Ramón Fernández-Pacheco, durante su entrevista para El Debate

Ramón Fernández-Pacheco, durante su entrevista para El Debate

Entrevista

Ramón Fernández-Pacheco: «El Gobierno tiene que construir desaladoras y presas como hace Marruecos»

El consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía analiza en una entrevista con El Debate el presente y el futuro del sector primario

Con 32 años, Ramón Fernández-Pacheco (Barcelona, 1983) llegó a la alcaldía de Almería, mismo asiento que ocuparon su abuelo y su bisabuelo. Siete años después, en 2022, dio el salto autonómico para gestionar la cartera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, un área vital para una región que ambiciona a ser la huerta de Europa. «Estamos en un momento fundamental», afirma.

Su precocidad y ambición son dos rasgos fundamentales de uno de los hombres fuertes del presidente andaluz Juanma Moreno Bonilla: «Estoy orgulloso de ser del equipo de Juanma, el presidente autonómico más carismático», comenta apenas dos días después de conocer que Andalucía haya adelantado a Cataluña para erigirse como la primera autonomía en exportación agroalimentaria.

El logro parece uno más de los que se marca Fernández-Pacheco, especialmente atento a la escasez hídrica o a la creciente rivalidad agraria con Marruecos: «Andalucía no puede quedarse atrás. Se necesita una buena normativa para combatir la competencia desleal», asegura

–Usted ostenta un cargo de gran responsabilidad que se antoja todavía más relevante en Andalucía, principal exponente agrícola del país

–Andalucía es la comunidad autónoma más poblada de España y la principal potencia agrícola y agroalimentaria del país, tanto en el sector primario como en la industria alimentaria. Nuestro reto al frente de la Junta de Andalucía es consolidar este liderazgo, y me siento muy orgulloso de encabezar el equipo de la Consejería.

–La agricultura siempre ha sido importante en Andalucía, pero quizá ahora más que nunca

–Estamos, sin duda, en un punto de inflexión. Andalucía ha alcanzado el primer puesto en exportación agroalimentaria a nivel nacional, superando a Cataluña. Este es un reto fundamental para nosotros, y nuestro objetivo es seguir consolidando este liderazgo tanto a nivel nacional como internacional.

En Europa la agricultura también atraviesa un momento crucial. Se está negociando un nuevo marco financiero dentro de la Comisión y hay que negociar la nueva PAC. Europa tiene decidir si sigue caminando hacia las exigencias constantes al sector agrícola mientras nuestros competidores ganan terreno, o si apuesta por el campo, el mar y los productores de alimentos para consolidar la soberanía alimentaria del continente y garantizar una competencia en igualdad de condiciones con el resto de los países.

–Esta soberanía exige agua. ¿Qué solución plantea la Junta a la escasez hídrica?

–Si uno analiza el modelo económico de Andalucía se da cuenta que la mesa de nuestra economía se sustenta en varios pilares fundamentales. En primer lugar, la agricultura y la industria agroalimentaria, junto al turismo, que tienen un peso similar. Además, contamos con una industria emergente que desde el Gobierno estamos impulsando.

Esto se suma una comunidad autónoma con más de 8,5 millones de habitantes empadronados, cifra que puede duplicarse en ciertos momentos del año. Todo esto en una región en la que llueve poco o casi nada en algunas zonas.

Ante esto, una administración puede hacer dos cosas: esperar a que llueva o ponerse a trabajar. En la Junta de Andalucía estamos en la segunda, en dotar al territorio de la infraestructura necesaria para afrontar esta situación, garantizando tanto el abastecimiento de la población como el sustento de nuestros pilares económicos para seguir creando empleo, riqueza y que Andalucía se consolide como una tierra de oportunidades.

Ramón Fernández-Pacheco, consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía

Ramón Fernández-Pacheco, consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de AndalucíaDani Vara

–Competidores como Marruecos, que puede tener el mismo problema de agua, se está desarrollando a un ritmo trepidante con la construcción de presas y obras hidráulicas ¿En Andalucía qué planes hay para un mayor aprovechamiento del agua?

–Nosotros seguimos muy de cerca la situación en Marruecos, no solo por nuestra proximidad geográfica con el continente africano, sino porque muchos de sus sectores compiten directamente con los productos andaluces, especialmente en la pesca y la agricultura.

Marruecos está haciendo una apuesta decidida por la infraestructura hidráulica, especialmente por la desalación, de hecho, muchas empresas de ingeniería españolas están desarrollando esos proyectos. Andalucía no puede quedarse atrás. Como mencionábamos antes, esta es una reflexión que debe abordarse a nivel europeo. Europa debe ser consciente de que España, y en particular Andalucía, es su frontera sur.

Si vemos que nuestro vecino se prepara con infraestructuras hidráulicas, cuenta con costes laborales infinitamente menores y además tiene una normativa más laxa en el uso de fitosanitarios, necesitamos proteger a nuestro sector primario. Se necesita una buena normativa para combatir la competencia desleal y así dotar a agricultores, pescadores y al sector productivo en general de los recursos necesarios para desarrollar su labor.

