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Uno de los más queridos se despide de MasterChef 13 en una emotiva gala marcada por la tensión y cocina internacional

Uno de los más queridos se despide de MasterChef 13 en una emotiva gala marcada por la tensión y cocina internacionalTVE

Uno de los más queridos se despide de MasterChef en una gala marcada por la cocina internacional y un ingrediente peculiar

El noveno episodio dejó fuera a uno de los aspirantes más queridos mientras Elena brillaba con una receta dedicada a su hermana fallecida y Gabriela protagonizaba un tenso enfrentamiento con Ismael

Superado ya el ecuador de la decimotercera edición de MasterChef, la presión en las cocinas es máxima. Cada prueba puede suponer el fin del camino para los concursantes, que afrontan cada reto con la conciencia de que un mínimo error puede costar la expulsión. Así le ocurrió a Yago, uno de los aspirantes más valorados, que tras ser eliminado en la prueba de eliminación se marchó manteniendo intacta su actitud positiva: «Vine con una sonrisa y me voy con una sonrisa», expresó al despedirse de sus compañeros.

El episodio arrancó con una dinámica centrada en productos culinarios de diferentes partes del mundo. Los concursantes debían identificar el país de origen de ingredientes procedentes de lugares tan dispares como Japón, Tailandia, Venezuela, Dinamarca, Chipre o China. Yago fue el único en acertarlos todos, ganándose así la ventaja de repartir los productos entre sus compañeros y decidir qué otros ingredientes incluirían en sus cestas. Esta prueba contó con la presencia especial de Hiba Abouk y David Bustamante como invitados, y como premio adicional, el mejor plato sería publicado en el libro del ganador de la edición.

Gabriela y Elena destacaron con propuestas de gran nivel: makis de sepia e hinojo con teja de calabacín, y langostinos al estilo tailandés acompañados de verduras, respectivamente. Finalmente, fue Elena quien se llevó el reconocimiento de los jueces, y no pudo contener las lágrimas al dedicar su triunfo a su hermana Maite, fallecida cuando ambas eran adolescentes. Su emotiva confesión recordó los inicios de su pasión por la cocina en la sociedad gastronómica que había bajo el comercio de sus padres en San Sebastián.

Pepe, Hiba y Bustamante

Pepe, Hiba y BustamanteTVE

La prueba grupal trasladó a los concursantes hasta el Monasterio de Oseira, en la provincia de Ourense, enclave espiritual y punto clave del Camino de Santiago. Allí, debieron cocinar para un grupo de peregrinos, divididos en dos equipos. El rojo, liderado por Ana, y el azul, capitaneado por Ismael. Durante el servicio, se realizó un giro inesperado: un cambio de cocinas que descolocó a los responsables de cada grupo. Ana logró reconducir la situación, pero Ismael se vio sobrepasado. A pesar de que los comensales agradecieron el esfuerzo de ambos equipos, los jueces detectaron mayores fallos en la ejecución del equipo azul.

Antes de comunicar el resultado, un tenso enfrentamiento verbal entre Gabriela e Ismael acaparó la atención. El origen del conflicto se remonta a una decisión anterior de Gabriela de designar nuevamente a Ismael como capitán, lo que él interpretó como una maniobra para perjudicarle. Gabriela negó rotundamente esas intenciones, reclamando respeto y cuestionando ciertos prejuicios que, según expresó, había sufrido por parte de su compañero. «Llevo trabajando desde los 16 años y no tolero que me encasillen por mi apellido o por una imagen de niña rica», afirmó. El diálogo subió de tono, pero los jueces intervinieron para que ambos aspirantes se disculparan y bajaran la tensión.

Finalmente, el equipo rojo fue proclamado vencedor, condenando al azul a la temida prueba de eliminación. A ellos se sumó Ana, que ya arrastraba el delantal negro de la semana anterior.

Un ingrediente muy peculiar

De regreso a las cocinas, los aspirantes enfrentaron un reto singular y poco común: cocinar con ingredientes fermentados con moho, una tendencia en auge en la alta gastronomía. El jurado presentó el rhizopus oligosporus, empleado sobre alubias, y el aspergillus oryzae, cultivado sobre arroz, ingredientes habituales en técnicas como el tempeh y el koji. Para ilustrar las posibilidades creativas de estos hongos, el chef Andoni Luis Aduriz, reconocido con dos estrellas Michelin, ofreció una breve clase magistral.

La calidad general de los platos fue notable. Emilio logró una integración brillante del ingrediente principal, y emocionado recordó a su madre: «Va a alucinar cuando me vea, con siete kilos más y sabiendo cocinar». Ana también convenció al jurado, asegurándose su permanencia. Por el contrario, Ismael, Bea y Yago quedaron expuestos al veredicto final. Finalmente, Yago fue el elegido para abandonar las cocinas.

La marcha del gallego supuso un duro golpe para muchos compañeros, especialmente para Gabriela, quien se mostró profundamente afectada. Pepe Rodríguez subrayó la actitud ejemplar que Yago había mantenido durante todo el concurso. Y él, fiel a su carácter, cerró su paso por MasterChef con palabras de gratitud y buen ánimo: «Estoy muy agradecido por todo. Me voy feliz». Su sonrisa, efectivamente, se convirtió en su sello distintivo.

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