Esta es la mejor banda sonora del cine, según los lectores de El Debate

«Nunca me gustó la música de cine por muy buena que sea y normalmente no lo es, salvo quizás algún tramo de ocho minutos aquí y allá». Que lo diga cualquier cinéfilo puede tener o no su fundamento, pero si es John Williams quien lo hace ya son palabras mayores.

A sus 93 años, cinco Premios Oscar y 54 nominaciones a estos galardones, el que es uno de los compositores más emblemáticos del cine ha reconocido que no le gustan las bandas sonoras. Y eso que es el creador de leitmotivs memorables como el del tiburón o el aventurero arqueólogo de Steven Spielberg. Dos películas que, según los lectores de El Debate en la encuesta que hemos planteado esta semana, no tienen la mejor música de la historia, aunque curiosamente la elegida por ellos es una compuesta por Williams: Star Wars.

La saga de George Lucas es una de las más emblemáticas y perdurables, atravesando generaciones y moldeando el panorama de las grandes producción cinematográficas. Desde sus innovadores efectos visuales hasta sus personajes atemporales, las nueve películas que la componen han ido cautivando al público durante más de cinco décadas. Eso sí, de entre todos los elementos que definen a Star Wars, pocos son tan universalmente venerados como su música.

Un 12,06 % de lectores opina que las legendarias partituras de John Williams han sido el alma de la saga, realzando sus batallas más emocionantes. Su genialidad reside en tejer letimotivs en un tapiz cinematográfico tan rico que incluso las variaciones más pequeñas resultan monumentales.

Y eso que Lucas quería una banda sonora clásica que no eclipsase la trama, pero la profundidad, variedad, tensión y orquestación de esta suerte de ópera espacial la hacen absolutamente magistral, inolvidable e icónica. Melodías como La marcha imperial, el tema de la Princesa Leia o el de Yoda perviven en nuestra memoria y la impregnan de nostalgia.

Pisándole los talones con un digno 11,1 %, está La misión. En lo que respecta al mundo del cine, el drama colonial de Roland Joffé sobre una misión jesuita en tierras guaraníes en el siglo XVIII podría haber caído en el olvido como una película histórica más.

Sin embargo, debe gran parte de su popularidad –sin desmerecer la interpretación de Jeremy Irons– a Enio Morricone. El creador de más de 400 partituras como El bueno, el feo y el malo o Cinema paradiso –ambas en la lista– consiguió que el legado de la trama perviviese a lo largo de los años. El oboe de Gabriel, el tema principal de la película, escrito en un estilo posrenacentista y lleno de ornamentación, funciona como símbolo de cómo los indígenas aceptan a la Compañía de Jesús.

Completando el podio con un 7,31 %, una música sin la que no se puede entender la historia del cine: El Padrino, de Nino Rota, conocido no solo por esta banda sonora memorable, sino por colaborar con Fellini, para quien compuso obras para La Strada, Las noches de Cabiria y 8 ½.

Pero, claro, nada comparable a la epopeya de la familia Corleone, el poderoso clan de la mafia estadounidense. Su tema principal, conocido como El vals de El Padrino, es una melodía inquietante interpretada por una trompeta solista que vemos –o más bien oímos–al comienzo de la primera película y se repite de forma recurrente a lo largo de toda la trilogía con diferentes variaciones y arreglos.

El punto de unión entre todos ellos es que la melodía parece ser una extensión de los pensamientos de Vito Corleone, el anciano patriarca, interpretado por Marlon Brando. La trompeta representa su voz, su autoridad y su legado. Cuando este ya no está, funciona como símbolo de nostalgia y añoranza por un pasado más sencillo que se desvanece ante la violencia y la corrupción de la famiglia.

Le siguen y completan los diez primeros puestos otras obras maestras como Gladiator (6,28 %), El bueno, el feo y el malo (5,96 %), El señor de los Anillos (5,43 %), Doctor Zhivago (4.68), Memorias de África (4,36 %), Cinema paradiso (3,97 %) y El último mohicano (3,69 %).