En Andalucía estamos reclamando a la Administración General del Estado la construcción de desaladoras en Almería y Málaga, así como la creación de nuevas presas. Estas infraestructuras las queremos no solo para gestionar mejor las lluvias torrenciales como las sufridas recientemente, sino también almacenar una mayor cantidad de agua. Es fundamental que el discurso vuelva la vista hacia los sectores productivos y ganemos en competitividad.

–¿Qué opinión tiene sobre el acuerdo de la UE con Mercosur?

–Desde el primer momento, en Andalucía presumimos que todas las decisiones que tomamos en el seno de la Consejería, dentro de nuestras competencias, se adoptan siempre de la mano del sector.

Respecto a Mercosur creo que hay que hacer varias reflexiones. En primer lugar, aún no conocemos el contenido exacto del acuerdo. Se habla, se critica, se defiende con intensidad desde distintas partes con mucha vehemencia, pero que nadie ha leído la letra pequeña de un pacto que lleva gestándose 25 años.

En Andalucía creamos una mesa de trabajo junto con Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agroalimentarias, alcanzando un acuerdo a cinco bandas. La conclusión fue que no estamos en contra del libre comercio, al contrario: como principal potencia exportadora de España, Andalucía defiende el libre comercio. Lo que sí exigimos es transparencia y un estudio pormenorizado sobre la repercusión de Mercosur en la economía andaluza. Demandamos también un refuerzo de los controles fronterizos, ya que Mercosur no puede ser la puerta de atrás de los productos que no deben dentro de la UE. Además, es imprescindible establecer compensaciones para aquellos sectores que objetivamente puedan verse perjudicados.

Mercosur puede llegar a ser una gran oportunidad para sectores como el vino y el aceite de oliva, pero también un riesgo para otros como el cárnico

Mercosur puede llegar a ser una gran oportunidad para sectores como el vino y el aceite de oliva, pero también un riesgo para otros como el cárnico. Transparencia, controles férreos y ayudas a aquellos que puedan verse perjudicados.

–¿Qué soluciones plantea al problema del relevo generacional?

–El relevo generacional es, sin duda, uno de los principales retos de la agricultura. Tenemos que conseguir que los jóvenes que desean iniciar un proyecto de vida en el campo o en el mar tengan la oportunidad de hacerlo. La principal motivación que alguien encuentra para dedicarse a la agricultura es que sea rentable. Nadie decide dedicarse a una profesión en la que no pueda llegar a fin de mes.

Como concepto general, cualquier medida que se adopte a ganar en materia de sostenibilidad tiene que ir asociada a la rentabilidad. Si la agricultura no es rentable no estamos hablando de nada. Desde la Junta de Andalucía hemos hecho una apuesta sin precedentes, con una convocatoria de ayudas con un presupuesto inicial de 130 millones de euros. Nuestra feliz sorpresa es que hemos recibido solicitudes por un valor total de 180 millones de euros. Eso quiere decir que en Andalucía hay gente joven que quiere dedicarse a este sector. Nos hemos comprometido a ampliar la convocatoria para que nadie se quede fuera. Un dato especialmente positivo es que un tercio de las solicitudes provienen de mujeres, lo que demuestra que la agricultura andaluza es un sector moderno, competitivo y atractivo. Eso sí, no todo se va a arreglar con subvenciones. La ayuda a la incorporación es un aliciente, pero no una solución definitiva. Los agricultores tienen que dedicarse a cultivar y no a ser gestores administrativos. Hay que restar carga burocrática, impulsar la digitalización y modernización del sector son claves, así como garantizar el acceso a la tierra.

Si desde el Gobierno de España no se hace un esfuerzo por incentivar la jubilación, difícilmente los jóvenes van a acceder a una explotación agraria. Es un tema complejo. Estamos haciendo el mayor esfuerzo que se ha hecho nunca en una comunidad autónoma de España para garantizar el relevo generacional. Los resultados son muy buenos, pero necesitamos el concurso de todo el mundo.

–¿Son un problema los proyectos de renovables que se instalan donde antes había explotaciones agrarias tradicionales?

–Nos encontramos en un momento en el que la descarbonización de la economía está en un camino sin vuelta atrás. En los últimos años, hemos visto cómo la dependencia energética de terceros países ha supuesto un lastre para nuestro desarrollo económico. Además, el Gobierno de España ha tenido un discurso bastante demagógico: se demonizan ciertas fuentes de energía para luego acabar comprándola en el extranjero a aquellos países que la producen de la misma manera.

Andalucía tiene la oportunidad de ser soberana energéticamente y no depender de terceros países, con la capacidad incluso de exportar energía. Contamos con territorio, sol y viento, las energías renovables son una gran opción.

Si analizamos los datos con objetividad, la superficie que ocupan los parques fotovoltaicos en Andalucía es ínfima en comparación con la destinada a la agricultura. ¿Se puede dar algún caso concreto en el que algún parque ocupe un suelo que anteriormente era agrícola? Sí. ¿Los parques fotovoltaicos son una amenaza para la agricultura? Absolutamente no. No llegan al 1 % de la superficie.

