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El rover Curiosity en un autorretrato tomado en 2019NASA

Ciencia

Un nuevo estudio de la NASA revela el motivo por el que no hay vida en Marte

El científico Edwin Kite explicó que, al parecer, en ciertos momentos y lugares del planeta se dieron «destellos de habitabilidad». Sin embargo, puntualizó que esos «oasis» fueron fenómenos breves y excepcionales

Un estudio reciente, a partir de un hallazgo del róver Curiosity de la NASA, apunta a que Marte, aunque albergó en determinados momentos algunos ríos, estaba destinado a permanecer como un planeta árido y sin vida.

Pese a que el planeta rojo contiene la mayoría de los elementos necesarios para sustentar la vida, carece del componente esencial: el agua líquida. Su superficie muestra vestigios de antiguos cauces fluviales y lagos, prueba de que en algún momento el agua circuló por ella. Este año, el rover Curiosity ha identificado un elemento clave en esa búsqueda: formaciones rocosas ricas en minerales carbonatados.

Estos carbonatos, comparables a la piedra caliza presente en la Tierra, actúan como auténticas esponjas de dióxido de carbono, que es absorbido desde la atmósfera y queda fijado en la roca. Un estudio recientemente publicado en la revista científica Nature modeliza con precisión el papel que estas formaciones podrían haber desempeñado en la historia climática de Marte.

Oasis fugaces

El científico Edwin Kite, de la Universidad de Chicago e integrante del equipo del rover Curiosity, explicó a la agencia AFP que, al parecer, en ciertos momentos y lugares del planeta se dieron «destellos de habitabilidad». Sin embargo, puntualizó que esos «oasis» fueron fenómenos breves y excepcionales.

En nuestro planeta, el dióxido de carbono contribuye al efecto invernadero, manteniendo la Tierra lo suficientemente cálida para que exista agua líquida de manera constante. A lo largo del tiempo, ese carbono queda atrapado en las rocas carbonatadas, y las erupciones volcánicas lo devuelven a la atmósfera, equilibrando así el ciclo climático.

En Marte, sin embargo, este equilibrio se rompe por una tasa de actividad volcánica mucho más reducida. «Débil», en palabras de Kite. Esto impide el mantenimiento de temperaturas adecuadas, lo que hace que el planeta sea más frío y menos apto para la vida.

Según el estudio, los periodos en los que hubo agua líquida en la superficie marciana fueron seguidos por extensos lapsos de hasta cien millones de años en los que Marte permaneció como un desierto estéril, un entorno demasiado hostil para permitir la supervivencia de cualquier forma de vida.

Pese a ello, Kite no descarta la posibilidad de que existan bolsas de agua líquida atrapadas bajo la superficie, aún por descubrir. El rover Perseverance, que aterrizó en 2021 en un antiguo delta fluvial, ha detectado también señales de carbonatos en la ribera de un lago seco.

Sin embargo, para confirmar de forma concluyente la historia geológica y climática de Marte, será necesario analizar directamente muestras traídas a la Tierra, objetivo que tanto Estados Unidos como China se han propuesto alcanzar durante la próxima década.

La gran pregunta que impulsa esta investigación es si la vida en la Tierra es un fenómeno singular en el universo. Desde la década de 1990, los astrónomos han identificado cerca de 6.000 exoplanetas, es decir, planetas situados fuera del sistema solar. Sin embargo, la distancia que nos separa de ellos impide, por el momento, obtener muestras directas.

Por ello, el análisis comparativo entre las rocas de Marte y las de la Tierra es esencial para entender qué posibilidades existen de que haya surgido vida en otros lugares del cosmos, según explicó Kite.