La supuesta civilización de Marte
Ciencia
La NASA encontró las supuestas ruinas de una civilización en Marte: ahora la ciencia explica su origen real
La búsqueda de vida microbiana en Marte siempre ha sido uno de los grandes objetivos de la exploración espacial. Hace más de medio siglo, países como Estados Unidos o la ya disuelta Unión Soviética fueron los primeros en protagonizar el estudio del cuarto planeta del sistema solar. La primera toma de contacto tuvo lugar en 1971, año en el que la misión Mars 2 de la URSS protagonizó el primer contacto con el planeta rojo. A pesar de que la sonda acabó estrellándose, esta misión marcó un precedente de cara a las futuras misiones para estudiar Marte.
Desde entonces, las sondas Viking (1976), el rover Curiosity (2012) y el rover Perseverance (2021) han sido las más importantes para estudiar si Marte tuvo vida en el pasado. De hecho, con el paso de los años vamos conociendo nuevos detalles sobre las condiciones del planeta, así como de su composición biológica.
En este contexto, tenemos que situarnos en la región de Angustus Labyrinthus –localizada en una región cerca del casquete polar sur de Marte–, lugar en el que fue descubierta una inesperada formación geológica. Esta formación –apodada 'Ciudad Inca'– fue observada por primera vez en 1972 por la sonda Mariner 9 de la NASA. Debido a su similitud con una aldea, los expertos de la agencia buscaron resolver el misterio de esta curiosa geografía.
Debido a sus patrones geométricos, estas formaciones tenían un cierto parecido con las ruinas de antiguas civilizaciones. Sin embargo, a pesar de su hallazgo hace más de medio siglo, las investigaciones realizadas no han aportado ningún tipo de prueba sobre la posible relación de la formación con una antigua civilización marciana.
Capas y indicios de cambios estacionales en Angustus Labyrinthus
Desde los primeros hallazgos, se ha debatido sobre cómo se formó este paisaje. Inicialmente, se consideró que podrían ser crestas dunares solidificadas, originalmente formadas por partículas de sedimentos sueltos que se transformaron en roca sólida con el tiempo. Tal como detalló la NASA, se cree que las dorsales lineales se formaron por fuerzas volcánicas y tectónicas, donde el magma llenó las fracturas del subsuelo y posteriormente la erosión reveló el material magmático.
Asimismo, la ESA ha detallado que las elevaciones forman parte de una gran estructura circular con un diámetro de 86 kilómetros. Por lo tanto, el impacto de un asteroide también es una posible explicación. Otra hipótesis que manejan los expertos es que estas elevaciones están relacionadas con la vecina Formación Dorsa Argenta, que presenta numerosas crestas alargadas que se han interpretado como los llamados «eskers», crestas alargadas que se formaron a partir de depósitos en ríos glaciares y que ahora permanecen como valles fluviales invertidos.
La realidad es que esta región polar sur del planeta ha sido una de las zonas más estudiadas por los científicos en los últimos meses. Sin ir más lejos, en abril de este año el orbitador Mars Express de la ESA captó reveladoras huellas de las 'arañas' esparcidas por la superficie de esta región.
En lugar de ser arañas reales, estas pequeñas y oscuras características se forman cuando el sol primaveral cae sobre las capas de dióxido de carbono depositadas durante los oscuros meses de invierno. La luz solar hace que el hielo de dióxido de carbono en la parte inferior de la capa se convierta en gas, que posteriormente se acumula y rompe las placas de hielo suprayacentes.