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Stanley Kubrick, con uno de sus siete gatos

Stanley Kubrick, con uno de sus siete gatos

Cine

La inspiración de Kubrick para 'El resplandor' no fue el libro de Stephen King, sino su gata

El cineasta se llevó la historia a su terreno, dejándose influir por la percepción extrasensorial de su gata Polly

Stanley Kubrick fue una leyenda viviente. Se inventó a sí mismo. Entre tantos directores del clásico sistema de estudios hollywoodiense y una generación formada en las escuelas universitarias, él fue autodidacta. Sus trece largometrajes demuestran no solo su dominación del medio, sino también cómo fue capaz de imponer una consistencia fílmica con su particular visión del mundo. «No copió a nadie, mientras todos nos esforzábamos por imitarlo», dijo de él en una ocasión Steven Spielberg.

La extrema atención por el detalle, el amor por la música clásica, la superación de los límites de la tecnología y las tramas de cualquier tipo de género (bélico, comedia negra, romance, terror, ciencia-ficción) tan atrayentes como desconcertantes podrían ser algunas de las muchas señas identidad de la filmografía de este amante de la fotografía que un buen día decidió probar suerte en el cine con un cortometraje.

Su meticulosidad absoluta le llevó a ser definido a menudo como alguien frío, calculador, perfeccionista y obsesivo. Sin embargo, hay un aspecto de su personalidad igual o más importante, que pasa desapercibido y que, sin embargo, permite explicar todos sus proyectos cinematográficos: era un amante de los gatos. A menudo los llevaba a los rodajes y siempre le acompañaban en la sala de montaje para poder recuperar el tiempo perdido que no había podido pasar con ellos mientras rodaba.

Tal era su obsesión por los felinos que cuando tuvo que trasladarse a Irlanda para el rodaje de Barry Lindon le dejó a su hija Katharina 37 páginas de instrucciones sobre cómo debía cuidarlos. «Tengo una esposa, tres hijas, tres perros y siete gatos. No soy como Franz Kafka, un solitario que sufre», apuntó en una entrevista.

El cineasta fue tan puntilloso que previo cualquier tipo de contingencia, incluso una posible pelea entre dos de ellos, Freddie y Leo (padre e hijo): «Si tuviese lugar una pelea entre Freddie y Leo, la única forma de intervenir en ella es tirarles agua encima. Intenta coger a Freddie y sal corriendo con él de la habitación. No intentes coger a Leo», escribió. «Como alternativa, si abres una puerta, deja que Freddie salga y escape de Leo corriendo. Pero si se queda atrapado en un lugar donde no puedes separarlos, sigue tirando agua, gritando, chillando, dando saltos arriba y abajo y distrayéndoles moviendo camisas, toallas...».

El resplandor

Fotograma de El resplandor

La sintonía que tenía con sus gatos fue tal que incluso le influyó en sus películas. Y no solo por las evidentes referencias a cada uno de ellos en planos sueltos, sino por cómo inspiraron a sus tramas y su percepción de lo sobrenatural.

«Siempre me ha interesado la percepción extrasensorial y lo paranormal. Además de los experimentos científicos que se han realizado, que sugieren que estamos a punto de obtener una prueba concluyente de su existencia, estoy seguro de que todos hemos tenido la experiencia de abrir un libro por la página exacta que buscamos o de pensar en un amigo un momento antes de que nos llame», explicó en una entrevista.

Shelley Duvall, en un fotograma de 'El resplandor'

Shelley Duvall, en El resplandor

En este sentido, fue la conexión de su gata con el mundo sobrenatural lo que le dio la idea de adaptar El Resplandor, de Stephen King. «Tengo una gata de pelo largo, llamada Polly. A menudo se hace nudos que tengo que peinar o cortar con tijeras», reconoció. «Ella lo odia, y en docenas de ocasiones, mientras la acariciaba y pensaba que los nudos estaban lo suficientemente mal como para hacer algo al respecto, de repente se escondía debajo de la cama antes de que yo hiciera el más mínimo movimiento para buscar un peine o unas tijeras».

Su temprana fascinación por los supuestos poderes psíquicos de Polly y lo sobrenatural quizás sembró las bases para una película que explora muchos de estos elementos paranormales bajo el techo del Hotel Overlook. Y es que, aunque está basado en el libro de Stephen King, Kubrick se atrevió a modificar bastante su argumento.

Aunque el filme está dirigido con cierta maestría técnica, en opinión del escritor, Kubrick crea especulaciones inciertas con inconsistencias, ambigüedades o símbolos que no aparecen en las páginas originales. Llegó a expresar que un fan que espera ver una adaptación fiel de una de las novelas más aclamadas y definitorias del autor se queda completamente decepcionado. Por no hablar de que el laureado cineasta decidió cambiar el final e incluir más de un asesinato por el simple hecho de ser una película de terror.

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