del ecosistema alcanzaron un nivel tan bajo que ya no cumplen su función». Adiós a las algas marinas, a los mejillones y las anguilas. Una cámara de vigilancia submarina instalada por el ayuntamiento sólo detectó un pez en 70 horas de funcionamiento.
Un informe de la universidad del Sur de Dinamarca advirtió en 2022 del «mal estado medioambiental» de este fiordo de 22 km de longitud, debido a la elevada presencia de nitrógeno procedente de los fertilizantes, «la mayor parte de los cuales procede de zonas cultivadas con escorrentía difusa».
«Los culpables son los cerdos y el ganado vacuno», afirmó Markager. «Cada año se crían aproximadamente 33 millones de cerdos y se cultiva 64% de la tierra», señaló.
Un ataúd con agua contaminada durante el funeral del fiordo de Vejle

Un ataúd con agua contaminada durante el funeral del fiordo de VejleAFP

Culpa de la agricultura

La asociación de agricultores asegura que no escatima esfuerzos para optimizar sus prácticas. «Los agricultores daneses trabajan constantemente para reducir las cantidades de nitrógeno, lo que permitió reducir a la mitad el vertido de nitrógeno desde 1990», afirmó Marie Østergaard, responsable de «Agua y Naturaleza» de la asociación.
«La atención se centra ahora en eliminar los suelos pobres para recrear humedales, que eliminan naturalmente los nitratos del agua. Esto lleva tiempo», insistió.
Vertidos en el agua, los fertilizantes son usados como alimento por las algas, que luego se multiplican activamente en la superficie e impiden la penetración de la luz en el agua, necesaria para la liberación de oxígeno. Durante la ceremonia, los homenajes se alternaron con varios intermedios musicales ante una multitud de rostros serios.
Algunos mencionaron sus primeras salidas a pescar o sus primeros romances en el fiordo, otros lo simbólico de este «entierro» de la naturaleza.
La pastora Sarah Kragh Dedieu concluyó el evento con una oración de esperanza después de una lectura de la Biblia sobre la creación del mar y la tierra. «Como clériga, pensé que podía sacar esperanza de la desesperación», dijo. «Fue a la vez desgarrador y reconfortante», aseguró una de las participantes, Mette Hedegaard, que acudió con su tabla de paddle.
Sólo cinco de las 109 zonas costeras están clasificadas como en «buen estado ecológico» en el país. «Dinamarca es muy probablemente el Estado miembro de la Unión Europea con las aguas marinas en peor estado ecológico», afirmó Markager.
Su geografía no ayuda. Los «numerosos estuarios cerrados y la baja salinidad (...) provocan la estratificación de la columna de agua y la hacen más vulnerable a la eutrofización», explicó.
Según el Consejo Danés del Clima, Dinamarca no está cumpliendo sus objetivos climáticos. En concreto, está lejos de poder lograr una reducción del 70 % de sus emisiones para 2030. Para el académico, «las cargas de nitrógeno procedentes de la agricultura danesa deben reducirse en un 45% en un plazo de tres años para cumplir la Directiva Marco del Agua de la UE». Este año se introducirá un impuesto sobre el carbono, un primer paso necesario para las ONG y los residentes locales.
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