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Sonido de esperanza se estrena en los cines este viernes 20 de junioA Contracorriente Films/European Dreams Factory

Crítica de cine

'Sonido de esperanza', la película con el sello de 'The Chosen' que no deja a ningún niño sin hogar

El filme de Angel Studios (The Chosen), basado en una historia real, relata la demostración de fe de una comunidad que acogió a 77 niños

En la vida hay historias que, si no tuviéramos la certeza de que han sucedido de verdad, las consideraríamos argumentos de películas fantasiosas e inverosímiles. Ese es el caso de Sonido de esperanza, que recrea lo acaecido en el pueblo de Possum Trot, en el Estado de Texas, muy cerca de Louisiana. Todo empieza en la parroquia baptista de Bennett Chapel, pastoreada por el reverendo Martin (Demetrius Grosse). Él está casado con Donna (Nika King) con la que tiene una hija, Dianne, y un hijo discapacitado, Princeton. Tras la muerte de la madre de Donna, una mujer que había criado dieciocho hijos, esta entra en crisis depresiva y no es capaz de superar su duelo. Donna le suplica a Dios una señal para ver la luz, y Dios se la da.

Donna cree que el camino que el Señor le propone es abrir su casa a niños abandonados, de los que el condado anda sobrado. Pero a su marido le parece una locura. Al final de la historia, que obviamente no vamos a desvelar, setenta y siete niños fueron acogidos por familias de la parroquia, dejando la región sin ningún niño desamparado. El lugar sigue siendo hoy un punto de referencia para el mundo del acogimiento y la adopción en Estados Unidos.

La película está dirigida por Joshua Weigel, que además interpreta un pequeño papel para un personaje nada gratificante, el pastor Mark. Detrás del proyecto está Angel Studios, productora conocida por la serie The Chosen. Se trata de una producción espléndida, con un guion maduro y un casting que funciona como una gran coreografía ágil y engrasada. Además de la historia de acogida, es muy interesante ver cómo se presenta una comunidad humana que se convierte realmente en una red de amistad y solidaridad eficaz ante las dificultades que surgen en algunas familias.

Ciertamente, el filme retrata un mundo muy alejado del entorno cultural de un español. Nos zambulle en una comunidad afroamericana rural, de clase más bien baja, absolutamente festiva y góspel, con una expresividad de la fe muy espontánea y carismática. Pero los conflictos son tan humanos y los dramas tan reconocibles que es fácil atravesar esas diferencias culturales. Más le costará entrar al espectador no creyente, dado que la fe cristiana es la principal motivación de los personajes. No es una película dulzona o ingenua, pues muestra todas las aristas de la experiencia acogedora, pero es una cinta inspiradora y llena de alegría y esperanza. Sugerimos esperar a los créditos finales en los que podremos conocer a los auténticos protagonistas y qué ha sido de sus vidas, y cómo están en el presente.

En España hay muchísimos menores tutelados por la administración que viven institucionalizados porque no se encuentran familias de acogida donde crecer como hijos. Por el contrario, cada vez hay más familias que «adoptan» perros y gatos, alentadas por campañas de ayuntamientos y comunidades autónomas. Tanta elocuencia no precisa comentarios.