Unas fechas en que Roma vuelve a estar presente en las vidas de los españoles, sean o no creyentes. Porque, al conmemorarse la muerte del fundador del cristianismo –a Jesús de Nazareth nos referimos, aunque algunos aseguran que todo es un quilombo organizado por un tal Saulo de Tarso–, resuenan esas palabras del Credo: Crucifixus etiam pro nobis sub Pontio Pilato. Legionarios que torturaron y ejecutaron al Nazareno y se echaron su túnica a suertes
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