Fundado en 1910

27 de abril de 2024

Museo Guggenheim de Bilbao

Museo Guggenheim de Bilbao

25 años del Guggenheim, el museo que puso a Bilbao en el mapa del mundo

La ubicación del famoso edificio en la ciudad cambió su rumbo, la transformó y la convirtió en un destino moderno y de referencia

El arquitecto estadounidense Frank Gehry cambió la visión de la arquitectura con el Museo Guggenheim de Bilbao en 1997. Cambió la visión de la arquitectura y la de la capital vizcaína en el mundo, que apareció como un punto brillante y moderno en la antaño gris y anclada en el tiempo ría que conduce suavemente hasta el Cantábrico al río Nervión y al Ibaizábal.
El símbolo de una nueva era que cumple años redondos por fuera y por dentro, limpiando las aguas y remozando sus orillas, atrayendo a visitantes de todo el mundo en estas dos décadas y media y batiendo récords de visitas a un museo con las recientes, e inéditas para una pinacoteca, Motorcycles, destinada a las motos, y Motion, Autos, Art, Architecture, a los coches.
El fulgor del edificio casi como un Dorado en las mismas tierras del Zalacaín de Baroja: el efecto de metales sutilmente retorcidos, planchas de titanio como una nave espacial aterrizada para siempre entre los caseríos. 24.000 m² en 19 galerías.
Tercera franquicia de la familia Guggenheim, coleccionistas, patronos y promotores del arte moderno, tras Nueva York (obra de otro Frank, Lloyd Wright) y Venecia, en el palacio de la heredera Peggy (que tendrá una cuarta en Abu Dabi), planea desde hace tiempo sobre sus chapas y cortinas de cristal una ampliación en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.
'Puppy', de Jeff Koons, en la entrada del museo

'Puppy', de Jeff Koons, en la entrada del museo

Vigilado en su exterior por Mama, la araña gigante de Louise Bourgeois, y por Puppy, de Jeff Koons, alberga exposiciones temporales procedentes de Nueva York y otras piezas prestadas de otras colecciones. El gran árbol y el ojo, de Anish Kapoor, lo decoran todo el año, igual que los Tulipanes, también de Koons, obras de arte contemporáneo que siguen llegando, completando, rellenando y rodeando para quedarse (como el pueblo a un castillo) el edificio futurista que se acogió con una mezcla de recelo y admiración y ya cumple un cuarto de siglo.
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