El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, en el Congreso
Cinco libros que Bolaños debería leer antes de ponerse a recomendar a los demás
Sócrates, Platón y Aristóteles para establecer una base sólida, Maquiavelo para crecer y un poco de contemporaneidad para no alejarse de la realidad
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, gerente de la amnistía de la vergüenza histórica española, recomendó ayer con tono de desprecio en el Congreso a su rival político Miguel Tellado, del Partido Popular, que expresamente leyera Manual de literatura para caníbales de Rafael Reig, intentando reflejar una supuesta incultura o ausencia de lecturas del portavoz popular.
La desfachatez política del ministro amnistiador de delincuentes, valido de turno de Sánchez, que eligió un compendio para hacerse fuerte en conocimientos literarios, supera desde luego los afanes recomendadores del ministro. Una desfachatez política que bien merece, casi como premio a sus ansias, como mínimo este repóker de recomendaciones de vuelta.
'La República' de Platón
Para empezar, el centro de los tres grandes pensadores de la tradición filosófica europea, a un lado Sócrates y al otro Aristóteles. Platón reflexiona en La República sobre la justicia a través de los diálogos y conversaciones de Sócrates con otros pensadores como Polermaco, Glaucón o Adimanto. Podría Bolaños imaginarse uno de ellos y descubrir las características del hombre justo e injusto, o imbuirse en la idea del rey-filósofo que quiere sacar al pueblo de la ignorancia en vez de sumirle en ella. O conocer las diferencias entre la democracia y la tiranía, el gobierno del tirano que se caracteriza por buscar cualquier medio para poder alcanzar sus deseos.
La República de Platón
'Política' de Aristóteles
Quizá el ministro de la Presidencia se sorprendería al comprobar que Aristóteles pensaba que la mejor forma de gobierno es la que busca el bien común (y no el bien de Sánchez) y el equilibrio entre los distintos intereses de la sociedad. También que la virtud es el único medio para conseguir una sociedad justa o que la ética no puede separarse de la justicia: ética y justicia para crear una sociedad virtuosa. Lo contrario de virtuoso es deshonesto, injusto o vicioso.
'Rebelión en la granja' de George Orwell
Uno de los protagonistas de Rebelión en la granja es un cerdo llamado Napoleón, el líder de la revolución animalista al que el poder se le subió a la cabeza y terminó utilizándolo para obtener beneficios personales. A Bolaños le debe de sonar esto. Porque mudarse a la casa de los granjeros es casi como veranear en La Mareta o en Doñana o empezar usando el Falcon para ver a los Killers. Un libro fundamental también para entender el totalitarismo comunista gracias al cual gobierna Sánchez.
'El príncipe' de Maquiavelo
Es posible que la parte en la que el filósofo renacentista escribe sobre que las decisiones y las acciones del príncipe no responden por lo general ni necesariamente a la moral sino a las leyes del poder le suene a Bolaños. También que el principal fin de la política es conservar el poder, a ser posible detentándolo de forma absoluta. Maquiavelo prefiere la avaricia a la generosidad y considera más práctica para el gobernante la crueldad que la compasión. Todo esto sí parecen haberlo leído Bolaños y Sánchez, no así la parte en que se dice que el príncipe ha de evitar ser odiado o menospreciado, como no así parece que haya comprendido, de ahí la necesidad de su relectura (en el caso de que lo haya leído y lo que acontece no es un impulso natural), el mensaje positivo que se esconde entre sus páginas más allá del tópico del maquiavelismo.
Rebelión en la granja de George Orwell
'El engaño populista. Por qué se arruinan nuestras países y cómo rescatarlos' de Alex Kaiser y Gloria Álvarez
Una recomendación contemporánea para el ministro para que no se ahogue en tanto clasicismo. Basado en los gobiernos populistas de América Latina, un camino que Bolaños y su Gobierno parece mirar con buenos ojos, El engaño populista habla sobre el intervencionismo estatal y las consecuencias de pobreza, inflación y corrupción que acarrea. Explica la adoración por el Estado y el desprecio de la libertad individual, su querencia al igualitarismo y el odio al liberalismo casi como espejo de la realidad española que Bolaños no ve, o seguramente sí, mientras se permite recomendar lecturas a sus rivales políticos.
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