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Grace Kelly

Grace Kelly

Cine

La película que Grace Kelly estuvo a punto de protagonizar cuando ya era Princesa de Mónaco

Fue en la década de los 60 y a propuesta de uno de los directores con los que más había trabajado

A finales de 1962, la que fuera una de las estrellas de cine más rutilantes de la década de los 50, Grace Kelly, había abandonado Hollywood hacía más de seis años. En abril de 1956, la actriz se había convertido en la Princesa Gracia de Mónaco al casarse con Rainiero III, al que había conocido un año antes en el Festival de Cine de Cannes.

El cuento de hadas de la actriz había llenado las portadas de las revistas y periódicos de todo el mundo desde su llegada al principado ante 20.000 personas y 400 periodistas. Acostumbrada a la fama y la exposición pública, aquello no le costó. Se sentía cómoda en los posados y hablando ante los medios, pero cuando el revuelo de los primeros meses y años pasó, y después del nacimiento de sus dos primeros hijos, Carolina y Alberto, el ostentoso Palacio Grimaldi se le empezó a quedar pequeño. Varias biografías de la princesa destacan que durante años luchó contra una profunda infelicidad, que atravesó largos periodos de tristeza y soledad y que sufrió varias depresiones.

Grace Kelly y Cary Grant en Atrapa un ladrón

Grace Kelly y Cary Grant en Atrapa un ladrón

Por eso, cuando en 1962, la todavía joven y bellísima actriz de 33 años tuvo la oportunidad volver a la interpretación, vio el cielo abierto ante sí. Y el artífice fue Alfred Hitchcock.

Grace Kelly y el eterno maestro del suspense habían trabajado juntos en tres ocasiones: Crimen perfecto y La ventana indiscreta en 1954 y Atrapa a un ladrón al año siguiente. La actriz, considerada una de las musas más adoradas del director, siempre habló maravillas sobre él y sobre cómo la trataba en el set de rodaje con declaraciones del estilo «siempre fue muy decoroso conmigo» o «era fantástico en todo momento». Por eso, cuando después de seis años de matrimonio y retirada del cine, el agente que había tenido Grace Kelly en Nueva York y que aún conservaba la llamó para decirle que tenía un guion para ella de parte de Alfred Hitchcock, le pidió que se lo mandara inmediatamente.

Basado en la novela de Winston Graham, el director acompañó el texto con una nota en la que le hacía un ofrecimiento contundente: «Te necesito, Grace, estoy preparando una película que se va a titular Marnie. Tienes que interpretarla. El papel está escrito y pensado para ti».

Ella no lo dudó y aceptó la oferta. Pero su vuelta al cine no podía a ser así de fácil sobre todo por el personaje en sí mismo, y es que cuando le contó a su marido que Marnie era una cleptómana con problemas psicológicos y traumas sexuales, el príncipe se sintió obligado a consultarlo con sus asesores.

Grace Kelly

Grace Kelly

El Consejo de Estado y figuras cercanas a Rainiero consideraron que un regreso al cine de su princesa soberana bajo estas premisas iba a ser motivo de un gran escándalo, provocaría el rechazo del público y dañaría la imagen del principado. Y aunque oficialmente el príncipe nunca prohibió a su mujer aceptar el papel, sí le «aconsejó» no hacerlo por «prudencia».

Así que Gracia de Mónaco, desolada, escribió a su mentor y amigo: «Querido Hitch, es desgarrador para mí tener que dejar la película. Estaba tan emocionada de hacerla, y particularmente de trabajar contigo otra vez». Y, con estas palabras, decía adiós para siempre a Grace Kelly.

Uno de los biógrafos del cineasta relató que el director se sintió más dolido que enfadado por la decisión de una de sus actrices favoritas y que jamás olvidaría la «pasión» que había invertido durante tantas semanas en el proyecto con ella al frente para haber sido rechazado «de manera tan abrupta».

Después de aquello, Alfred Hitchcock ofreció el papel de Marnie, la ladrona a la actriz con la que estaba trabajando en ese momento en Los pájaros, Tippi Hedren, y para el papel masculino pensó en Sean Connery que, por aquel entonces, ya era un actor mundialmente conocido por sus dos películas de James Bond, Agente 007 contra el Dr. No y Desde Rusia con amor. El motivo fue más estratégico que artístico, pues tras la negativa de Grace Kelly, Hitchcock quería garantizar el éxito de taquilla con, al menos, una estrella en el cartel y, antes del estreno de Los pájaros, Tippi Hedren todavía no lo era. Así que con Connery como apuesta segura, se puso manos a la obra en la preproducción de la que iba a ser su tercera película de la década de los 60.

La salida de Kelly del proyecto empujó a Hitchcock a llevar el guion hacia lugares más oscuros, sexualizados y violentos mostrando un personaje mucho más perturbado psicológicamente. Y pese a la decepción inicial por la negativa de su musa, el director acabaría considerando Marnie, la ladrona como una de sus creaciones más personales e interesantes, aunque debido a su enorme componente psicológico, no fue entendida inicialmente. De hecho, fue la película con que hizo menor recaudación desde Vértigo en 1958, otra de sus películas más psicológicas, si no la más.

Hitchcock siempre valoró el trabajo y los matices que le dio Tippi Hedren al personaje, pero no podemos dejar de preguntarnos qué habría sido de esta película y esta Marnie con una actriz tan maravillosa, elegante, distinguida y lánguida como Grace Kelly.

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