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Parque solar en el desierto saudíGetty Images

El país petrolero que apuesta por las placas solares y quiere que el 50 % de su electricidad sea renovable

Esta potencia ha frenado durante décadas los intentos internacionales de reducir la dependencia de los combustibles fósiles

La ambición global en este momento se sitúa en ir dejando atrás los combustibles fósiles en favor de las energías renovables. Algunas potencias se resistían a llevar a cabo esta transición, como es el caso de China, pero también se ha sumado a la ola y ya lleva dos años consecutivos reduciendo el ritmo de contaminación respecto a la última década y podría registrar en 2025 su primer descenso absoluto de emisiones.

Otros países, como es el caso de Arabia Saudí, comienzan a dar pasos en este sentido. Llama la atención, ya que se trata de una de las 20 grandes economías del mundo que ha conseguido este estatus gracias a la exportación mundial de petróleo. Este «oro líquido» se descubrió en la región a finales de los años 30, convirtiendo al país en uno de los mayores productores y exportadores del mundo, con unas reservas probadas solo superadas por las de Venezuela.

Ahora, décadas después de este hecho, el desierto saudí ha comenzado a llenarse de hileras de paneles solares que brillan bajo la intensa insolación que reciben estas vastas llanuras. Al Shuaibah 2 es actualmente la mayor planta solar de Arabia Saudí, con una capacidad superior a los dos gigavatios, suficiente para suministrar energía a unos 350.000 hogares. Sin embargo, no mantendrá ese liderazgo por mucho tiempo: ya se están construyendo instalaciones aún más grandes, a medida que las megaplantas solares se multiplican en las regiones desérticas del país.

Y es que Arabia Saudí ha puesto en marcha un ambicioso plan energético: para el año 2030 quiere que la mitad de su producción eléctrica provenga de fuentes renovables, y la transformación ya está en marcha.

Para muchos, esta evolución puede resultar sorprendente debido a que el país es sinónimo de petróleo y durante décadas ha frenado los intentos internacionales de reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Sin embargo, los proyectos que están emergiendo en su territorio indican un giro estratégico.

Tal y como informa CNN, el país no contaba prácticamente con ningún tipo de producción de energía renovable en 2020, mientras que este año se prevé que se alcancen los doce gigavatios de energía solar. De hecho, esta apuesta por la fotovoltaica ha provocado que se haya posicionado entre los 10 principales mercados mundiales en cuanto a nueva instalación solar anual se refiere.

Uno de los principales motivos para que Arabia Saudí se haya lanzado a llenar sus desiertos de paneles solares es el bajo coste de producción de esta energía. La gran cantidad de paneles fotovoltaicos de bajo coste que vienen de China y la bajada de precios de las baterías han propiciado que sea rentable, lo que responde también a la creciente demanda de electricidad del reino, que tiene necesidades de refrigeración y desalinización del agua.

Ciudad futurista

A estas ambiciones se sumará también la ecociudad 'The Line', una urbe futurista impulsada por la empresa constructora NEOM, que encabeza el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán. El diseño contemplaba una urbe lineal de 170 kilómetros de longitud y apenas 200 metros de ancho, flanqueada por imponentes muros revestidos de espejos.

Sin embargo, el proyecto ha ido mermando y finalmente esta ciudad medirá 2,4 kilómetros. La causa principal de esta decisión es que el cronograma de la construcción no cumple con los plazos previstos, pero el fin de la misma sigue estando presente: la creación de una ciudad accesible y 100 % sostenible.

Está previsto un sistema de climatización de toda la ciudad que convierta el calor de Arabia en un placentero clima veraniego y, como decimos, la energía renovable y la promesa de una huella de carbono inexistente también adornan el proyecto.