Fundado en 1910
Víctor Santamaría, durante una retransmisión de Canal +

Víctor Santamaría, durante una retransmisión de Canal +Movistar Plus

La semana de la tele

El demiurgo de los toros del Plus se corta la coleta

Víctor Santamaría, el realizador que convirtió las retransmisiones taurinas y deportivas en un espectáculo cinematográfico, se ha jubilado

Ocurrió el 18 de mayo de 1994 en la plaza de Las Ventas de Madrid. Dejó escrito Joaquín Vidal que aquel fue el toreo soñado. Y a fe que no exageraba: figura sin duda entre la faenas más monumentales del último medio siglo. Julio Aparicio firmó aquella maravilla. Era la quinta de feria y el recinto estaba lleno. Desconozco la sensación de los que tuvieron el privilegio de verlo desde los tendidos, pero los que lo seguimos por la televisión sentimos la emoción casi tanto como el propio torero.

Recuerdo aquellas imágenes con la nitidez que te proporciona haberlas disfrutado decenas de veces. Ese gran plano general picado en el que vemos a Julio Aparicio en el centro geométrico del albero y al toro de Alcurrucén cerca de las rayas, mirando hacia el tendido, ajeno al lío que se iba a montar. Esos naturales a cámara lenta pero sin cámara lenta. Esos derechazos de cartel con la mano desmayada. La boca abierta y el rostro lloroso del diestro, «roto, desmadejado» (Manolo Molés dixit) de la emoción al ser consciente, a tiempo real, de que justo en ese momento está haciendo historia. Sabe que está alcanzado un clímax irrepetible y las imágenes nos hacen partícipes de ese éxtasis. La estocada fulminante y el salto de Aparicio, más propio de un futbolista que ha marcado un gol que de un coletudo. El torero en el estribo de la barrera, llorando como un niño chico tras la concesión de las dos orejas. El cruce de impresiones entre el triunfador y el Antonio Chenel, Antoñete: «Maestro, me he acordao de usted», le dice el diestro. Todo ello tuvo un protagonista: Aparicio. Pero había otro detrás de las cámaras: el realizador Víctor Santamaría.

Y hasta aquí quería llegar. Esta semana, Movistar + nos ha anunciado que se jubila Víctor Santamaría, Premio Nacional de Periodismo y Premio Ondas. La del pasado 15 de diciembre en Zaragoza fue, sin previo aviso, su última retransmisión taurina. Él nos hizo ver la fiesta nacional de otra manera. Y también el fútbol y, en general, las retransmisiones deportivas. Es la noticia televisiva de la semana. Porque supone el fin de una era.

Santamaría colocó cámaras donde nadie lo había hecho antes. Por ejemplo, aquellas que corrían por la banda de los campos de fútbol sobre raíles, o las que, incrustadas en el albero, permitían al espectador recibir al toro a portagayola. También exprimió las hiperlentas. Pero no solo fue eso. Era el conjunto en su totalidad. Los planos de todo tipo dialogaban entre sí componiendo un espectáculo de gran belleza.

Convirtió sus retransmisiones en cine cinco estrellas. Nos hizo esperar el partido del Canal Plus de los domingos como si fuese la final de la Copa del Mundo, aunque fuese un partido entre el último y el penúltimo de la tabla. Porque una cosa era el fútbol en el Plus y otra en el resto de los canales. Parecía otro deporte. La música de Desafío total era el maravilloso preludio a más de dos horas y media de espectáculo. Los comentarios de Carlos Martínez y Michael Robinson eran la guinda a aquel conjunto armonioso. No eran pocos los aficionados que entre ir a ver su equipo en directo o seguirlo por el Canal + optaban por esta segunda opción, entendiendo que era más completa.

Y lo mismo ocurría con los toros. Cualquier corrida parecía mejor cuando la realizaba Santamaría y la comentaban Molés y Antoñete.

Desde los años 90 hasta hoy, Santamaría y su equipo han obrado el milagro de convertir nuestro sofá en la butaca más cara del Bernabéu o de Las Ventas.

Así que ahora que se va solo queda decirle lo mismo que Aparicio dijo aquella tarde a Antoñete. Gracias, maestro.

comentarios
tracking