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20 de mayo de 2024

Celebración de la victoria electoral del Frente Popular en febrero de 1936

Celebración de la victoria electoral del Frente Popular en febrero de 1936

Así fue el fraude electoral del Frente Popular en 1936

Según explicó Azaña en 1927: «El Frente Popular, sin esperar el fin del recuento del escrutinio y la proclamación los resultados desencadenó en la calle la ofensiva del desorden, reclamó el Poder por medio de la violencia»

España se enfrentó el 16 de febrero de 1936 a las terceras elecciones en cinco años de república. El presidente del Estado era por entonces Niceto Alcalá Zamora que había propuesto estas elecciones como una forma de conseguir un gobierno moderado que pusiera orden ante un momento de grave polarización. Pero lejos de la realidad, los comicios fueron un desastre porque hubo varios disturbios, milicias armadas asaltaron sedes electorales y camiones que trasportaban las urnas. Sin todos los votos y a falta de una segunda vuelta, se dio por bueno que las elecciones las había ganado el Frente Popular, pero como dijo Azaña poco tiempo después la victoria se había conseguido «violando todos los escrúpulos de legalidad y de conciencia». Entonces, cabe preguntarse ¿Cómo consiguió la victoria el Frente Popular?
Portada de La Voz

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La situación de violencia política y fraude no había surgido de la nada, la campaña electoral se había vivido con cierta incertidumbre. El Frente Popular apareció de un pacto electoral entre Izquierda Republicana, el Partido Comunista, el Partido Obrero Unitario Marxista (POUM), Izquierda Republicana de Cataluña y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Además, contaba con el apoyo de las milicias sectoriales de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT). En cuanto a las derechas, la Falange y el Partido Nacionalista Vasco iban por su lado, pero la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) y Renovación Española iban de la mano.
La tarde del 16 de febrero, sobre las 20:00, el ministro de Gobernación anunció la victoria de las derechas y centro, pero dos horas después, en un anuncio radiofónico, el presidente Valladares informó de una posible victoria de Esquerra Republicana en Cataluña. Por la noche dimitió Félix Escalas, presidente de la Generalidad y los revolucionarios tomaron las calles ocasionando varios incidentes y disturbios con las fuerzas del orden. Aún faltaba conocer el resultado general, que no se daría hasta el 20 de febrero. Además, debía hacerse una segunda vuelta en algunas provincias y la reunión del Comité de Actas, que debía garantizar la trasparencia y el cumplimiento de la ley electoral.
Con esta situación compleja, el 19 de febrero dimitió Portela Valladares. Según los historiadores se debió al miedo por la situación o, tal vez, a un pacto con los revolucionarios, como afirma Gil Robles en sus memorias. Alcalá Zamora pidió a Manuel Azaña que constituyera un nuevo gobierno. Azaña aceptó y nombró ministros a burgueses de izquierdas, además prometió seguir el programa electoral del Frente Popular (FP), todo esto en pleno recuento. Ahora el Frente Popular era parte de un gobierno que no había sido elegido en las urnas. Además, esto ocasionó la dimisión en masa de los gobernadores provinciales y varios funcionarios, que dejaron sin remplazo unos puestos de poder que ocuparon sin pensarlo miembros del Frente Popular.

El nuevo gobierno ilegítimo aumentó en unos 50 escaños sin que pudieran explicarlo, consiguiendo 263 escaños

Todo esto sucedía mientras se estaba realizando el recuento. En los pueblos y provincias donde había ganado la derecha, como Cáceres, Orense, Lugo, La Coruña o Valencia, la noche del 19 al 20 de febrero grupos de revolucionarios de izquierda abrieron sobres y cambiaron las papeletas. Pero el fraude electoral también alcanzó a los organismos que debían controlar y validar los sondeos, que ahora estaban bajo el poder de la izquierda. El mismo Azaña afirmo que «el Frente Popular eligió la Comisión de validez de las actas parlamentarias, la que procedió de una manera arbitraria. Se anularon todas las actas de ciertas provincias donde la oposición resultó victoriosa; se proclamaron diputados a candidatos amigos vencidos. Se expulsaron de las Cortes a varios diputados de las minorías. No se trataba solamente de una ciega pasión sectaria; hacer en la Cámara una convención, aplastar a la oposición y sujetar el grupo menos exaltado del Frente Popular», según explicó el nuevo presidente casi un año después en un artículo publicado en el diario suizo Journal de Géneve.

Los datos al descubierto

El fraude «postelectoral» que había realizado el Frente Popular se sustentó en cambiar actas de políticos electos de derechas por otros de izquierda, tanto en las provincias como en el congreso y las cortes. El nuevo gobierno ilegítimo aumentó en unos 50 escaños sin que pudieran explicarlo, consiguiendo 263 escaños. En 2008, por primera vez se pudo demostrar que el gobierno nacido de las elecciones de 1936 no llegó de forma democrática gracias a la aparición de numerosos documentos que incluían actas y datos. El estudio más reciente al respecto lo hicieron Roberto Villa Garcia y Manuel Álvarez Tardío, historiadores que tras una tediosa investigación llegaron a la conclusión de que, sin amaños, en las elecciones de 1936 el Frente Popular hubiese obtenido entre 226 y 230 escaños, y las derechas entre 223 y 227, de un total de 473 sillones que había en el Congreso de los Diputados.
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