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Imagen de la fachada del edificio del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)EFE

Los científicos del CNIO, en alerta ante una la posible politización de su futuro: «Dependerá mucho del Gobierno»

El fulminante cese de María Blasco como directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha dejado tocada una de las instituciones más prestigiosas a nivel nacional e internacional. La marcha, tanto de Blasco –en la dirección científica– como de Juan Arroyo –al cargo de la dirección administrativa–, ha dejado huérfano a una institución que deberá reponerse de unas semanas críticas en el centro. El siguiente paso será el de buscar una nueva dirección. Una tarea ardua, más si tenemos en cuenta cómo fue el proceso que encumbró a la bióloga alicantina al frente de la dirección científica en 2011.

En primera instancia, el bioquímico madrileño Fernando Peláez era el elegido para asumir la dirección interina del CNIO. Una elección «adecuada» a ojos de los investigadores. «Desde un punto de vista operativo, que sea Peláez el director científico interino es una buena noticia. Es un tipo que tiene saber estar, sabe escuchar. Haber descabezado a los dos, lo veo complicado en plan de agilizar cosas», destacaban fuentes de la institución a este periódico.

Sin embargo, la marcha de la parte administrativa ha dejado intranquilos a los científicos, que han pedido al patronato la elección de una persona del equipo de Arroyo para intentar facilitar la transición.

En este contexto, la búsqueda de un nuevo director científico se antoja fundamental para la vuelta a la normalidad de la entidad. Según ha podido saber El Debate por miembros del patronato y del propio centro, está previsto que en los próximos meses se inicie un proceso de apertura de un concurso público internacional.

Las condiciones, el principal escollo

El gran interrogante es quién podría ser un buen sustituto. Desde que Mariano Barbacid comunicara su intención de abandonar el centro, la entidad se puso por objetivo apostar por los líderes científicos de otros países. Sin embargo, aquí surge el primer escollo: las condiciones salariales. Tal como revelaron los investigadores, el puesto de dirección viene acompañado de un sueldo medio de 150.000 euros anuales. Una cantidad realmente baja si tenemos en cuenta que en países como Estados Unidos un investigador 'raso' puede llegar a rozar los 100.000 dólares, según datos proporcionados por Indeed.

«La realidad es que las restricciones de lo público vuelven el proceso imposible», detallan las mismas fuentes. Asimismo, los investigadores señalan que las opciones más viables pasan por «encontrar a alguien nacional que tenga reputación y años de experiencia» o «una persona que tenga interés de poder y vocación, ya que la oferta es baja».

En lo que respecta a la sustitución de Arroyo, está previsto que la Comisión Delegada del CNIO –presidida por el Instituto de Salud Carlos III– también abra un concurso público en los próximos meses.

Politización del proceso

Al igual que los expertos del CNIO consultados por El Debate, el bioquímico austriaco Erwin Wagner se ha mostrado escéptico ante el futuro de la entidad, dado la gran influencia de la política en nuestro país.

«No puedo predecir cuál será el futuro del CNIO, ya que depende mucho de la política y el Gobierno», expone. Asimismo, el científico ha señalado que el siguiente paso del Gobierno debería pasar por destituir a los miembros Consejo Asesor Científico (SAB), el cual «está formado por amigos de Blasco».

«Los miembros no se han cambiado en los últimos años. Por eso espero que también (el Gobierno español) rescinda todos sus contratos y nombre un SAB serio», destaca.

Aun así, el reputado experto comparte que «estaría encantado de asesorar al CNIO si me lo piden, pero creo que esto es muy poco probable».

Un proceso interminable

Las «dudas e incertidumbre» de los investigadores ante quién será su próximo director tienen mayor sentido si analizamos el proceso en sí, el cuál «es muy lento». Algo que ya vivieron hace 14 años con el procedimiento que encumbró a María Blasco. La bióloga fue elegida tras una interminable selección que tardó casi dos años. En 2009, el entonces director Mariano Barbacid anunció su decisión de abandonar la dirección del centro.

En primera instancia, el gran objetivo del CNIO pasó por la internacionalización de su dirección, motivo por el que dos nombres cobraron especial protagonismo. Riccardo della Favera, por entonces director del Centro de Cáncer de la Universidad de Columbia en Nueva York, y Toni Kouzarides, en aquel año profesor de la Universidad de Cambridge del Reino Unido, fueron las grandes apuestas iniciales del proceso. Sin embargo, este primer intento acabó fracasando dado que las condiciones no convencieron a ninguno de los investigadores.

Pasado el año 2010, la función de búsqueda de un nuevo director científico fue adjudicada a una empresa de cazatalentos: Russell Reynolds Associates. Esta presentó una lista de 10 científicos, ocho de ellos extranjeros y dos del propio CNIO: María Blasco y el ya citado Erwin Wagner.

Para entender el proceso cobra especial importancia la relación entre el entonces director, Mariano Barbacid, y el Ministerio de Ciencia, dirigido en aquel entonces por la 'zapaterista' Cristina Garmendia. Ambas partes protagonizaron una lucha encarnizada con la investigación contra el cáncer de pulmón de Barbacid como punto de conflicto, acabando con la designación de Blasco –la cual no era favorita–.

Estaría encantado de asesorar al CNIO si me lo pidenErwin WagnerBioquímico austriaco y extrabajador del CNIO

En este momento del proceso había cuatro científicos que superaron la primera criba. El primer puesto lo ocupó Pier Paolo Pandolfi, profesor de la Universidad de Harvard. El segundo, Carlos Caldas, patólogo molecular del Centro de Cáncer de la Universidad de Cambridge, seguidos de Wagner y la propia Blasco, quien ocupaba la última posición.

A pesar de las claras evidencias, en aquel lejano 2011 el patronato acabó decantándose por la bióloga alicantina, a la que eligió por unanimidad, a pesar de ser la última de la lista. A su juicio, Blasco cumplía con los requisitos de excelencia investigadora, proyección internacional y capacidad de liderazgo que se buscaban para la dirección del CNIO.