La IA avanza para adaptarse a entornos complejos y cambiantes
Al detalle
Las primeras normas de la Ley de Inteligencia Artificial entran en vigor en Europa
La Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA) podrá multar a los operadores de sistemas prohibidos con hasta 35 millones de euros
El pasado año, concretamente en el mes de agosto, entró en vigor la Ley de Inteligencia Artificial (IA) en todos los países miembros de la Unión Europea (UE). De hecho, es la primera ley integral del mundo sobre IA y tiene como objetivo mejorar el funcionamiento del mercado de la novedosa tecnología, introduciendo límites en su desarrollo y utilización.
En este sentido, la norma habla de «promover la adopción de una inteligencia artificial (IA) centrada en el ser humano y fiable, garantizando al mismo tiempo un elevado nivel de protección de la salud, la seguridad y los derechos fundamentales consagrados en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea».
A partir de ahora, se prohíben una serie de sistemas de IA clasificados como de «riesgo inaceptable», con el fin de salvaguardar los derechos fundamentales y la seguridad de las personas. Al mismo tiempo, todas las empresas deben cumplir con las restricciones establecidas para evitar posibles sanciones.
En la lista de estos sistemas se incluyen herramientas de inteligencia artificial «manipuladoras», sistemas de puntuación social, reconocimiento facial en tiempo real y otras formas de identificación biométrica que clasifican a las personas según su raza, vida sexual, orientación sexual y otros atributos.
Prácticas prohibidas
Según establece el artículo 5 del capitulo II de la Ley de Inteligencia Artificial, estas son todas las prácticas prohibidas:
Según ha explicado Ibán García, miembro del equipo negociador para la aprobación de la Ley de IA, a Maldita.es, «esta regulación busca abarcar toda la cadena de valor, aunque también menciona el principio de proporcionalidad a la hora de determinar sanciones. La responsabilidad principal recae sobre los desarrolladores, proveedores y distribuidores de los sistemas de IA, más que en los usuarios finales».
Finalmente, respecto a las sanciones por incumplir estas medidas, aclara que «los usuarios individuales o empresas que utilicen un sistema prohibido podrían enfrentarse a sanciones si conscientemente emplean un sistema de IA que saben está prohibido o que no cumple con las regulaciones. Sin embargo, los usuarios finales que no cuentan con conocimientos técnicos o que no son responsables directos de la comercialización del sistema suelen tener una responsabilidad limitada».