El actor Paul Newman fotografiado en Venecia
Autobiografía autorizada
Paul Newman, el hombre corriente tan guapo que se cansó de ser un objeto decorativo
Libros Cúpula presenta la primera autobiografía del actor, La Extraordinaria Vida de un Hombre Corriente, dictada después de escuchar todo lo que las personas importantes de su vida tenían que decir sobre él
Paul Newman dijo que La Extraordinaria Vida de un Hombre Corriente surgió porque quería explicarle a sus hijos quién era. Pero es posible que también quisiera explicarse a sí mismo quién era. Como si la bella carcasa lo ocultase todo, lo bueno y lo malo, con su brillo. El actor de Ohio aseguraba que nada de lo que se sabía sobre él era cierto.
Para empezar, que nunca disfrutó de la actuación, una revelación demasiado corriente, y para continuar que bebía, otra cosa aún más corriente, para paliar la ausencia de emoción que le producían las cámaras y las tablas. En el origen fue modelo, otra historia corriente de actor –como la de ¿el intérprete más guapo del mundo?– que no se sentía atractivo hasta que conoció a su segunda y definitiva mujer, Joanne Woodward.
Joanne Woodward y Paul Newman
Revela el ganador del Oscar por El Color del Dinero en 1987, de Martin Scorsese, coprotagonizada por un incipiente Tom Cruise, que su matrimonio modelo y su relación discreta con la actriz ganadora del Oscar en 1957 (treinta años antes de que lo consiguiera al fin su marido) por Las Tres Caras de Eva, se sostuvo en una lujuria inicial a la que dieron rienda suelta en toda clase de lugares.
Revelaciones sorpresa, escandalosas para muchos, no tanto por lo que cuentan sino por la misma sorpresa, como corresponde a toda buena autobiografía, sobre todo después de los retales en forma de películas con los que el espectador se hace una idea del hombre que resulta ser un licencioso hombre corriente.
'La Extraordinaria Vida de un Hombre Corriente'
El hombre corriente que antes de Marcado por el Odio, el filme que iba a protagonizar James Dean, también sustituyó al muerto en accidente de coche protagonista de Rebelde sin Causa en una película para televisión llamada The Battler, otra historia de un boxeador, basada en un relato de Hemingway y dirigida por Arthur Penn.
El hombre corriente que denuncia a «esa gente que solo sabe hablar de mis ojos azules y del resto de mi apariencia externa». El hombre corriente que reivindica su normalidad interna. Me Duele la Cara de ser tan Guapo, cantaban Los Inhumanos casi a propósito. Pero a Newman no le dolía la cara sino el espíritu. Quizá nunca más que cuando murió su único hijo varón, Scott, por una sobredosis accidental de droga:
«Ojalá alguien me hubiese ofrecido alguna vez una definición clara de la palabra «paciencia»; fui tan impaciente conmigo mismo que no es ninguna sorpresa que lo fuese tanto con los demás. Algo terrible y de lo que no podré recuperarme nunca. ¿Podría haber hecho algo por Scott? ¿Podría haberle inculcado otros valores y aspiraciones, haberle asegurado que no tenía por qué impresionarme...? (...) Ojalá hubiese sido capaz de decirle todo eso».
Grabaciones por orden cronológico
Un hombre corriente sin paciencia y con un miedo aterrador a ponerse delante del público. Trescientas páginas sobre un hombre corriente que le contó su historia a su amigo Stewart Stern, guionista de películas como Rebelde sin Causa o Raquel, Raquel, dirigida por el propio Newman, entre 1986 y 1991. Grabaciones reestructuradas en orden cronológico que salen a la luz para mostrarnos al hombre corriente que fue Paul Newman.
El actor Paul Newman
El «Pinocho» de su madre. «El que salió mal». El hombre corriente que confesó tratar de «desentrañar mi propio corazón y mis deseos de los del resto de aquellos que me rodean y que están seguros de contar con todas las respuestas». El hombre corriente que no quería más que contar «la historia de un chico que acabó siendo un objeto decorativo», hasta para «su propia madre, para su propio hogar, admirado únicamente por su naturaleza decorativa».
Comentarios
