‘El apartamento’: bombines y espejos rotos, una mirada agridulce sobre el amor y la condición humana
Categoría: obra cumbre de la comedia
Jack Lemmon y Shirley MacLaine brillan en este clásico, mezcla a partes iguales de cinismo y ternura, fantástica combinación de comedia y drama, dirigido por Billy Wilder
Actualizada 04:30
Si tu cuerpo ya no está para muchas fiestas, y tu única duda es si te vas a poner el pijama a rayas, o el de lunares, para celebrar la llegada del año nuevo, pero al mismo tiempo tiemblas ante la perspectiva de tragarte otra fastuosa gala televisiva de fin de año, te aconsejo como alternativa ver El apartamento, que viene ni que pintao para estas fechas.
C.C. Baxter (Jack Lemmon) es un buen tipo, currante y algo solitario que trabaja para una gran corporación. Tras hacer un favor personal a uno de sus superiores, descubre que su mejor baza para ascender en la empresa no son sus méritos personales ni laborales, sino el prestar su piso como picadero para las aventuras extraconyugales de sus jefes, y decide seguirles el juego. Al mismo tiempo, Baxter está secretamente enamorado de una encantadora y melancólica ascensorista, Fran Kubelik (Shirley MacLaine), con la que coincide todos los días al ir al trabajo. Es la época de las celebraciones navideñas y de fin de año, y Baxter ve ante sí un futuro prometedor, pero pronto se dará cuenta de que las cosas no son tan sencillas como él se las imaginaba.
Esto, estimados lectores, sería el resumen del arranque de la historia de esta película.
Sin embargo, de lo que realmente nos habla la película es sobre la dignidad del ser humano, y este tema central es lo que la ha convertido en eso que llamamos un clásico intemporal. Lo fácil que es perder la dignidad con tal de trepar en la escala laboral o social, lo difícil que es intentar recuperarla de nuevo, y el precio que a veces hemos de pagar por ello. De paso, nos muestra la fuerza del amor a la hora de superar nuestras mezquindades y transformarnos en la mejor versión de nosotros mismos.
El humorista americano George Carlin dijo una vez que «detrás de cada cínico hay un idealista decepcionado». En el caso de Billy Wilder, creo que tras su aparente cinismo se escondía un romántico incurable, pero resabiado, y esa combinación ayuda a entender el tono de buena parte de su obra. Con un guion que es una auténtica máquina de precisión narrativa, escrito al alimón con I.A.L. Diamond, uno de sus colaboradores habituales, la película de Wilder arraso en los Oscar, y tanto Jack Lemmon como Shirley MacLaine ganaron sendos Globos de Oro y premios BAFTA de ese mismo año por sus interpretaciones como mejor actor y actriz.
La obra cinematográfica cuenta con unos diálogos incisivos y chispeantes, alternando escenas cómicas y momentos dramáticos, y tiene uno de los finales abiertos más elegantes e inteligentes de la historia del cine. Todo un ejemplo de cómo darle la vuelta a uno de los más típicos clichés de Hollywood.
Dada la época en que estamos, creo que no está de más ver de nuevo (o descubrir) esta obra clásica del cine de comedia. Una sabia y entretenida lección del maestro Wilder sobre la importancia de la integridad personal y el poder del amor auténtico. Quién sabe, ahora que estamos en el momento de marcarnos nuevos propósitos, a lo mejor nos sirve de inspiración para el año venidero.
-Puede verse en Filmin y Movistar Plus. Se puede alquilar en Apple TV+, Amazon Prime y Rakuten TV.
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Irma la dulce
Con faldas y a lo loco
Uno, dos, tres
Pedro Lainez es realizador, productor creativo y profesor de la Universidad San Pablo CEU