La superficie que ocupan los parques fotovoltaicos en Andalucía es ínfima, apenas un 1 %

Hay que hacer una reflexión sobre dónde se ponen estos parques y los motivos que llevan a las empresas a invertir en determinadas zonas. Para vender energía, necesitan una red eléctrica que lo permita, y en Andalucía existe un claro desequilibrio en este aspecto: mientras que Andalucía Occidental cuenta con una red potente, la zona oriental presenta importantes carencias en infraestructuras eléctricas.

Las inversiones de red eléctrica en Andalucía apenas llegan al 6 % del total nacional cuando representamos casi el 20 % de la población. Dotándonos de un mallado de red eléctrica más uniforme en el territorio conseguiríamos que esos proyectos no se concentraran en las mismas zonas y el problema aminoraría. Creo que se puede alcanzar un equilibrio entre una cosa y la otra porque las dos son positivas para Andalucía.

–¿Queda la pesca de arrastre herida de muerte en Andalucía tras la decisión de la Comisión Europea? ¿Qué responsabilidad le achaca al ministro de Agricultura Luis Planas?

–Desde luego, el ministro Planas tiene una gran responsabilidad en esta situación. El trato que los pescadores del Mediterráneo han recibido por parte de la Comisión Europea es terrible. No se puede calificar de otra manera. El sector pesquero es probablemente el más castigado por las decisiones europeas en comparación con todos los sectores económicos del país. Hemos visto cómo los días de pesca se han ido reduciendo paulatinamente en base a unas decisiones en absoluto son rigurosas ni científicas ni nada que se le parezca.

El año pasado se planteó una reducción drástica de las jornadas de pesca que prácticamente condenaba a la desaparición de los pescadores. Esa reducción se ha ido produciendo año a año. Siempre pongo el mismo ejemplo para que la gente entienda lo injusto de la decisión. La Comisión Europea elige una especie que sirve como testigo, y la situación de esa especie desemboca en las decisiones que al final se adoptan. En el mar Mediterráneo se ha utilizado la merluza y hasta que no se recupere su población recorte de días de pesca. En Andalucía no se pesca merluza, se pesca principalmente la gamba que todos conocemos. Además, los científicos dicen que por mucho que no se pesque merluza no se va a recuperar porque el descenso de esa población tiene que ver mucho más con la temperatura del mar que con la pesca misma. Esto es algo que nadie entiende.

Ahora parece que el ministro Planas ha dado un paso al frente y es sensible a esta decisión. Ojalá lo hubiera sido antes. Si esa vehemencia que ahora muestra la hubiera demostrado en años precedentes a lo mejor no estaríamos en esta situación.

La aspiración de Andalucía no es recuperar los 130 días de pesca del año pasado, sino volver a los más de 200 días que teníamos en 2019. Eso sería lo justo para un sector que, además, representa la marca Andalucía y la marca España, que vertebra todo el litoral y forma parte de nuestra identidad. Además, tiene una relación directa con lo que hablamos antes: la soberanía alimentaria. No tiene sentido que compremos pescado de terceros países, que no tienen esas restricciones y pescan en los mismos caladeros que nosotros.

–Si hablamos de marca Andalucía es imposible no pensar en el aceite y las aceitunas de mesa. ¿Cómo puede afectar la imposición de los aranceles de Estados Unidos con los que amenaza Donald Trump?

–Los aranceles de Estados Unidos los conocemos muy bien en Andalucía. Desde el primer mandato de la Administración Trump, la aceituna negra de mesa tiene estos aranceles. A pesar de esto, el sector ha sabido sobreponerse y sigue siendo líder mundial. Andalucía es la principal productora de aceituna de mesa del mundo.

Es verdad que en el horizonte planea la posibilidad de que algún día Donald Trump anuncie en una de esas performance que hace desde el Despacho Oval un nuevo arancel a cualquiera de los productos agroalimentarios que son tan importantes para nuestra economía. Como comunidad autónoma seguiremos al lado del sector poniendo todos los recursos posibles para seguir siendo líderes.

Exigimos tanto al Gobierno de España como a la Unión Europea que ejerzan una diplomacia proactiva y hagan todo lo posible para proteger a su sector primario.

La reflexión es la misma que hacíamos al principio: la Unión Europea debe decidir si quiere competir en igualdad de condiciones con potencias como China, países de Hispanoamérica que están mejorando su producción y aspirando a exportar, o con una administración estadounidense que sigue una política arancelaria muy proteccionista. Europa tiene que decidir si quiere salir a jugar en igualdad de condiciones el mismo campo o si quiere acabar siendo el jardín de recreo de las economías pujantes del mundo.

Es cierto que los mensajes que llegan desde la nueva Comisión Europea son positivos. El informe Draghi va en ese sentido y las declaraciones de Ursula von der Leyen también se alinean. Ayer mismo, el nuevo Comisario de Agricultura expuso su visión de la agricultura para el próximo mandato aquí en Madrid y los mensajes se alinean. La música suena bien, ahora hace falta que la letra acompañe.

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