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Las carreteras han dejado de ser barreras de contención en los incendios

Las carreteras han dejado de ser barreras de contención en los incendios

Cómo son los incendios de sexta generación y por qué son casi imposibles de apagar

La peligrosidad y las implicaciones que tienen para el medio ambiente han provocado que los últimos fuegos sean catalogados de la mayor categoría posible

España continúa pendiente de los distintos incendios que continúan activos a lo largo de nuestra geografía. A pesar de que la jornada del jueves ha sido menos intensa debido a la bajada de temperaturas, aún hay más de 18 focos activos.

Tal como ha detallado la directora general de Protección Civil y Emergencias, Virginia Barcones, nos encontramos en horas clave «para poder acabar lo antes posible» con los incendios forestales que ya consumieron más de 400.000 hectáreas en la peor oleada de fuegos del siglo en un país europeo. Esta inmensa cantidad de territorio era pasto de las llamas a lo largo del mes de agosto, ya que a 29 de julio esta cifra era solamente de 41.903 hectáreas.

A pesar de que nos encontrábamos en una dinámica descendente antes de que comenzara el presente mes de agosto, la realidad es que existen varios factores que explican el elevado volumen de hectáreas calcinadas. Uno de ellos habría sido, aunque pueda extrañar, el alto volumen de precipitaciones registrado en la pasada primavera.

«Hemos vivido una primavera muy lluviosa hasta el 2 de julio. Hemos tenido mucha bonanza climática. Esto ha hecho que la vegetación, también la arbustiva, haya tenido un crecimiento importante. Entonces, ahora han venido las olas de calor consecutivas y esto hace que el incendio en sus primeras etapas vaya muy rápido, alcance a la zona más arbustiva y empiece un proceso de generarse un incendio incontrolable», señala a El Debate Marta Corella, vicedecana del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural (COITF).

Estos factores, unido a los fuegos provocados por varias personas –ya son 42 según el último recuento– ha provocado un cóctel explosivo en la península.

¿Cómo se clasifican los incendios?

En esta ola de incendios los expertos se han referido a estos fuegos como incendios de sexta generación. Esto no sorprende a nadie, ya que la peligrosidad y las implicaciones que tienen para el medio ambiente han provocado que estos últimos fuegos pertenezcan a la mayor categoría posible:

Primera generación: los incendios de primera generación aparecieron en España en las décadas de 1950 y 1960, tras el éxodo rural que dejó grandes extensiones de cultivos abandonados. Esa continuidad de vegetación sin gestionar actuaba como combustible, favoreciendo incendios que se propagaban sin control. La estrategia principal para combatirlos consistía en abrir cortafuegos y crear franjas de seguridad. Equivalen a aquellos fuegos que afectan a una extensión de entre 1.000 y 5.000 hectáreas.Segunda generación: durante los años 70 y 80, el aumento de biomasa y la densidad de los montes hizo que los incendios fueran más rápidos, intensos y difíciles de detener. Comenzaron a implementarse sistemas de vigilancia y campañas de prevención, pero aun así muchos incendios superaban las líneas de defensa. Este tipo de incendios suelen afectar a una extensión de entre 5.000 y 10.000 hectáreas.Tercera generación: en los años 90 surgieron los llamados grandes incendios forestales (GIF), caracterizados por su enorme intensidad, el fuego en las copas y la capacidad de saltar a distancia generando focos secundarios. Estos incendios empezaron a poner a prueba los dispositivos de extinción, que solo podían actuar en ventanas muy limitadas. Este tipo de fuegos superan las 10.000 hectáreas, llegando a alcanzar las 20.000. Cuarta generación: con el cambio de siglo, los incendios empezaron a amenazar de forma directa la interfaz urbano-forestal, es decir, las zonas donde las viviendas y urbanizaciones se mezclan con áreas boscosas. En este contexto, la prioridad pasó a ser la protección de vidas humanas y bienes materiales por encima de la propia extinción del fuego.Quinta generación: Desde los años 2000 en adelante se empezó a observar un fenómeno preocupante: la simultaneidad de grandes incendios durante episodios de calor extremo. Esto provoca el colapso de los sistemas de emergencia, que no pueden atender todos los focos a la vez, convirtiendo la crisis en un problema de protección civil a gran escala.Sexta generación: llegamos a los incendios que han protagonizado los últimos desastres en nuestro país, capaces de generar su propia meteorología a través de pirocúmulos y tormentas de fuego. Estos incendios son prácticamente inextinguibles, impredecibles y están muy ligados a las olas de calor prolongadas y la crisis climática. Ejemplos como el incendio de Sierra Bermeja en 2021 muestran la magnitud de este desafío.

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