Fundado en 1910
Abejorro Bombus terrestris

Abejorro Bombus terrestrisGetty Images/Ismael Montero Verdu

Los abejorros pueden ser entrenados para diferenciar entre destellos de luz largos y cortos

El investigador añade que esta capacidad para codificar y procesar la duración del tiempo podría ser un rasgo básico del sistema nervioso

Investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido) han demostrado por primera vez que un insecto –el abejorro Bombus terrestris– es capaz de decidir dónde buscar alimento basándose en la duración de señales visuales.

El estudio, publicado en la revista Biology Letters, revela que los abejorros pueden ser entrenados para diferenciar entre destellos de luz largos y cortos, algo que hasta ahora solo se había observado en humanos y algunos vertebrados como macacos o palomas.

En el código Morse, un destello breve o «punto» representa la letra E, mientras que un destello prolongado o «raya» corresponde a la letra T. Esta referencia sirvió a los científicos como punto de partida para explorar si los insectos también pueden percibir diferencias en la duración de los estímulos visuales.

El estudio fue dirigido por el estudiante de doctorado Alex Davidson y su supervisora, la doctora Elisabetta Versace, profesora de Psicología en Queen Mary. El equipo diseñó un laberinto especial donde las abejas debían encontrar una recompensa de azúcar asociada a uno de dos círculos parpadeantes: uno con un destello corto («punto») y otro con uno largo («raya»). Cuando el destello corto indicaba la presencia de azúcar, el largo se vinculaba con una sustancia amarga que las abejas rechazaban.

Para evitar que se guiaran por referencias espaciales, los investigadores cambiaban constantemente la posición de los estímulos dentro del laberinto. Una vez que las abejas aprendían a dirigirse directamente al círculo asociado con el azúcar, se realizaron nuevas pruebas con luces intermitentes pero sin recompensa, con el fin de confirmar que las elecciones se basaban únicamente en la duración de la luz.

Los resultados fueron claros: las abejas habían aprendido a distinguir los destellos según su duración, acudiendo mayoritariamente al estímulo que antes se había asociado con el azúcar, sin importar su posición.

«Queríamos averiguar si los abejorros podían aprender a diferenciar entre duraciones distintas, y fue muy emocionante ver que lo lograban», explicó Davidson. «Dado que en su entorno natural las abejas no se enfrentan a estímulos luminosos de este tipo, resulta sorprendente que pudieran hacerlo. Su habilidad para seguir la duración de los destellos podría ser una extensión de una capacidad de procesamiento del tiempo que evolucionó para otras funciones, como el seguimiento del movimiento o la comunicación».

El investigador añade que esta capacidad para codificar y procesar la duración del tiempo podría ser un rasgo básico del sistema nervioso, inherente a las propias propiedades de las neuronas. «Solo futuras investigaciones podrán aclarar esta cuestión», señala.

Los mecanismos neuronales que permiten medir intervalos tan breves aún se desconocen. Los sistemas que sincronizan a los organismos con el ciclo de luz diurna –los ritmos circadianos– son demasiado lentos para explicar cómo un insecto puede distinguir entre una «raya» y un «punto».

Diversas teorías sugieren la existencia de varios relojes internos. Con el hallazgo de que los insectos pueden diferenciar la duración de destellos de luz, los científicos disponen ahora de un nuevo modelo para estudiar el procesamiento temporal en cerebros diminutos, de menos de un milímetro cúbico.

Según la doctora Versace, «muchos comportamientos animales complejos, como la navegación o la comunicación, dependen de la capacidad de procesar el tiempo. Por eso es fundamental comparar diferentes especies, incluidos los insectos, para comprender cómo evolucionaron estas habilidades».

La investigadora concluye que la forma en que los insectos resuelven tareas temporales con tan pocos recursos neuronales tiene implicaciones directas en el desarrollo de redes neuronales artificiales. «La biología nos enseña que la eficiencia puede ser la clave de la inteligencia», afirma.

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas